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Entre el fervor cívico y el tinte político: la dualidad de las fiestas patrias en Honduras

Tegucigalpa– El 204 aniversario de la independencia patria se vivió en un escenario cargado de contrastes: de un lado, la emoción, el esfuerzo y el colorido de los desfiles estudiantiles; del otro, el tinte ideológico del discurso oficial de la presidenta Xiomara Castro, que cerró su mensaje con el grito de “¡Palestina libre!”, generando un ambiente más propio de un acto partidario que de una conmemoración nacional.

La fiesta cívica arrancó a las 6:00 de la mañana con la izada del Pabellón Nacional, continuó con el despliegue de los institutos en las principales calles y alcanzó su momento de mayor esplendor cuando estudiantes, acompañados de pomponeras, cuadros folklóricos, bandas de guerra, palillonas y trajes típicos, hicieron gala de creatividad y disciplina ante las autoridades en el Estadio Nacional “Chelato Uclés”.

Padres de familia destacaron el sacrificio detrás de cada presentación: meses de preparación, entre tres y seis, para que sus hijos lucieran con energía y destreza en una fecha que consideran el verdadero “cumpleaños de la patria”. Los colores azul y blanco prevalecieron en el ambiente, las banderas ondearon con orgullo y los símbolos nacionales recordaron el valor del civismo como esencia de la identidad hondureña.

El fervor estudiantil frente al grito político de Castro

Al mediodía, la cantautora Jackie Espinal interpretó el Himno Nacional, momento solemne que dio paso al mensaje de la mandataria en cadena nacional.

 Fue ahí donde la celebración tomó otro giro. En un discurso marcado por reproches a gobiernos anteriores y referencias a la continuidad de la “refundación”, Castro transformó la conmemoración en un espacio de confrontación política, con la militancia de Libre –convocada por Manuel Zelaya a través de redes sociales y anuncios pagados– ovacionando cada palabra de la presidenta, al extremo de gritar …No volverán, como en cualquier mitin político.

El estadio se dividió entonces en dos realidades: la de los jóvenes que representaban el esfuerzo de miles de familias y maestros, y la de un escenario cargado de consignas partidarias. El ambiente cívico quedó opacado por el cariz proselitista de un acto que debió ser símbolo de unidad.

El momento ideológico se remarcó aún más con el reiterado discurso de la mandataria en contra de la oligarquía y el recuerdo del golpe de Estado, así como la culpabilidad para el gobierno anterior de los principales problemas que aquejan a Honduras, y el grito de ¡Palestina libre, Palestina libre! Aspecto que contrastó aún más con la ocasión del cumpleaños de la patria.

Más entretenimiento

Después del mediodía, la mandataria desapareció del escenario del estadio que cubrió la secretaría de la presidencia, de modo que la presentación del resto de institutos que fueron poco más de la mitad, ya no fueron presenciados por Castro.

Pero el entretenimiento continuo pese a los momentos incómodos de la mezcla de civismo con política vernácula y la población disfrutó de uno de los eventos más esperados, que fue el lanzamiento de los paracaidistas, este devolvió la emoción colectiva, para dar paso a la segunda tanda de los desfiles de los institutos.

El entusiasmo de los jóvenes con ritmos pegajosos de sus bandas de guerra y las coreografías sincronizadas de sus palillonas y pomponeras, así como la creatividad de trajes típicos, devolvió la sonrisa a los presentes.

El civismo en un escenario ideológico

El 15 de septiembre Día de la Patria, es un apartado en el calendario para recordar el amor a la nación e inculcar a las nuevas generaciones que amar a la patria no es solo portar los colores nacionales, sino también trabajar por el bien común, practicar la tolerancia y mantener viva la memoria histórica, pero cada año que los políticos no logran deslindar el escenario cívico de la ideología partidista se pierde el objetivo de la conmemoración de la independencia.

Analistas coinciden que más allá de la música, los desfiles y los discursos oficiales, el civismo es la verdadera lección de estas fechas: respetar las leyes, convivir pacíficamente, proteger lo que es de todos, cuidar el medio ambiente y ejercer la ciudadanía con responsabilidad. Esa es la independencia que falta conquistar.

Al final, de la jornada el esfuerzo de los muchachos que dejan su energía en honor a la patria deja claro que la grandeza de Honduras no depende de discursos con acentos ideológicos ni de consignas importadas, sino del compromiso y la unidad de su gente. Los desfiles estudiantiles recordaron que la patria se celebra con civismo; los discursos políticos, en cambio, que aún hay quienes confunden la fiesta nacional con el escenario partidario. LB

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