Tegucigalpa – El arranque del 2021 se muestra intenso para los hondureños, más allá de los riesgos de la salud por la pandemia y el desempleo, el tema electoral entra con fuerza de cara a los comicios primarios e internos de marzo de este año.
El acento de la democracia lo tienen los entes electorales como el Consejo Nacional Electoral, el Tribunal de Justicia Electoral y la Ley de Política Limpia.
De estos tres entes rectores, dos de ellos carecen de ley propia y el fantasma del pasado marca alguna incertidumbre. Los partidos políticos al unísono, aparentemente, reclaman una nueva ley electoral que rija al Consejo Nacional Electoral (CNE), un nuevo censo electoral sin muertos, nueva cédula de identidad y un Tribunal de Justicia Electoral (TJE) con su propia ley orgánica. También reglas claras en el manejo de las mesas receptoras, la clave en donde se define la democracia y el voto de los electores.
Más de cuatro años han tenido los partidos políticos y el Congreso para garantizar un proceso limpio y transparente. Sin embargo, al inicio del 2021 lo único cierto que tienen los hondureños para las elecciones primarias de marzo, es que no hay nueva ley electoral, el censo provisional sigue dando de qué hablar porque algunos no aparecen, pese a haberse enrolado, y es muy probable que se pueda votar con doble identidad. La nueva, según el Registro Nacional de las Personas (RNP), estaría siendo emitida a mediados de enero y ya se habla de un listado especial para que nadie quede excluido de las internas y primarias.
La nueva ley electoral, se encuentra en suspenso, el tema de las mesas receptoras, entre otros aspectos, tiene entrampada la discusión y el proceso electoral primario e interno se hará con la nueva ley vigente, vaticinan los analistas. El CNE no es capaz de presionar al Poder Legislativo por una nueva ley que les presente ante el electorado como un ente político no partidario, ni politizado.
Un nuevo proceso con viejos resabios
Con las herramientas que posee, el CNE procedió dentro del cronograma electoral a dar paso a la inscripción de planillas de los movimientos de cuatro fuerzas políticas: Partido Nacional, Partido Liberal, Partido Libertad y Refundación (Libre) y Democracia Cristiana, último que participa por primera vez en un proceso electoral interno.
El 24 de diciembre, el CNE anuncia que de los cuatro partidos políticos que presentaron planillas, uno de ellos—la Democracia Cristiana—queda fuera por no llenar los requisitos, en tanto, los otros tres partidos políticos quedan inscritos con sus 14 movimientos internos en total.
En el Partido Nacional, solo dos de los tres movimientos inscritos pasaron el filtro. Ellos son el movimiento Juntos Podemos, que dirige el aspirante presidencial y titular del legislativo, Mauricio Oliva; y Unidad y Esperanza que dirige el aspirante y alcalde capitalino, Nasry Asfura, conocido como “papi a la orden”. En el nacionalismo quedó fuera el movimiento de Loreley Fernández, una eterna aspirante en el partido.
Por el Partido Liberal, tres movimientos quedaron inscritos: Recuperar Honduras que preside el aspirante Luis Zelaya, La Esperanza por Honduras, del diputado y aspirante Darío Banegas y el Movimiento Yanista, del empresario Yani Rosenthal.
En Libertad y Refundación (Libre), nueve son los movimientos internos que compiten, la mayoría de ellos lleva como candidata única a la eterna aspirante presidencial de ese partido, Xiomara Castro. Los movimientos inscritos son Somos+, Fuerza de Refundación Popular FPR, 5 de Julio, Pueblo Organizado en Resistencia, Honduras Libre, Pueblo Libre; M28 Poder para vos, Nueva Corriente, Alianza Anticorrupción Anti impunidad Movimiento Esperanza y Libertad.
Los retos del TJE
Estas corrientes participarán en las primarias de marzo de 2021 por sus planillas presidenciales, designados presidenciales, diputados y alcaldes a fin de agenciarse con la candidatura presidencial por su partido y competir así por el solio presidencial y los tres cargos electivos en las generales de noviembre de 2021.
Pero uno de los entes de control electoral que será clave en este proceso eleccionario primario y se estrenará con las controversias que surjan, es el Tribunal de Justicia Electoral (TJE) que carece de ley interna para saber cómo proceder cuando aparezcan los conflictos. Los expertos dicen que en tanto no exista ley orgánica, el TJE se regirá por la ley electoral vigente y así se resolverán los conflictos de las primarias.
A su vez, la Unidad de Fiscalización de la Ley de Política Limpia se estrenará con el proceso primario, y deberá fiscalizar la ruta del dinero que ingresa a las campañas políticas para tratar de cerrar el paso al financiamiento procedente de la corrupción y el crimen organizado.
El 16 de diciembre, el CNE, al cual está adscrita la Unidad de Política Limpia, emitió un comunicado para indicar a los partidos políticos y sus movimientos que participarán en las internas que la Unidad comenzará a capacitarlos para que conozcan los alcances de la ley de política limpia y lo relacionado con la rendición de cuentas.
En el proceso electoral primario de 2017, la Unidad de Política Limpia no pudo supervisar esos comicios porque aún no había ley de política limpia.
Todos estos entes de control tienen enormes desafíos para echar a andar un proceso que la víspera indica estará marcado por la incertidumbre, el desencanto con la democracia y la pérdida de credibilidad hacia los partidos políticos.
De acuerdo al informe del Latinobarómetro 2018, en Honduras el 34 % de los hondureños se muestra desencantado con la democracia y apenas un 13 % confía en los partidos políticos.
Estos escenarios indican que el proceso electoral primario, marcado por la pandemia y los daños ocasionados por el cambio climático, apuntan a poner mayor acento en la democracia, su calidad y la transparencia y credibilidad del próximo proceso electoral. (PD).