Tegucigalpa- Los colectivos del partido Libertad y Refundación (Libre) han vuelto a escena, ahora para intimidar a un gremio históricamente querido por la población: las enfermeras auxiliares.
– “Esos puestos de enfermeras los van a ocupar los colectivos. Viva Libre” gritan colectivos de Libre en el Centro de Salud Alonso Suazo.
-Lo ocurrido con las enfermeras auxiliares desnuda la peligrosa contradicción de Libre: el partido que nació de la protesta social hoy utiliza colectivos para reprimir a quienes exigen derechos laborales.
Las trabajadoras de la salud cumplen ocho días de protestas a nivel nacional exigiendo el cumplimiento de acuerdos laborales, pero denuncian que ahora enfrentan un enemigo que ya es conocido en este Gobierno, los propios colectivos oficialistas, enviados a “deshacer” huelgas y a confrontarlas en los centros asistenciales.
La fiscal de la ANEEAH, Glenda Cruz, alertó que en Tegucigalpa, Santa Bárbara y La Paz se han girado instrucciones a los colectivos para actuar como “contraataque” frente a la huelga. “Hoy hay amenazas de que si entramos al Centro de Salud Alonso Suazo van a sacar a las enfermeras a como dé lugar. Ellos dijeron que van a deshacer la huelga”, denunció.
Colectivos de Libre no amenazan accionan
Por su parte, la coordinadora de mujeres de Libre, Ángela Flores, justificó que tomarán “acciones” contra la ANEEAH y su presidente, Josué Orellana, acusándolos de obstaculizar la salud pública.
“No amenazamos, tomamos acciones. El centro de salud que esté tomado lo vamos a liberar”, declaró con tono desafiante, recordando más a la retórica de represión que a un partido que alguna vez se proclamó “del pueblo y de las calles”.
La contradicción es evidente: el partido que nació de la protesta social y la resistencia hoy reprime a quienes, como las enfermeras, reclaman derechos laborales. En lugar de sentarse a dialogar, Libre envía colectivos a amedrentar, repitiendo la misma lógica de intolerancia que alguna vez denunció.
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En juego puestos de enfermeras
Este martes, al llegar a las instalaciones del Centro de Salud Alonso Suazo, los colectivos de Libre amenazaron con tomar el lugar de las enfermeras auxiliares en protesta.
Algunas enfermeras han denunciado que ya recibieron notificaciones para audiencia de descargo, incluso en un caso se detallo que les han llevado las notas a su casa de habitación y en horarios no laborales.
La coordinadora de los colectivos de Libre en la colonia La Joya, Nelsi Oquelí expresó que llegaban al Alonso Suazo respaldando al director de ese centro de salud, Gilberto, “porque el director Gilberto Ramírez está haciendo una buena labor en esta Región Metropolitana y los colectivos están en la calle, no tienen empleo y esos puestos de enfermeras los van a ocupar los colectivos. Viva Libre”.
El doctor Dennis Chirinos denunció que hay enfermeras auxiliares que tenían contrato unas con más de un año, sin embargo, ahora por instrucciones del nivel central ya se pueden recontratar las enfermeras porque el presupuesto de esas plazas estaría siendo trasladado para pago de guardias de seguridad.
Sin diálogo el conflicto la confrontación se agudiza
El presidente de la ANEEAH, Josué Orellana, fue claro: “Las enfermeras también son pueblo y son personas muy queridas. Confrontarlas no es conveniente, lo que corresponde es dialogar”.
El presidente del Comité para la Defensa de los Derechos Humanos de Honduras (Codeh), Hugo Ramón Maldonado, lamentó la situación de enfrentamiento, anotó que la violencia es un riesgo que se debe evitar porque lo que se necesita en Honduras es diálogo en todos los sectores y particularmente en sectores de mucha confrontación como salud.
Hoy son las enfermeras, ayer fueron otros empleados y mañana serán otros los agredidos por los colectivos de Libre, de modo que siempre existe el temor a la violencia que estos grupos de choque puedan generar y sobre todo en un contexto electoral.
En ese sentido, a medida que Honduras se acerca a un nuevo proceso electoral, crece la preocupación por el papel que juegan los colectivos. Más que estructuras de base, se han convertido en grupos de choque que atentan contra la democracia y la institucionalidad. Hoy son las enfermeras, mañana podría ser cualquier otro sector que se atreva a cuestionar al gobierno, apuntan analistas.
En un país donde la salud pública pende de un hilo, el uso de colectivos para reprimir protestas laborales es una muestra más de cómo Libre se contradice entre su discurso y su práctica. Si alguna vez se proclamaron “del pueblo”, hoy parecen empeñados en confrontarlo, es un punto en el que coinciden analistas.LB