Tegucigalpa.- La captura de Omar Treviño, conocido como el Z-42 y considerado uno de los líderes más sanguinarios de la organización criminal mexicana Los Zetas, abre una rendija para quienes buscan justicia en el caso de los migrantes y la matanza de Tamaulipas, ocurrida en el 2010, donde más de una veintena de hondureños perecieron a manos de ese grupo.
Treviño es considerado por las autoridades como uno de los principales ejecutores de ese horror y las autoridades mexicanos anunciaron que será acusado por la masacre de Tamaulipas, así como de las muertes ocurridas en el incendio del casino Royale en Monterrey.
La matanza de 72 migrantes, muchos de ellos hondureños, en un rancho de San Fernando en Tamaulipas, territorio dominado por Los Zetas, ha sido considerada como uno de los crímenes más abominables de lesa humanidad ocurrido en el tema migratorio en las últimas décadas.
El hecho expuso a México como un país hostil y de tratos crueles e inhumanos hacia los migrantes.
La mayoría de los muertos fueron migrantes centroamericanos y sudamericanos.
Entre las víctimas destacan al menos 22 hondureños, 14 guatemaltecos, 10 salvadoreños y otros brasileños y ecuatorianos.
Se presume que los migrantes fueron asesinados por la espalda, a sangre fría, luego de haberlos torturado y los apilaron en un rincón del rancho.
Cuatro años después de ese horror que sorprendió al mundo, los reportes de quienes visitaron el rancho donde ocurrió la matanza indican que aún se siente el olor a muerte.
En Honduras, la tragedia de Tamaulipas sigue siendo llorada en silencio entre los familiares de las víctimas, quienes piden justicia para que el duelo por la pérdida no quede rodeado de incertidumbres y de preguntas sin respuestas.
La tragedia que estremeció el mundo
En México, la sociedad mexicana se estremeció al conocer los horrores de la matanza de Tamaulipas, llevando a un grupo de periodistas, escritores y organizaciones civiles a crear un portal web donde se montó un altar virtual para rendir un tributo a las víctimas y pedir perdón por los horrores.
A la masacre de Tamaulipas sobrevivieron dos personas, un ecuatoriano y un hondureño, informaron las autoridades mexicanas al señalar que los migrantes fueron interceptados por Los Zetas cuando atravesaban la peligrosa ruta del migrante con rumbo a ingresar a Estados Unidos, en busca de la tierra prometida.
Los informes señalan que los migrantes fueron bajados de dos camiones en los cuales se transportaban al ser interceptados por miembros de Los Zetas, quienes les pidieron identificarse y dar el nombre de sus parientes en Estados Unidos o sus países de origen para pedirles rescate por su secuestro.
Al no obtener información, les habrían pedido que se incorporaran a sus filas y al negarse los migrantes a trabajar para ellos, los mataron por la espalda uno a uno.
Un informe de la Comisión Nacional de Derechos Humanos de México dice que el gobierno no hizo lo suficiente para esclarecer este crimen que mantiene en prisión a más de una decena de personas.
Se entreabre una puerta
Hoy con la captura del líder de Los Zetas, Omar Treviño, alias el Z-42, la matanza de Tamaulipas abre la posibilidad de que este crimen no quede en la impunidad y el olvido, por considerar las autoridades mexicanas que Treviño fue uno de los autores intelectuales de estas muertes.
Como líder máximo de Los Zetas, un cartel criminal considerado como el más violento en México por la saña de sus crímenes, la sofisticación con que operan sus miembros, su manejo de la tecnología, entre otros mecanismos, Omar Treviño es sindicado por las autoridades como una persona “sumamente violenta”.
Está acusado por delitos contra la salud, secuestro, robo de hidrocarburos, operaciones con recursos de procedencia ilícita y delincuencia organizada.
La acusación que se le abrirá por la matanza de Tamaulipas pone en alerta a las organizaciones defensoras de los migrantes que esperan se pueda esclarecer detalles inconclusos de la matanza, su participación en otro tipo de secuestros y la forma de operar de este cartel, de quien se presume puede perder fuerza tras la captura de su máximo líder el Z-42.
El Z-42 era uno de los ocho objetivos prioritarios del gobierno mexicano e ingresó desde muy joven al mundo del hampa, al lado de su hermano Miguel Ángel Treviño, el Z-40 y de uno de los fundadores Heriberto Lazcano “el Lazca”, ambos ya fallecidos en los años 2012 y 2013.
El Z-42 escaló hasta llegar a la cúpula de mando del cartel de Los Zetas y llegó a convertirse en uno de los principales capos más buscados en México y pedido en extradición por Estados Unidos.
Los informes de la vida de los hermanos Treviño y particularmente del Z-42 indican que Omar Treviño se inició en las actividades criminales en Estados Unidos, vendiendo drogas a pequeña escala hasta ingresar en los años noventa a Los Zetas.
El cartel de Los Zeta es uno de los grupos criminales organizados mexicanos que tiene ramificaciones en Centroamérica, entre ellos Honduras y Guatemala, siendo este último país en donde se encuentra más afincado según las agencias antidrogas mexicanas, estadounidenses y guatemaltecas.
Con la captura de su máximo líder, otro capítulo puede abrirse en la historia de sacrificio que viven en su ruta los migrantes a fin de que su calvario no sea tan doloroso, la muerte de quienes caen víctimas de este cartel y otros grupos organizados, no sea tan impune y que finalmente se abra en México, una etapa que contemple como delitos de lesa humanidad el crimen de los migrantes.
Tamaulipas puede ser la puerta si los gobiernos la empujan y la sociedad les acompaña en búsqueda de justicia.