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El padre Ferdinando Castriotti, un ángel afincado en El Paraíso

Tegucigalpa (Por Jorge Sierra) – Con un poco más de una década de permanecer en la ciudad de El Paraíso, El Paraíso, el padre Ferdinando Castriotti se ha convertido en un ángel en esa zona del oriente de Honduras.

– En 2012 el Congreso Nacional le otorgó la nacionalidad hondureña y pese a ser un padre joven (53 años) son muchas las cosas que ha hecho ya en este país centroamericano que lo acogió luego de un periplo por África.

– Los problemas siempre son una oportunidad para ayudar a los que necesitan. Honduras tiene muchas cosas bellas y el hondureño tiene más capacidad que la media mundial, resaltó.

– Funge actualmente como presidente de la Fundación Alivio del Sufrimiento, que tiene en funcionamiento más de una docena de proyectos encaminados a beneficiar a jóvenes, adultos, niños y mujeres abusadas, entre otros.

En entrevista con Proceso Digital, el cura caviló que los hondureños tienen una capacidad muy superior a la media, por lo que insinuó que ese talento no debe ser gastado perdiendo el tiempo en politiquería. “Aquí muchas veces se pelea por cosas inútiles, como dice la canción aquí hay más iglesias que niños felices porque muchos son puros habladores y no trabajadores. Honduras tiene muchas cosas bellas, nuestra inteligencia, nuestra sonrisa y nuestro corazón lo podemos ocupar para levantarnos día tras día porque este país merece una mejor condición”, recapacitó.

Castriotti, de nacionalidad italiana, funge actualmente como presidente de la Fundación Alivio del Sufrimiento que tiene en funcionamiento más de una docena de proyectos que, de manera directa, beneficia a un promedio de 34 mil 677 personas en los municipios del departamento de El Paraíso y otros e indirectamente a más del doble de personas a través del apoyo a instituciones de servicios de la zona.

Fotos del álbum familiar cuando era un niño y sus primeros años en su natal Italia.

Nacido el 3 de marzo de 1969 en el municipio de Venosa, al sur de Italia, en la provincia de Potenza (Basilicata), 53 años han pasado de ese momento y de su niñez recuerda la migración que enfrentaba su pueblo. “Mi barrio era bien humilde, pero bien tranquilo, era una convivencia como en familia”, conmemoró.

Su padre, un emprendedor de la construcción, mientras su madre lo hacía en la escuela, todo era tranquilidad. “En mi caso, fui a la escuela pública como todos los niños, no fuimos a la escuela privada porque en Italia casi no hay y los establecimientos públicos tienen un nivel bien alto, eso ayuda además para que todos los chicos de la misma edad se conozcan desde temprana edad”.

Con sus padres, hermanos y hermanas, además de su sobrina.

Pasión por el fútbol

El padre Castriotti practicó fútbol desde niño y lo hizo, porque aparte de ser una pasión, también significaba la posibilidad de agenciarse dinero para llevar a la casa, aunque su familia nunca estuvo de acuerdo porque descuidaría su carrera de sacerdote.

Jugó en tercera división con la Associazione Sportiva Melfi e integró otros clubes hasta la edad de 24 años, pero tras una lesión en su rodilla optó por practicar el waterpolo aunque de una forma no profesional, sino por gusto al deporte.

En Italia es aficionado de la Juventus y en Honduras es hincha del Motagua. Siempre se mantiene al tanto de los partidos que involucran a estas dos escuadras de sus simpatías.

Contó que está viviendo la pasión del Mundial Qatar 2022, siendo la escuadra de Japón -eliminado en octavos de final- la que más lo impresionó por su doctrina para jugar fútbol, “me gustó por su forma educativa, como ejemplo y también en la práctica del fútbol, sin embargo técnicamente me pareció a Brasil el equipo mejor preparado -eliminado en cuartos de final-”.

Con su hija adoptiva en Chad.

En broma y en serio caviló que Italia ganará su pentacampeonato mundial cuando organice de nuevo un Mundial de Fútbol, y además que Honduras asista a esa justa mundialista.

Confesó que conoció por primera vez el nombre de Honduras en 1982 durante su participación en el Mundial de España y que por cierto Italia levantó la copa.

“Como la mayoría de los jugadores de Honduras eran negritos, yo estaba convencido que quedaba en África, y cuando me dijeron dónde quería ir y como había estado 11 años en África, además conocía el francés y el inglés, no conocía el español, pensaba que era más fácil quedarme en un lugar así (anglófono). Fue así que me dijeron si quería ir a Honduras y respondí: ‘Está bien’, recordándome que eran todos negritos y que supuestamente estaban en un lugar de África”, explicó.

Cuando agarré el mapa -siguió su relato- y me di cuenta que estaba en Centroamérica y que se hablaba español, por un momento se me rompió el corazón porque a los 40 años debía aprender otro idioma, otra cultura, pero finalmente lo hice con mucho amor y mucho cariño, y aquí estamos todavía.

Con su padre y hermano en un recuerdo familiar.

El llamado de la madre iglesia

Ferdinando Castriotti rememoró que desde pequeño siempre se inclinó por los más débiles. “Había un partido de fútbol y me iba con los más débiles, había una pelea y estaba a la par de los más débiles, siempre me decantaba por los desgraciados, caminaba con los drogadictos, sentía atracción por todos los que la sociedad apartaba, siempre me iba con ellos tratando de ver qué podía hacer para apoyarlos”, reveló.

De misionero en África.

Todo ese humanismo poco a poco se iba transformando en un llamado que después fue más claro por la doctrina del Evangelio. “Yo miraba en las personas desposeídas a Cristo mismo, poco a poco ese humanismo se fue trasladando a la parte sacramentaria y fue así que conjugué el amor para los últimos… de ahí dar esos dos mundos, el mundo de aquí con el mundo de arriba, tratar de ver cómo podía hacer yo para poner en relación estos dos mundos”, explicó.

Entró al Seminario Mayor a los 17 años, donde se graduó en Letras, Filosofía y Teología. Obtuvo dos maestrías: Dogmática y Ética, además de un doctorado en bioética y una licenciatura en sicología.

Es un apasionado por la música, toca muchos instrumentos y también canta. “Utilizaba estos dones para acercarme a los jóvenes, ir a los barrios, siempre donde estaba un necesitado, ahí estaba yo, todo mi sacerdocio al comienzo fue todo así”.

Impartió clases en Italia, en Jerusalén -de bioética-, fue párroco en la catedral de su pueblo, estuvo 11 años en Chad (África), hasta que finalmente su misión sacerdotal lo trajo a Honduras.

Nacionalidad 0704

Es su etapa de Scout.

El sacerdote italiano se acentuó desde hace más de una década en El Paraíso, El Paraíso, zona fronteriza entre Honduras y Nicaragua, donde se ha ganado el cariño y respeto de la población.

Refirió que la migración que pasa por esa zona no es un problema, como muchos así lo ven. “Esto de los migrantes es como si Dios nos puso en nuestras manos para ver la manera que los podemos apoyar. Aquí veo dos cosas: llevamos el pecado de la soberbia porque creemos que atender migrantes es una cosa sencilla, se ocupa juntar fuerza y profesionalismo; también en el apartado de la delincuencia es algo que estamos enfrentando y se culpa a la cárcel de La Tolva que está instalada en esta zona, pero veo que el análisis es poco superficial”, manifestó.

Externó que “si uno come con cuatro manos y come mucho, y hay otra que no come nada y está a la par de tu casa, antes o después, él se va a rebelar y lo estamos viviendo. Aquí hay una disparidad de condiciones, hay gente que tiene muchísimo y otra que no tiene nada, y los que tienen muchísimo muchas veces son egoístas que no comparten su riqueza para poder desarrollarnos todos. Todo esto, quiérase o no, explota en violencia, robos, porque todos quieren cubrir sus necesidades, pero no todos tienen trabajo y la posibilidad de eso”.

Fundación Alivio del Sufrimiento

El padre Ferdinando Castriotti funge actualmente como presidente de la Fundación Alivio del Sufrimiento, que tiene en funcionamiento más de una docena de proyectos encaminados a beneficiar a jóvenes con problemas de adicción a las drogas y al alcohol; jóvenes migrantes retornados, desplazados por violencia y en contexto de vulnerabilidad; también para atender a niños en riesgo social; niños en estado de desnutrición y vida de calle y niños con Síndrome de Down.

Relató que un día miró que luego de la lluvia quedó un tremendo hoyo en una de las calles de El Paraíso, todos los conductores pasaban por el lugar y solo lo esquivaban, pero nadie se detenía, pero una vez él fue porque creyó que estaba un perro, pero su sorpresa fue que ahí yacía un ser humano que había tomado el lugar como una especie de refugio.

(LEER) Sacerdote tilda de “calvario” paso de migrantes por Honduras

Un día llegó al lugar para hablar con la persona que se llamaba -Don Navidad-, lo tomó de la mano y se lo llevó a la casa para bañarlo y darle de comer, “hice lo que dice el Evangelio, ser un buen samaritano”.

Fue así que nació la idea de construir un refugio para personas adultas en condición de abandono, seguidamente nació el proyecto “Madre Teresa de Calcuta” como opción para las mujeres que bajaban de la montaña y no tenían donde ir a parir, posteriormente el recinto se volvió clínica y ahora atiende a 70 niños a los que se les costea la educación.

Luego, abrió dos casas para atender a las personas con problemas de drogadicción.

Algunas de los recintos que funcionan en El Paraíso para atender a las personas más débiles.

“Después vimos que había problemas con niñas violadas, entonces abrimos una casa para ellas; después para los niños desamparados. Luego nos dimos cuenta que en El Paraíso hacía falta el agua y construimos un acueducto y para ayudar al sector salud construimos un hospital de mil metros cuadrados, también hicimos un kínder, una escuela y colegio. En resumen, donde está una necesidad la fundación brinda una respuesta concreta”, desglosó.

Es importante mencionar que el padre Castriotti adquirió de su patrimonio varios respiradores para ser usados durante la pandemia de COVID-19. Los instrumentos médicos fueron ofrecidos al Hospital de Danlí, pero nadie podía usarlos, por lo que están bajo su poder y próximamente serán usados en el centro sanitario que está bajo su responsabilidad.

“Ahorita están aquí en mi hospital, con la esperanza que una vez que esté listo nuestro quirófano sean utilizados. Eso fue un poco de la herencia que me dejó mi papi”, compartió.

(LEER) Padre Ferdinando Castriotti, Premio Nacional de los Derechos Humanos 2022

Recién el padre Castriotti fue galardonado con el premio en Derechos Humanos que otorga el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh). “Eso me llenó de alegría, no por recibir el premio yo porque siempre digo que no todos los santos están en nichos, es decir hay muchos santos de los que no sabemos ni siquiera los nombres. Mucha gente que atrás mío, trabajando conmigo, creo que son ellos los que merecen todos los galardones. Ellos están felices porque me lo dieron a mí, pero saben que son ellos los que se lo merecen”, refirió.

Llegó a Honduras creyendo que venía a un país de África.

Generalmente cuando viaje utiliza su pasaporte hondureño y se decanta por “ser orgullo de ser de ese país, no me da vergüenza, soy un hondureño más y tampoco me da pena que me digan indio”.

Concluyó reflexionando que la Iglesia Católica ha tenido muchos momentos peores, pero que siempre logra robustecer para beneficio de toda la feligresía.

“Hoy miro que la Iglesia está sacando la mayoría de los santos, eso significa que hay muchos problemas, pero vamos a tener mucho más gente buena sobre la cual se va a regir una innovación. Aquí en Honduras vamos a tener un cambio total de la cúpula de la iglesia, es cierto que los nuevos que van en lugar de los viejos van a dar una nueva luz y fuerza, lo harán con mucha más pasión”, remató. JS

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