Tegucigalpa– Este 1 de septiembre, Honduras dio inicio al mes patrio con la conmemoración del Día de la Bandera, una jornada cívica que busca reforzar la identidad, la unidad y el civismo. En paralelo, el CNE dio inicio oficial a la campaña política.
-Mientras la Bandera Nacional flamea como símbolo de unidad, la campaña electoral rumbo al 30 de noviembre se ve marcada por discursos repetitivos, críticas de líderes sociales y demoras en la organización del proceso.
De este modo las fiestas patrias se ven marcadas por la arena política del país que se prepara para las elecciones generales del 30 de noviembre, dejando en evidencia un contraste entre la celebración patria y la reflexión de los principales problemas que aquejan el país y la polarización electoral.

Mientras la Bandera Nacional flamea, la política vernácula arrecia
Este día Honduras conmemora el Día de la Bandera Nacional con actos protocolarios en todo el país, una fecha que marca el inicio de las Fiestas Patrias y que busca despertar el civismo en cada hondureño, han iniciado los desfiles y actos cívicos, pero más allá se busca reflexionar sobre la paz, la unidad y la democracia.
En el Monumento por la Paz del cerro Juan A. Laínez, la presidenta Xiomara Castro destacó en su discurso la lucha de su gobierno contra la corrupción, el crimen organizado y los flagelos del pasado, insistiendo en que la refundación del Estado es irreversible.
Por su parte, el sacerdote Ovidio Rodríguez, advirtió que “el pueblo vive desencanto por promesas incumplidas” y llamó a los políticos a ofrecer propuestas concretas que respondan a los desafíos reales, en lugar de repetir consignas y descalificaciones.
“Es momento de incinerar el odio, el rechazo y sembrar esperanza”, expresó Rodríguez, subrayando la necesidad de empatía con la población más vulnerable, donde el 64 % de los hondureños vive en pobreza.
Desafíos en el camino del CNE
Mientras tanto, el Consejo Nacional Electoral (CNE) enfrenta su propio desafío organizativo. La consejera presidenta Cosette López reconoció los retrasos acumulados en la implementación de procesos clave y expresó preocupación por la acreditación de observadores nacionales. “Mi aspiración es que se apruebe con anticipación para poder tener una observación de éxito. La observación es muy importante para que el hondureño participe no solo con su voto, sino con su voz”, dijo López, instando a agilizar los trámites pendientes.

En cuanto a los avances técnicos, López informó que ya se adjudicó el contrato para el sistema de transmisión de resultados preliminares (TREP) y el escrutinio general, así como la auditoría externa, considerada esencial para garantizar la transparencia. Además, se trabaja en la conectividad de 1,328 centros de votación y en la fiscalización del uso de recursos durante la campaña.
Oficialmente la campaña política arranca, aunque para nadie es desconocido que la misma inició tiempo atrás, pero a partir de la fecha todos tienen la oportunidad en los tres niveles electivos para iniciar campaña abierta.
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La crítica no se ha hecho esperar particularmente porque las cantidades asignadas son millonarias para el gasto de campaña. Para el caso solo a nivel presidencial el monto límite autorizado por el Consejo Nacional Electoral (CNE) es de 508 millones de lempiras, por cada aspirante presidencial.
Y a estas alturas la principal crítica y preocupación es quien supervisa esas cantidades millonarias porque la Unidad de Política Limpia tiene las manos atadas, sin presupuesto y sigue como una institución más de adorno y protocolo que de realidades.

Sobre el financiamiento de partidos políticos, López insistió en la importancia del monitoreo permanente de la propaganda y del uso de fondos. “La Unidad de Política Limpia cumple una función importantísima. Debe dejar de ser solo un discurso y convertirse en acción. El monitoreo tiene que darse sí o sí, con controles específicos, porque si no, pierde efectividad”, advirtió.
La consejera presidenta reiteró que, aunque persisten desafíos, el organismo electoral busca garantizar un proceso con transparencia, equidad y legalidad.
Mientras llegan nuevamente las promesas el país sigue igual
El panorama combina, así, la solemnidad del civismo con la tensión política. Por un lado, la Bandera Nacional flamea como símbolo de unidad e independencia; por otro, la ciudadanía observa con cautela un proceso electoral marcado por retrasos, promesas incumplidas y la necesidad de propuestas que realmente atiendan la pobreza, la violencia y la desigualdad.

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Los problemas de salud, educación, desempleo y violencia entre otros siguen en efervescencia, para muestra un botón las enfermeras auxiliares hoy mantienen paralizado el país con el cierre de varias carreteras por incumplimiento de parte de la SESAL.
Para expertos y líderes sociales, este contraste evidencia que, aunque la nación celebra su historia y sus símbolos, aún enfrenta el reto de traducir la retórica política en acciones concretas que respondan a las necesidades del pueblo hondureño, reforzando la democracia más allá de las fechas patrias. LB