Tegucigalpa – El 8 de septiembre de 2016 cambió la vida para el exfutbolista profesional y abogado Juan Rosa Lagos. Sobre él surgió una acusación por presuntos actos de lujuria agravados, cargos que luego resultaron fácilmente desvirtuados aunque las secuelas dejaron profundas huellas.
– Una lesión en 2005 lo aparta del fútbol, pero le permite días después graduarse como abogado en la UNAH.
– Me queda claro que muchos en Honduras son víctimas de injusticias y eso se debe a los débiles procesos de investigación de los acusadores, reflexionó Rosa Lagos.
Lagos, en entrevista con Proceso Digital, contó que “me voy a quedar con lo positivo de todo, aunque las secuelas sean profundas. A esta fecha ya fuera notario, tuviera mi casa, mi visa… esto último lo podría arreglar hasta 2021 que tenga la carta de libertad definitiva”. (El sobreseimiento provisional deja abierta la causa por cinco años y este fue dictado en 2016).
El entrevistado nos recibió en su oficina ubicada en la Secretaría General de la Alcaldía Municipal del Distrito Central (AMDC). Ahí rodeado de compañeros accedió a recordar el trago amargo que aún le arranca una que otra lágrima.
El exfutbolista de la UNAH contó cómo se dio la acusación en su contra.Dijo no guardar rencor con nadie, incluso ni con la familia de la menor que lo acusó sin tener pruebas, al tiempo que recomendó a los entes de investigación fundamentar bien los expedientes antes de mancharles la reputación a las personas.
Rosa Lagos comenzó su carrera deportiva mediante una compra del Real Maya al club Melgar de Liga Mayor en 1993. En esa oportunidad también fueron traspasados los futbolistas Óscar Lagos y Leroy Wood.
Cuando hacía sus pininos en Liga Nacional con el Real Maya.“Fue el profesor Miguel Escalante quien nos dio la oportunidad de debutar en un Torneo de Copa y luego en el campeonato nacional”, contó.
Forjó 13 años de trayectoria deportiva en la primera división del fútbol de Honduras. Jugó en Real Maya, UNAH, Platense, Atlético Olanchano, Valencia e Hispano. “Mi último partido lo jugué el 24 de noviembre de 2005 contra Motagua (1-1)”.
Recuerda que su primer salario fue de 375 lempiras. “Me lo pagaron en cheque en el desvío de La Esperanza, Siguatepeque. Real Maya en ese tiempo era patrocinado por BANFFAA y mi último sueldo en el Hispano fue de 20 mil lempiras”, adicionó.
El exfutbolista y ahora empleado de la Alcaldía Municipal del Distrito Central, se califica como un duro contención cuando le tocó jugar. “Manejaba las dos piernas y tenía técnica, aunque muchos me decían que era ‘Pica Piedra’ (pegador)”.
Uno de los días más felices de su vida, cuando egresó de abogado.Casado con Edith Ramírez desde 2010, tuvieron el fruto de la pequeña Edith Abigail en 2012. Juntos “somos muy felices y le hemos entregado nuestras vidas a Cristo”, apuntó.
Al temor del bullicio de su oficina y el calor propio de la temporada, Rosa Lagos decidió contar cómo pasaron los hechos que lo llevaron a estar detenido por delitos sexuales, aunque también hubo espacio para hablar de sus vivencias en el fútbol.
Proceso Digital (PD): ¿Le dejó suficiente dinero el fútbol?
Juan Rosa Lagos (JRL): No fue que me dejó poco, pero tuve la oportunidad de buscar el estudio porque son pocos los que tienen la estrella de vivir del fútbol. Dios como que me dijo: ‘Juan no vas a vivir del fútbol y estudia’, así que estudié y lo que tengo en vez de dinero son muchos amigos.
Además, jugar fútbol y que todavía le paguen a uno, fue una gran bendición.
Su mejor etapa como jugador con la Universidad.PD: ¿Y por qué nunca llegó a ser seleccionado nacional?
JRL: Pues no se dio. Siempre esperé un llamado y me lo hicieron más que todo para combinados por parte del profesor Chelato Uclés, pero nunca se dieron los partidos y me quedé con esa única materia sin cursar como dicen popularmente.
PD: Si no hubiera jugado fútbol, ¿qué hubiera sido?
JRL: Pues lo mismo, abogado. Quizás me hubiera graduado más rápido de lo que lo hice.
Juan Rosa Lagos y Óscar Lagos. PD: ¿Cuál fue la mayor cantidad de dinero que agarró de un solo en su etapa de futbolista?
JRL: Fueron 25 mil lempiras, mediante una compra-venta del Real Maya a la Universidad. Lo invertí en la familia, con mi mamá y hermana que fueron madres solteras.
PD: ¿Cómo fue la transición de futbolista a abogado?
JRL: Me retiro del fútbol en noviembre de 2005 y el 20 de diciembre de ese mismo año egreso de la UNAH como Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales.
Muchos maestros me daban permiso para entrenar o me permitían hacer un examen que ya había pasado, sin embargo otras veces tuve que repetir asignaturas porque no me daban la oportunidad. Nunca dejé de estudiar y prácticamente lleve las dos actividades en forma paralela.
Varias veces no llegaba a los entrenos porque estaba realizando mi práctica profesional. Para el caso Carlos “El Zorro” Padilla me preguntaba: ‘bueno y vos para donde agarrás en las tardes’, y yo le contestaba: ‘Profe, estoy realizando mi práctica, ya estoy terminando’. También fueron condescendientes conmigo los profes Carlos Martínez y Héctor Vargas.
Luego comencé a hacer algunos trabajos en 2006 y ese mismo año entro a trabajar a la Alcaldía Municipal del Distrito Central.
PD: Usted que estuvo muchos años en el fútbol, ¿hay drogas y homosexualismo en ese ambiente?
JRL: De todo hay ahí. La verdad que ver y también se escuchaban los rumores, pero sí hay de todo. La droga es muy popular dentro del fútbol y no digamos la bebida y las mujeres.
PD: ¿Hubo quienes le ofrecieron drogas?
JRL: No, a mí jamás. Es curioso más bien que me persiguieran para hacerme la prueba doping y me preguntaba si era por el ímpetu que mostraba en la cancha.
PD: ¿Le gusta más el fútbol de ahora o el de antes?
JRL: La Liga Nacional se ha mercantilizado. Si antes hubieran pagado las cantidades que se pagan ahora todavía nosotros tuviéramos con qué defendernos. Y en cuando al fútbol, el nivel ha decaído bastante.
PD: También han existido episodios tristes en su vida. ¿Cuéntenos cómo fue el día que lo capturaron por presuntos actos de lujuria en contra de una menor?
JRL: Ni yo sabía por qué me acusaban, me informaron que era por actos de lujuria agravado. Ese día que me capturaron ya me habían dado seguimiento por cinco días de parte de la DPI.
Puedo decir que al sol de hoy, han pasado casi dos años, y yo no conozco a la niña físicamente por la cual me implican. Me capturan en la entrada del Colegio Evangélico, yendo a dejar a mi hija a clases.
PD: ¿En qué consistió la acusación?
JRL: Pues actos de lujuria agravada se refiere a cuando alguien toca partes íntimas, en este caso de la menor, sin embargo nunca hice eso porque ni siquiera conocí a la niña. Fue algo duro en mi vida porque trajo consecuencias extraordinarias. Tenía dos años de estar estudiando para notario y tuve que parar; a cinco días que me dieran la casa que íbamos a comprar con mi esposa me pararon el trámite; y la Embajada Americana me canceló la visa, ese mismo día me mandan un correo informándome que me la cancelaban sin ni siquiera hacer averiguaciones.
Lo mismo pasó con varios periódicos que me mataron y nunca se le dio seguimiento a la acusación, como sí lo han hecho con el caso de la exprimera dama, Rosa Elena de Lobo, o en el asesinato del joven Carlos Collier.
Da pesar porque la gente se quedó con la imagen de Juan Rosa Lagos el violador. Medios televisivos hicieron programas conmigo acusándome de violador y eso afectó mucho a mi familia, especialmente a mi mamá y esposa.
PD: Pero, ¿cómo surge la denuncia?
JRL: La mamá de la niña puso la denuncia y creo que falló la falta de profesionalismo del ente investigador.
PD: ¿Estuvo preso?
JRL: No, me detuvieron un día y anduve en distintas dependencias de la DPI.
PD: ¿Hasta qué instancias llegó la acusación?
JRL: Fue todo un juicio y aprovecho esta entrevista para darle gracias a la abogada Jenny Sierra y su esposo Marlon Duarte, ambos me ayudaron, al igual que a mi jefa acá en la Alcaldía, la abogada Cossete López (actual diputada electa al Parlacen), así como a familiares y amigos. Dios fue el bastión de esta dura prueba.
Quiero comentar que estuve 30 días con una sicosis. Me despertaba por las noches asustado, tampoco podía ver a un policía porque creía que me iban a capturar de nuevo. Fueron momentos difíciles que me tocó pasar.
PD: ¿La causa está cerrada?
JRL: Hasta donde sé el Ministerio Público se fue a apelación, impugnaron la resolución del sobreseimiento provisional que me dio la jueza. En apelación también impugnaron la resolución que confirmaba mi inocencia y todavía estamos en eso. Ya pasaron dos años y yo estoy todavía en eso, pero confiando en que Dios hará justicia.
PD: ¿Cree que muchas personas han sido víctimas de la injusticia que a usted le tocó vivir?
JRL: Seguro y lo digo sin pensarlo dos veces. Increíblemente estuve como defensor de varias personas en el Juzgado de lo Penal, pero luego me tocó a mí ser imputado y lo que puedo compartir es que es algo difícil, que lo esposen de manos y pies, y sin haber hecho nada.
PD: ¿Hubo quienes dejaron de creer en usted?
JRL: Sí, pero fueron pocas. Gracias a Dios, Él ha sido mi fortaleza porque no ha sido fácil. Todo lo demás queda en palabras porque el daño me lo hicieron.
PD: ¿Lo superó o cree que será insuperable?
JRL: Me voy a quedar con lo positivo de todo, aunque las secuelas sean profundas. A esta fecha ya fuera notario, tuviera mi casa, mi visa… esto último lo podría arreglar hasta 2021 que tenga la carta de libertad definitiva. (El sobreseimiento provisional deja abierta la causa por cinco años y este fue dictado en 2016).
Ameno para conversar, Rosa Lagos
conversó con Proceso Digital.PD: ¿Y su esposa dudó de usted en algún momento de la acusación?
JRL: Sí y era obvio. Nosotros tenemos una muchacha joven que nos cuida la niña y ella le preguntó si alguna vez yo le había faltado al respeto. Siempre tuve mi conciencia tranquila y el día que me toque morir igualmente me voy a ir de la misma manera.
PD: ¿Y la acusación decía que usted lo hizo en la escuela?
JRL: Increíblemente, pero en este proceso hay una prueba que se llama reconocimiento en rueda, es un medio de prueba que utilizó el Ministerio Público, donde la niña -4 años- supuestamente a mí me reconoce. La cosa es que mi apoderada legal me cuenta que la niña dice que yo le hacía eso a ella enfrente de la maestra, y hasta ese momento la que manejaba la escuela y varias misses (maestras) creían que yo era culpable, pero ahí les cambia el chip porque la niña implica a la maestra.
Como padres dejamos a los niños en la puerta de entrada la escuela, además los menores tienen su baño privado porque nunca salen. Yo me tardaba en el recorrido tres minutos y vimos el vaciado de las cámaras y ahí quedó claro que ese día (1 septiembre de 2016) llegué entre 7:06 de la mañana y salgo a las 7:09. Entramos cinco personas a la misma hora y salimos en el tiempo estimado. Esa era la rutina.
PD: ¿Lloró mucho por esta situación?
JRL: Increíblemente, ahí uno se siente impotente y no haya qué hacer. Ese mismo día de mi detención me iban a soltar, pero el Ministerio Público ordenó que se hiciera el requerimiento y no bastando con ello pidieron una medida distinta a la detención judicial porque no tenían las pruebas suficientes.
PD: ¿Su mensaje final a la gente que leerá esta entrevista?
JRL: Que Dios es todo para mí. Si él no hubiera estado en mi vida no quiero pensar lo que hubiera pensado. Muchas personas se me acercaron para decirme cosas malas, a ellos les digo que no les guardo rencor y más bien oramos por la familia que nos implicó. Dios es el juez y él sabe la verdad.
Mi consejo para los que sufren injusticias, que busquen de Dios, solo Él trae reconciliación y sosiego.