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Voces y cámaras que se apagaron y las que sobreviven para contarla

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Tegucigalpa (Proceso Digital /Alejandro García) – Cerca de una veintena de periodistas, fotógrafos y cámaras han perdido la batalla contra el coronavirus en Honduras. Sus libretas, micrófonos, cámaras y luces se han extinguido mientras otros tantos han sobrevivido para seguir contando el horror de una tragedia que parece ser infinita en Honduras.  

La COVID-19 ha arrebatado miles de vidas en todo el mundo, incluido Honduras, no obstante, millones de personas han superado esta enfermedad y han expresado el sufrimiento que atravesaron.

Uno de los sectores más expuestos a la enfermedad ha sido el sanitario por estar en primera línea, pero, los periodistas y sus auxiliares también se exponen día a día por su labor de informar los acontecimientos que ocurren en el país, marcado por las multi-pandemias.

Mientras muchos periodistas están en las salas de los hospitales, Proceso digital quiso compartir con sus lectores, el recuento de los muertos y las historias de algunos sobrevivientes.

Las voces que se perdieron

El 2 de julio de 2020, la periodista Francis Jacqueline Bojórquez, una destacada periodista de la ciudad de Choluteca, se convirtió en la primera comunicadora que fallecía por esta enfermedad.

El abogado y periodista Pablo Gerardo Matamoros, jefe de prensa de HCH. (QEPD)

Más tarde, en el mismo día, se reportó el fallecimiento del reconocido periodista Pablo Gerardo Matamoros en un centro asistencial privado de Tegucigalpa. Un periodista cercano a la gente, popular y apasionado con el periodismo, era el jefe de prensa de la televisora HCH.

A estas pérdidas le siguió la de  José Edilberto Zelaya , el 25 de julio en el Instituto Nacional Cardiopulmonar, conocido como “El Tórax”, era un periodista con más de 30 años de trayectoria.

El periodista David Romero Ellner (QEPD).

El 30 de julio, se conoció la muerte del reconocido periodista David Romero Ellner, quien era director del canal de televisión y estación radial “Globo”. El estaba en prisión donde cumplía pena.

Asimismo, Martín Sandoval, fue un periodista que trabajó en el medio de comunicación deportivo ESPN en Estados Unidos, él falleció el 24 de julio de 2020.

De igual forma, en 2021, los periodistas siguieron siendo víctimas de la COVID-19, y el primero en perder la vida en el presente año fue José Humberto Andino el 15 de enero, era un reconocido conductor de televisión y de radio.

El periodista de canal TEN, Nelson Flores (QEPD).

El reportero del canal Televisión Educativa Nacional (TEN), Nelson Flores, murió el 7 de febrero. Nelson era contador de historias humanas y había sido parte de una unidad especial, alojada en el propio canal televisivo para cubrir la pandemia bajo medidas de bioseguridad.

David “El Puma” Andino, un veterano periodista deportivo, conocido por narrar los partidos de la Liga Nacional y la selección de Honduras, falleció el 2 de marzo. Pocos días antes, Beto Andino, su hermano y también narrador deportivo, perdía la batalla contra el coronavirus.

Leonardo “Nayo” Galindo, fue un veterano y destacado periodista, que laboró por más de cinco décadas en los medios de comunicación. Perdió la vida el 2 de marzo.

También pereció Francisco Orlando Rodríguez, miembro del equipo de comunicaciones del Registro Nacional de las Personas (RNP), el 28 de marzo de este año.

De igual manera, el COVID-19 arrebató la vida de Claudia Ordoñez el 11 de abril, era comunicadora institucional  de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel).

El veterano reportero gráfico, Juan Sosa (QEPD).

Mientras que el 27 de abril, el reportero gráfico Juan Sosa perdía la vida por esta enfermedad en el día de su cumpleaños.

Finalmente, el 5 de mayo se informó de la muerte de la periodista progreseña María Elena Cubillo, laboró en medios de la ciudad de EL Progreso.

La tragedia de un joven periodista y de su madre

Las historias de luto y dolor entre la prensa están a flor de piel y tocan momentos de triste recordación como es el caso del joven periodista Ricardo Sánchez quien relató cómo el virus le quitó la vida de su madre.

 “Más que la misma enfermedad, este virus me ha quitado a mi madre”, sentenció.

Contó a Proceso Digital, que desde que empezó la pandemia, él fue encargado de escribir sobre el COVID-19 en el medio de comunicación que laboraba.

El perodista Ricardo Sánchez y su madre Rosa Agüero, quien falleció por COVID-19 el 2 de mayo. 

“Me tocó vivirlo en carne propia, no se compara nada con haberlo informado por más de un año, la enfermedad es cruel y dura”, expresó.

Señaló que pese que tiene 27 años, el virus invadió sus pulmones, los síntomas empezaron con fiebre el 24 de abril y, al día siguiente, se realizó una prueba de antígeno en un triaje y salió positivo.

El periodista de diario El Heraldo indicó que vivía con su madre y le indicó de su estado de salud. Todo en medio de la tos que le adolecía el pecho “sentí que era una punzada por detrás del pulmón derecho”.

Narró que él fue ingresado el 29 de abril al Instituto Hondureño del Seguro Social (IHSS), mientras que su madre inicialmente asistió a un centro de triaje, posteriormente, fue trasladada al Hospital San Felipe.

El periodista Ricardo Sánchez cuando estuvo interno en el IHSS por COVID.

“Ella quedó una noche en el triaje, pese que yo estaba enfermo, yo me quede con ella toda la noche, eso me afectó mi estado de salud, pero hoy agradezco porque no sabía que iba a ser los últimos momentos con ella”, expresó.

Añadió que “yo no sabía que estaba tan mal hasta que me evaluaron, me pusieron oxígeno en emergencia”.

Sánchez dijo que su madre falleció el 2 de mayo, tres días después de ser ingresada; sin embargo, él fue notificado hasta el 7 de mayo del fallecimiento.

“En el momento en que yo no me di cuenta, mi familia pensó en decirme el día que la enterraron el 3 de mayo, pero los doctores y enfermeras les recomendaron que no me dijeran por mi estado de salud”, exteriorizó.

Afirmó que tuvo la certeza que su madre superaría el COVID-19 debido a su actitud de positivismo.

El joven periodista contó que su motivación para salir del hospital fue volver a su madre, cuidarla y estar con ella para el día de la madre.

“A pesar de que ella falleció el 2 de mayo, el duelo comenzó el 7 de mayo cuando llegue a casa y mi hermana me contó la triste noticia”. puntualizó.

Lo peor fue no ver a mis hijos por 36 días

El periodista Dennis Andino contó que haber contraído COVID-19 fue una experiencia dolorosa porque debió abandonar a su familia, especialmente a sus hijos por 36 días.

“Fue una experiencia triste porque me tuve que alejar de mi familia y abandonar a mis hijos y no verlos por 36 días, fue doloroso”, narró a Proceso Digital.

Recordó que él se infectó tres días después que su esposa la también periodista Ariela Cáceres presentara síntomas, contó que su suegra también contrajo el virus y tuvieron que aislarse.

El periodista Dennis Andino, labora ahora para Azteca Honduras.

El periodista de TV Azteca Honduras reconoció que estar contagiado fue una experiencia difícil por “no saber lo que me iba a pasar, si mi cuerpo iba a responder como debía y tener un panorama claro”.

Relató que sufrió situaciones psicológicas graves como el estrés, la ansiedad y las fuertes preocupaciones.

Indicó que entre los síntomas más graves que sufrió fueron los dolores de cabeza y de espalda, y en ocasiones, severa tos.

Acotó que la experiencia más difícil fue encontrar cupo en un centro asistencial debido a que se contagió en la primera oleada y los hospitales estaban saturados.

Andino lamentó que este virus arrebató la vida de compañeros de trabajo y colegas que conoció.

Proceso largo

El periodista Eduardo Coto de la cadena radial HRN en San Pedro Sula, fue otro de los periodistas contagiados por el COVID-19 en 2020.

El relata que el proceso de recuperación fue angustioso y largo, indicando que pasó casi dos meses en aislamiento.

Eduardo Coto, corresponsal de HRN y noticieros Hoy Mismo en San Pedro Sula.

“Mi proceso fue largo a raíz que cuando yo salí positivo hace más de un año, la enfermedad era nueva en el país en el aspecto como debía manejarse todo el proceso”, dijo a Proceso Digital.

Prosiguió que estuvo 54 días para salir de su aislamiento “ya que los protocolos indicaban que una persona podría volver al trabajo hasta que un examen mediante hisopado en tiempo real saliera negativo”.

Señaló que él se aisló en una habitación de su vivienda para no infectar a su familia.

Coto indicó que la experiencia de estar infectado le sirvió para acercarse a Dios y agradeció que los síntomas que sufrió fueron leves.

Exhortó a las personas a que sigan aplicando las medidas de bioseguridad para no contagiarse debido a que no se sabe cómo el virus atacará el cuerpo de cada persona. (ag)

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