Tegucigalpa (Especial Proceso Digital/Por Alejandro García) – Surgieron como las primeras grandes opciones al bipartidismo tradicional representado por las centenarias instituciones partidarias Nacional y Liberal. Los partidos Innovación y Unidad-Social Demócrata (Pinu-SD), Demócrata Cristiano y Unificación Democrática (UD), esperanzadores en los inicios, pero frustrantes en el devenir del tiempo.
Los tres partidos llamados posteriormente en términos despectivos como “bonsái”, debido a lo pequeño de su caudal electoral, nunca lograron salir de los salones de las pequeñas burguesías y elites intelectuales de las ciudades e implantarse en barrios y colonias de las ciudades y menos penetrar en las comunidades del interior del país.
Sus pequeñas representaciones parlamentarias a inicios de los años de la actual democracia fueron lo mejor que ha tenido el parlamento, pero nunca lograron parar las maquinarias de los dos grandes partidos que se alternaban en el poder.
Posteriormente se plegaron a los intereses del poder y la población recuerda la posición de partido “bisagra” o de acomodamiento que jugó primero la Democracia Cristiana y luego Unificación Democrática en los gobiernos liberales y nacionalistas.
Lo anterior representó un fuerte desgaste político, ya que de ser alternativas políticas pasaron a convertirse en colaboradores de las grandes agrupaciones, especialmente para complementar la mayoría en el parlamento o lograr el control del mismo.
Con el transcurso de los años y de los comicios generales, los tres partidos políticos pequeños han ido perdiendo fuerza y relevancia política, así como en el respaldo ciudadano al momento de ejercer el sufragio.
Estos partidos fundados en las últimas décadas del siglo pasado no pudieron consolidarse con el electorado, perdiendo fuerza y teniendo la misma percepción de no tener posibilidades de crecer a futuro.
Incluso, expertos consultados por Proceso Digital consideran que estas tres instituciones tienen la misma valoración electoral que los nuevos partidos políticos.
En la actualidad, estas tres instituciones fueron superadas con creces por el Partido Libertad y Refundación (Libre), fundado el 26 de julio de 2011, que se convirtió en una fuerza política que rompió el bipartidismo tradicional.
La irrupción de Libre en la escena política hizo mella en el tradicional bipartidismo y se convirtió en la principal fuerza de ideología de izquierda, superando al Pinu-SD, a la DC y la UD.
Pinu-SD sin presidenciables
El presente del Pinu-SD no es alentador, pese a que actualmente posee cuatro diputados en el Congreso Nacional, tres aspiran a reelegirse, pero con el Partido Salvador de Honduras (PSH): Luis Redondo, Tomás Ramírez y David Reyes.
Mientras que su jefa de bancada Doris Gutiérrez, aspira como designada presidencial por Libre.
Tres de los diputados en realidad formaban parte del Partido Anticorrupción fundado por Salvador Nasralla, pero al perder el control del mismo y participar en los comicios del 2017 en alianza con Libre, muchos de los aspirantes utilizaron al Pinu-SD como su vehículo para llegar al Parlamento.
Mientras que Gutiérrez ya había sido diputada por el Pinu-SD, aunque su primera incursión legislativa fue por medio de UD.
El Pinu-SD lleva ya dos periodos electorales consecutivos sin presentar candidato presidencial propio, lo que hace que su marca se vaya diluyendo.
En la edición de 2017, el Pinu-SD, tenía como candidato a Guillermo Valle, pero decidió irse en alianza con Libre y Salvador Nasralla como su presidenciable.
Para el presente año, el Pinu-SD mediante Doris Gutiérrez volvió a aliarse con Salvador Nasralla creando la Unión Nacional Opositora de Honduras (UNOH), siendo Nasralla el presidenciable y la diputada su aspirante a designada.
No obstante, el 13 de octubre, la UNOH determinó hacer una alianza de hecho con Libre a nivel presidencial, siendo Xiomara Castro la presidenciable, siendo Nasralla y Gutiérrez designados.
Lejos quedaron los sueños de sus fundadores Miguel Andonie Fernández, Enrique Aguilar Paz, Yolando Vargas, entre otros, en 1970, de ser la una opción y poder conducir a Honduras a otros estadios de desarrollo.
Otros notables dirigentes en el Pinu-SD fueron Toribio Aguilera, Olban Valladares, German Leitzelar y Carlos Sosa Coello.
Tras medio siglo de existencia el Pinu-SD languidece, sin cuadros renovados y una juventud distante.
Incertidumbre en la DC
El partido Democracia Cristiana fue fundado como movimiento en 1968, fue el 15 de julio de 1980 cuando logró su inscripción como partido político.
Con el apoyo de la Iglesia Católica y de sus movimientos de base, estuvo vinculado en sus inicios a la lucha campesina por la tierra, a tal grado que muchos de sus militantes y dirigentes locales fueron perseguidos por el aparato de seguridad del Estado.
Famosa es su participación en la Marcha contra el hambre que finalmente derivó en la masacre de Los Horcones en 1975, cuando en Juticalpa, Olancho las fuerzas del orden y terratenientes reprimieron a campesinos y líderes religiosos con su detención y posterior asesinato.
Sus líderes iniciales como el doctor Hernán Corrales Padilla buscaron expandir la base democristiana, pero sus sucesores se acomodaron al poder y pusieron al servicio del mismo la influencia de la agrupación y sus pequeñas bases parlamentarias.
Son figuras destacadas en la Democracia Cristiana Alfredo Landaverde, Efraín Díaz Arrivillaga, Mario Orlando Iriarte, Benjamín Santos y Lucas Aguilera, único de ellos vigente políticamente.
Actualmente la agrupación propone como su candidato presidencial a Carlos Mauricio Portillo, quien fue el último de los contendientes en sumarse en la carrera por la presidencia.
La primera candidata era la exdesignada presidencial, Lorena Herrera, tras una unión con el movimiento “Todos por el Cambio” del expresidente Porfirio Lobo Sosa (2010-2014).
Sin embargo, Herrera renunció el 8 de julio, a más de cuatro meses para las generales, alegando falta de apoyo e injusticia en el proceso electoral.
Recientemente el candidato Carlos Mauricio Portillo manifestó la posibilidad de retirar su candidatura presidencial por dificultades internas.
UD sin su signo ideológico
Por su lado el partido Unificación Democrática (UD) surgió de la agrupación de los viejos movimientos de la izquierda hondureña que fueron golpeados severamente durante la llamada guerra fría en las décadas 80 y 90 del siglo pasado.
El expresidente Rafael Leonardo Callejas (1990-1994), en cumplimiento de los Acuerdos de Esquipulas que permitieron la pacificación de Centroamérica, le otorgó a los grupos de izquierda su condición de actores políticos en la región, favoreciendo e el retorno de los líderes de varios grupos guerrilleros hondureños, así como de otras fuerzas de izquierda.
Callejas tramitó en el Congreso Nacional la autorización para el reconocimiento de la UD como fuerza política legal.
Fueron candidatos presidenciales de la agrupación Matías Funes, Juan Almendares y César Ham, entre otros.
La UD también ha tenido como diputados a Matías Funes, César Ham, Juan Barahona, Doris Gutiérrez, Marvin Ponce y Rafael Alegría.
Muchos de su militancia y dirigentes migraron a Libre cuando se fundó esta agrupación, dejando a la UD sin su poca fuerza electoral.
Desde el mandato de Ham se le acusó de favorecer primero al gobierno de Manuel Zelaya y posteriormente a las administraciones nacionalistas.
No tendrán relevancia
El sociólogo Eugenio Sosa analizó que los tres partidos políticos nunca pudieron consolidarse, argumentando que éstos jamás entendieron al elector.
“Relevancia no se les ve en perspectiva a futuro, ya tienen varios años y no han podido entender al electorado hondureño”, dijo a Proceso Digital.
Consideró que el Pinu-SD es un partido que ha sufrido golpes institucionales pese a que trata de mantener una línea ideológica, social demócrata.
Sosa puntualizó que el Pinu-SD no ha sabido moverse entre las alianzas que ha realizado en los últimos comicios y que tampoco reclama más participación.
Mientras que en el caso de la UD, el sociólogo arguyó que la institución nunca creció y que se ha desconfigurado ideológicamente hasta el punto de no tener personalidad ni carácter.
Recriminó que la UD es un partido donde un dirigente se sale, regresa y vuelve a retirarse por quien le ofrece una cuota de poder.
El sociólogo recordó que la alianza de la UD con el partido Faper no le dejó cosas buenas.
Sin consolidación
Mientras que el sociólogo Julio Navarro remarcó que la UD, Pinu-SD y la Democracia Cristiana no lograron consolidarse y poseen la misma valoración electoral que los nuevos partidos políticos.
“Tienen la misma valoración electoral con relación a los otros partidos surgidos del 2009 para acá, ellos no pudieron consolidarse en un sector importante del elector”, declaró.
Navarro calificó que el 28 de noviembre, estos tres partidos tienen la posibilidad de aumentar su caudal electoral ganando algunas diputaciones.
Expresó que los partidos pequeños son los grandes perdedores con la polarización del tripartidismo político.
El catedrático indicó que estos tres partidos tendrán dificultades para ganar una diputación en departamentos donde “hay mayor generosidad del voto independiente”.
A su criterio, predijo que solo el Pinu-SD puede conseguir dos diputados en el próximo Congreso Nacional, junto a la Alianza Patriótica de Honduras (APH).
(AG)