Linares tiene posibilidades de llegar a la Vicepresidencia como compañera de fórmula del candidato presidencial oficialista, la misma vía que usó la hoy vicepresidenta de República Dominicana, Margarita Cedeño, esposa del tres veces presidente Leonel Fernández y ahora «número dos» en el Gobierno de Danilo Medina.
 Al igual que  ocurrió en 2012 en República Dominicana, los críticos de Martinelli, que  no puede ser candidato, afirman que se trata de una reelección  encubierta y alegan que hay impedimentos constitucionales para que  Linares sea candidata a la Vicepresidencia, pero el Tribunal Electoral  ha desestimado ese argumento.
 El candidato oficialista  panameño José Domingo Arias, del que Linares es compañera de fórmula,  es, según las últimas encuestas, el favorito para ganar las elecciones  con un 37 % de apoyo, aunque bajó dos puntos en una semana.
 Cuando se anunció la candidatura de Linares a la Vicepresidencia, en  enero pasado, ella declaró: «durante estos cinco años he trabajado de  forma responsable y silenciosa».
 Nada silencioso ha sido el  trabajo de Nadine Heredia, la esposa del presidente peruano, Ollanta  Humala, al que aventaja en popularidad, según algunas encuestas.
 Su supuesta injerencia en asuntos gubernamentales ha sido el origen  de varias crisis políticas, la última en marzo, cuando el Parlamento se  resistió a dar a la primera un voto de confianza al Gabinete de  ministros.
 La propia suegra de Nadine, Elena Tasso, ha hecho  comentarios en contra del protagonismo de la esposa de su hijo Ollanta:  «Yo sé que la mujer siempre debe apoyar al esposo, pero discretamente».
 Entre los admiradores de la popular Nadine, que es presidenta del  gobernante Partido Nacionalista, está el escritor Mario Vargas Llosa,  quien hoy señaló que «ya es hora que Perú tenga una presidenta mujer» y  ella tiene «condiciones absolutamente magníficas» para serlo.
 El autor de «La casa verde» cree, sin embargo, que Heredia no debería  ser candidata presidencial en 2016, dado que está impedida por la  legislación electoral por ser familiar directo del mandatario saliente,  pero sí en 2021.
 El presidente Humala ha defendido la labor y las condiciones políticas de su esposa.
 El país de América Latina con más tradición de «tándem» presidencial es Argentina.
 Primero fueron Juan Domingo Perón y «Evita» y luego otra vez Perón  junto a su tercera esposa, Isabel Martínez, que en 1973, como su  compañera de fórmula, fue elegida vicepresidenta. En 1974, tras la  muerte de él, se convirtió en presidenta.
 Después vinieron Néstor Kirchner y Cristina Fernández.
 Kirchner, fallecido en 2010, fue presidente de 2003 a 2007 y luego le  tocó el turno a ella, que está en la segunda parte de su segundo  mandato presidencial consecutivo.
 Como líder del Partido  Justicialista (PJ, peronista), Kirchner fue quien eligió a su esposa  como candidata para las elecciones de 2007.
 Xiomara Castro, que fue primera dama de Honduras  de 2006 a 2009 como esposa de Manuel Zelaya, fue la segunda candidata  más votada en las últimas elecciones presidenciales en ese país, en  2013.
 Zelaya, derrocado en 2009, no podía ser candidato, pues en Honduras no se permite la reelección.
 La primera dama nicaragüense, Rosario Murillo, no ha necesitado ser candidata electoral para tener poder.
 Su esposo, el presidente Daniel Ortega, que en 2011 ganó un tercer  mandato en las urnas de manera muy cuestionada, ha delegado el 50 % del  poder en ella, que ejerce como primera dama y portavoz del gobierno y en  la práctica hace el papel de ministra de la Presidencia.
 Un  caso aparte es el de guatemalteca Sandra Torres, que fue primera dama y  se divorció de Álvaro Colom cuando él era presidente para evadir el  mandato constitucional que prohíbe a los parientes de mandatarios,  incluidos esposos y esposas, postularse a la Presidencia.
 La justicia le impidió pese al divorcio presentarse a las elecciones de 2011.




 
 





