Madrid – El expresidente del Gobierno español Adolfo Suárez, de 81 años, político clave en la transición democrática, falleció hoy en Madrid.
Fuentes familiares informaron del fallecimiento de Suárez, que estaba desde el pasado lunes en una clínica de Madrid, donde había ingresado con un problema respiratorio.
Aunque el expresidente (1976-81) había mejorado de la neumonía, su estado general empeoró en estos días, ya que Suárez sufría la enfermedad de Alzheimer desde hace años y no tenía presencia pública desde 2003.
Su propio hijo, Adolfo Suárez Illana, fue el encargado este viernes por la mañana de poner sobre aviso a la sociedad española al convocar una rueda de prensa en la clínica en la que confirmó que la muerte de su padre era «inminente» debido al agravamiento de la dolencia neurodegenerativa que padecía.
Nacido en septiembre de 1932 en Cebreros (centro) Adolfo Suárez está considerado mayoritariamente como un político con un papel decisivo en la transición española desde la dictadura franquista (1939-75) a la democracia.
Procedente del propio régimen franquista, en el que ocupó algunos cargos importantes, Suárez fue el designado por el rey Juan Carlos en 1976 para dirigir el desmontaje de esa estructura y seguir la vía democrática.
Durante su gobierno se aprobaron leyes que reconocían libertades y fueron legalizados los partidos políticos, incluido el comunista, lo que granjeó al político fallecido la enemistad de sectores de la derecha tradicional española y del Ejército.
En 1978, gracias al consenso general de las fuerzas políticas, fue aprobada la Constitución que hoy sigue en vigor.
Todo ello en unos años especialmente difíciles, con el azote del terrorismo, que a finales de los años 70 y comienzos de los 80 generaba varios muertos a la semana.
El partido que creó, Unión de Centro Democrático, vivió una creciente división y Suárez fue cada vez más cuestionado dentro y fuera de su formación.
El clima general llevó a que dimitiera a finales de enero de 1981, unas semanas antes del intento de golpe de Estado, que tuvo lugar el 23 de febrero con la entrada de guardias civiles en el Congreso de los Diputados mientras se celebraba la investidura de su sucesor, Leopoldo Calvo-Sotelo.
Todavía continuó en política una década más, con otro partido, el Centro Democrático y Social, y de nuevo volvió a ser diputado, pero dejó la primera línea de actividad a comienzos de los 90.
Aunque el expresidente (1976-81) había mejorado de la neumonía, su estado general empeoró en estos días, ya que Suárez sufría la enfermedad de Alzheimer desde hace años y no tenía presencia pública desde 2003.
Su propio hijo, Adolfo Suárez Illana, fue el encargado este viernes por la mañana de poner sobre aviso a la sociedad española al convocar una rueda de prensa en la clínica en la que confirmó que la muerte de su padre era «inminente» debido al agravamiento de la dolencia neurodegenerativa que padecía.
Nacido en septiembre de 1932 en Cebreros (centro) Adolfo Suárez está considerado mayoritariamente como un político con un papel decisivo en la transición española desde la dictadura franquista (1939-75) a la democracia.
Procedente del propio régimen franquista, en el que ocupó algunos cargos importantes, Suárez fue el designado por el rey Juan Carlos en 1976 para dirigir el desmontaje de esa estructura y seguir la vía democrática.
Durante su gobierno se aprobaron leyes que reconocían libertades y fueron legalizados los partidos políticos, incluido el comunista, lo que granjeó al político fallecido la enemistad de sectores de la derecha tradicional española y del Ejército.
En 1978, gracias al consenso general de las fuerzas políticas, fue aprobada la Constitución que hoy sigue en vigor.
Todo ello en unos años especialmente difíciles, con el azote del terrorismo, que a finales de los años 70 y comienzos de los 80 generaba varios muertos a la semana.
El partido que creó, Unión de Centro Democrático, vivió una creciente división y Suárez fue cada vez más cuestionado dentro y fuera de su formación.
El clima general llevó a que dimitiera a finales de enero de 1981, unas semanas antes del intento de golpe de Estado, que tuvo lugar el 23 de febrero con la entrada de guardias civiles en el Congreso de los Diputados mientras se celebraba la investidura de su sucesor, Leopoldo Calvo-Sotelo.
Todavía continuó en política una década más, con otro partido, el Centro Democrático y Social, y de nuevo volvió a ser diputado, pero dejó la primera línea de actividad a comienzos de los 90.