Por Alberto García Marrder
Para Proceso Digital, La Tribuna y El País de Honduras
El presidente Donald Trump parece encerrado en crear una nueva geopolítica mundial con improvisaciones y amén a todas vuestras inesperadas .
Pero tiene una “tarea pendiente” muy clara que le han dejado sus predecesores: Cuba (especialmente Barak Obama y Joe Biden ) . Y según su mentalidad, no puede Estados Unidos permitir que a solo 169 kilómetros de distancia entre Cayo Hueso (en la Florida) y la Habana, exista una dictadura comunista .
La crisis de Ucrania, la de Irán y hasta la de China por los aranceles le quedan muy lejos. Pero lo de Cuba es una garrapata en el cuerpo.
Por ahora (y remarcó la frase “por ahora”), acaba de imponer nuevas sanciones a Cuba , cuya población ya sufre apagones constantes ( por la falta de mantenimiento de las redes), falta de productos básicos alimenticios y de medicinas . Y se añade una mayor represión y censura.
En pocas palabras, Trump ha limitado el turismo norteamericano hacia la isla (que ya había bajado en un 30 por ciento ), las remesas de los exiliados a sus familiares (una gran fuente de ingresos para el régimen , a través de ORBITS SA y a toda clase de negocios que favorecen a una empresa intermediaria de las fuerzas armadas cubanas , la GAESA
El ministro de Relaciones Externas de Cuba, Bruno Rodríguez, reaccionó a estas nuevas sanciones como un “acto criminal y una violación de los derechos humanos de una nación y que en última instancia, a quien perjudica es a la familia cubana ”.
Por supuesto que va a afectar a la familia cubana, pero también a la frágil cúpula que dirige el país, encabezada por el presidente y secretario general del Partido Comunista de Cuba, Miguel Díaz-Canel , puesto a dedo por el general Raúl Castro, (hermano menor de Fidel Castro), quien está retirado y enfermo a sus 94 años ).

Raúl Castro es el único que aún vive de aquellos legendarios guerrilleros que comenzaron la revolución cubana contra la dictadura de Fulgencio Batista. Entre ellos, por supuesto Fidel Castro, El “ Che ” Guevara , Camilo Cienfuegos o Huber Matos.
Y trataron de exportar su revolución- sin éxito – a tres países como Bolivia, Nicaragua y Angola .
He estado dos veces en Cuba como corresponsal extranjero (una en busca de la huella del escritor norteamericano Ernest Hemingway y la otra para cubrir la visita del Papa Juan Pablo II en Santiago de Cuba .

En ambas ocasiones me ha impresionado la decadencia de la Habana Vieja , la represión del régimen, el estancamiento, los vestigios soviéticos , vivir del pasado (“Tropicana” y “El Floridita”) y la manía de echar la culpa de los males de Cuba al embargo americano.
Y como toda revolución, tiene la cubana su fin próximo, ya huele a un “cadáver político”. Cuba está aislada, salvo su solidaridad ideológica con otras dos dictaduras latinoamericanas, las de Venezuela y Nicaragua , también con fecha de vencimiento.
Rusia, su fiel aliada de épocas, está muy ocupada con Ucrania y en la próxima aventura de su líder Vladimir Putin, una posible invasión de los tres países bálticos y ex colonias soviéticas : Estonia, Lituania y Letonia.
Y China, otra ex aliada, está muy ocupada con su guerra comercial con Estados Unidos y en su preparación de apoderarse de Taiwán.
Cuba no le quita el sueño a Trump , espera que caerá solita como una fruta ya madura. Y, además, tiene en cartera aún sanciones más severas y el exilio cubano de Miami – un importante voto futuro- a la expectativa.