Las estadísticas oficiales y de organismos nacionales e internacionales evidencian las precarias condiciones de vida de los niños y niñas hondureños, principalmente de aquellos que viven en el área rural y cuyas familias viven en condiciones de pobreza y pobreza extrema.
Honduras cuenta actualmente con una población de al menos 7,6 millones de habitantes, de los cuales el 39 por ciento son niños y niñas de entre 0 y 14 años, y que el 40 por ciento de los menores de 18 años viven en condiciones de extrema pobreza.
En este contexto, se señala que la desnutrición infantil crónica de los hijos e hijas de madres sin educación alcanza el 47,1 por ciento, mientras que en las madres con educación superior no llega a un 3,1 por ciento.
La situación es más precaria en aquellos departamentos en los cuales los índices de pobreza son mayores.
Según la Encuesta Nacional de Demografía y Salud (ENDESA) 2005-2006 en los departamentos más postergados del país como La Paz , Copán, Lempira e Intibucá, la situación no ha mejorado sino que se mantiene en riego muy alto con niveles de desnutrición superiores al 52 por ciento.
La misma fuente señala que la lactancia materna ha experimentado un retroceso significativo, ya que ha bajado de 34 al 29 por ciento, y que el 47, 9 por ciento de los niños y niñas menores de seis meses usa el biberón.
Un estudio realizado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en 2004, puso de manifiesto que el 100 por ciento de los niños y niñas de Amapala, en el sureño departamento de Valle, están deficientes de hierro y que alrededor del 80 por ciento están bajo la misma condición en los municipios de Marcovia y San Lorenzo, en la misma región.
Los organismos nacionales e internacionales coinciden además en señalar que la atención en salud para la adolescencia ha sido un tema que Honduras ha postergado en su agenda durante muchos años y debe ser retomado con urgencia problemas que aquejan a los adolescentes, entre los que resaltan una alta incidencia de embarazos y de las enfermedades de transmisión sexual y el VIH/SIDA.
Esto se debe a que los/las adolescentes están iniciando en forma muy temprana las relaciones sexuales, el 10.5% lo hace antes de los 15 años y un 47 % antes de los 18 años, según datos del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).
Los estudios indican que la paulatina feminización de la epidemia ha provocado a su vez, un incremento en el número de casos registrados en niños menores de cinco años, debido a la transmisión vertical del VIH/SIDA.
Según el PENSIDA II, en los últimos 10 años se han cuadriplicado los casos de VIH /SIDA pediátricos.
En Honduras la mayoría de los niños y niñas que adquieren el VIH por transmisión durante el embarazo, parto y puerperio continúan sin ser detectados aún y por ende no tienen acceso a las medidas de prevención que podrían evitar su contagio, ni a la terapia que necesitan.
Estimaciones señalan que en el año 2010 habrán en Honduras cerca de 42,000 huérfanos debido al VIH/SIDA.
En el campo educativo, las cifras tampoco son alentadoras.
En la actualidad, sólo el 32 por ciento de la población logra completar su educación primaria en los 6 años correspondientes. Al 54 por ciento le toma un promedio de 9.4 años culminarla.
La tasa de deserción y repitencia en el nivel primario para el año 2003 fue de 7,2 por ciento.
La situación de los niños y niñas con discapacidades son todavía más precarias.
En el nivel preescolar se estima que el porcentaje de niñas y niños con necesidades especiales que no ingresa a la escuela es de un 44 por ciento, en tanto el 53 por ciento de las personas con discapacidad no logran concluir ningún nivel educativo.
Las estadísticas dicen que apenas un 7 por ciento de este segmento poblacional termina sus estudios secundarios.
El maltrato infantil, un problema creciente
Pero los niños hondureños no solo deben enfrentar la indiferencia gubernamental, sino que también el maltrato al que muchos de ellos son sometidos por los adultos que les rodean, sean estos familiares o no.
De acuerdo a datos del Ministerio Público y el Comisionado Nacional de Derechos Humanos, en Honduras se reportan cada año 4.000 denuncias de casos de maltrato y abuso infantil.
El 50 por ciento de las denuncias se refieren a las acciones cometidas por familiares y las víctimas tienen entre 3 y 12 años.
Los analistas señalan que producto de esta y otras circunstancias como el abandono, el abuso, la expulsión del hogar, las necesidades básicas insatisfechas, la migración y la desintegración familiar, muchos niños y niñas viven en las calles como su alternativa más viable de vida.
En el 2005, el Instituto Nacional de Estadísticas estimó que en el ámbito nacional la orfandad biológica de ambos progenitores sumaba 9.487 niños y niñas, 51.357 de madre y 130.136 huérfanos paternos.
Es de resaltar que Honduras la legislación ha avanzado significativamente en lo que se refiere a la protección de los niños y niñas contra el maltrato.
El Código de la Niñez y la Adolescencia desarrolla una serie de categorías que entran dentro de la consideración de maltrato, lo que se complementa con la Ley contra la Violencia Doméstica y las normas contra la violencia intrafamiliar.
No obstante que las leyes existen, su aplicación se convierte en un reto de primer orden donde la definición de maltrato que hace el Código se limita a considerar como responsable del mismo al padre, madre, representante legal, maestros y otras personas con las que guarda relación, excluyendo la posibilidad legal de aplicar a personas ajenas a esas categorías las normas que sancionan el maltrato.
Niñez trabajadora
La pobreza ha generado también el incremento del número de guiños y niñas que se ven obligados a trabajar para ayudar a la sobre vivencia de sus familias.
Los estudios indican que el problema de la niñez trabajadora ha crecido desde la década de los años 1990.
Se estima que en el país más de 360.000 niños y niñas, lo que significa que el 13,7 por ciento están en la población económicamente activa, el 70,5 por ciento de ellos estudia y el 15,8 ni estudia, ni trabaja.
El total de población en edades entre 5 y 18 años es de unos 416.579 niños y niñas que no estudian, ni trabajan, este es un fenómeno marcadamente rural, ya que el 69 por ciento de los niños y niñas que trabajan pertenecen a ese sector, mientras que el restante 31 por ciento es urbano.
Un estudio que analiza la situación de trabajo infantil entre los pueblos indígenas indica que las niñas y niños de esas comunidades que trabajan lo hacen en condiciones laborales y económicas aún más precarias que las de los niñas y niños ladinos.
Explotación sexual infantil
Otro grave problema al que se enfrenta los infantes hondureños es al de la explotación sexual comercial, delito que es muy difícil de identificar y medir porque se lleva a cabo en la clandestinidad o en formas encubiertas, lo que ha exigido de las autoridades mejores capacidades e instrumentos legales para la persecución de la variedad de delitos relacionados con la explotación sexual.
Ubicándose geográficamente, parece que el problema tiende a acentuarse en algunas regiones del país como La Ceiba , Puerto Cortés, el Distrito Central y San Pedro Sula.
Inversión en la infancia
Ante este panorama, los organismos de defensa de los derechos de los niños y niñas como el UNICEF plantean que debido a que los primeros años de vida es una época de grandes cambios con una influencia que dura toda, es preciso asegurar los derechos de la infancia al comienzo de la existencia.
Estos organismos son de la opinión de que los programas dirigidos a la niñez temprana pueden también resultar en un significativo ahorro de recursos en gastos en salud.
Esas fuentes señalan que en promedio, un estimado entre el 70 y 85 por ciento del total del gasto en salud de los países en desarrollo, público y privado, se destina a medicina curativa, entre el 10 y el 30 por ciento es gastado en cuidados preventivos y en el mantenimiento de servicios comunitarios.
Dentro del sector curativo, los hospitales a menudo cubren más del 80 por ciento de esos costos en medicina curativa.
“De acuerdo a estimaciones hechas aunque Honduras aumentara su inversión al mismo ritmo que durante los años 90 todavía en el 2010 estaría con un déficit de inversión en la infancia correspondiente al 4.6% de su PIB”, señalaron.
Según la CEPAL , si en el peor de los casos, se diera una tendencia de crecimiento cero, el déficit estimado para el país en el 2010 en este aspecto sobrepasaría el 7 por ciento del PIB en ese año.
Las celebraciones del Día del Niño se remontan al año de 1924, año en el cual la Liga de las Naciones, precursora de las Naciones Unidas, avaló la primera Declaración de los Derechos del Niño, en la que se establece que «la humanidad les debe a los niños lo mejor que tiene para ofrecer». Desde entonces, se convocó a la celebración internacional para honrar a los niños y las niñas.