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¿Qué pasará con las afganas?

Tegucigalpa (Especial Proceso Digital) – El mundo entero tiene sus ojos puestos en Afganistán. El cese o el abandono de la presencia estadounidense de ese país y el fin de su participación en la llamada “guerra del terror”, abre una etapa donde las mujeres afrontan una verdadera ofensiva que les convierte en víctimas protagónicas y palpables.

Los acuerdos de Doha, firmados a inicios de 2020, entre Washington y el Talibán, hicieron prever a políticos, estrategas y diplomáticos lo que actualmente ocurre en Afganistán y que apenas empieza con la meteórica llegada de los talibanes al poder, en un acuerdo que no pasó del papel pero que validó la rendición, tras dos décadas de guerra, de las tropas estadounidenses y sus aliados en la zona.

Las imágenes desesperadas de la población que busca huir o simplemente resguardándose en sus casas, preludia una realidad alejada de lo rubricado en Doha, Qatar y que comprende: traer la paz a Afganistán y no permitir en Afganistán a grupos terroristas que atenten contra los intereses de los EEUU.

En ese contexto, las mujeres afganas están lejos del mínimo remedo de paz, y mientras ellas enfrentan un porvenir incierto, en un planeta se enfrentan enormes brechas de género y exclusión.

El portavoz de la oficina política de los talibanes en Catar, Suhail Shaheen, aseguró que las niñas y mujeres podrán continuar asistiendo a las escuelas y acceder a la educación superior en Afganistán con el país bajo su control.

Mientras el Talibán se instala en el país y toma el control de Kabul, los miedos crecen, en especial el de las mujeres que prevén una involución en sus conquistas sociales y económicas.

Los talibanes insisten en que “dentro de nuestro marco” las mujeres seguirán asistiendo a la academia y tendrán espacio para tener un trabajo, de acuerdo con declaraciones de su portavoz Zabihullah Mujahid. Pero la Sharía, que es una especie de dogma que los talibanes interpretan como la norma islámica, limita los derechos a las mujeres y es el marco que regirá su actuar, sin establecer claramente ámbitos e interpretaciones.

Frescos están en las memorias de las mujeres de mediana edad y de las niñas de los años 90, cuando el Talibán les gobernó, el terror y segregación que vivieron entonces.

Ahora, el Talibán ha retornado a Kabul y con su sistema, el pavor de las mujeres que saben que con ellos llega su interpretación distorsionada de la ley islámica para reprimirlas y someterlas.

Algunos cambios ya son visibles como la disminución de la presencia de las mujeres en los canales televisivos.

Aprovechando los espacios de denuncia para manifestar que ya hay restricciones que les afectan, las mujeres saben que deben salir a la calle solo usando burka y acompañadas de un hombre.

Igualmente se reporta que, en las tiendas, de los escaparates de belleza y moda, se han quitado los maquillajes, las prendas femeninas o sus imágenes.

La comunidad internacional y su manifestación

Severas restricciones específicamente destinadas a las mujeres aplicaron los talibanes la última vez que ostentaron el poder en Afganistán. ¿Será distinto esta vez?

Una declaración conjunta sobre la situación de las mujeres y niñas en Afganistán, firmada en por Albania, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos de América, Guatemala, Honduras, Macedonia del Norte, Noruega, Nueva Zelandia, Paraguay, el Reino Unido, Senegal, Suiza y la Unión Europea, expresa la preocupación de estas naciones por las mujeres y niñas afganas, sus derechos a la educación, al trabajo y a la libertad de circulación.

En el documento estos países instan a quienes ocupan funciones de poder y autoridad en todo Afganistán a que garanticen su protección. 

“Las mujeres y niñas afganas, al igual que el resto del pueblo afgano, merecen vivir en un contexto de seguridad, protección y dignidad. Deben evitarse todas las formas de discriminación y abuso. Como comunidad internacional, estamos preparados para asistir a estas personas a través de ayuda y apoyo humanitario, a fin de que sus voces puedan ser escuchadas” reza textualmente la manifestación. 

En su parte concluyente, la declaración indica que “Nos proponemos realizar un seguimiento atento sobre cómo cualquier gobierno futuro garantice los derechos y las libertades que se han convertido en parte integral de la vida de las mujeres y niñas en Afganistán en los últimos veinte años”.

Malala Yousafzai, ganadora del premio Nobel de la Paz, se pronunció este martes acerca de la situación que viven las mujeres en Kabul, capital de Afganistán, ante el control absoluto del grupo Talibán.

Por su derecho a asilo

En el contexto, activistas humanitarios consideran que, en base a la norma internacional de derechos humanos, se le reconozca a las afganas el derecho al asilo y, van más allá al pedir a la Unión Europea establecerlo legítimamente, debido al riego extremo en que ellas viven. Exigen rutas seguras y protección internacional.

 La desesperanza de nuevo ha vuelto para las afganas. Muchas de ellas resultaron lesionadas o simplemente maltrechas tras intentar huir en los vuelos de quienes salieron desesperados el domingo y muchas que siguen cada día buscando una respuesta o una salida.

En las últimas horas, varias de ellas no se han quedado cruzadas de brazos y ya se reportan manifestaciones de reclamo en Kabul.

Otras mujeres piensan quedarse y resistir, creen que abandonar la patria no sirve de nada, ellas buscan la ventana del diálogo, unidas. Aun en medio de la realidad dolorosa, son muchas las afganas que no se rinden. (PD)

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