Tegucigalpa – Desde la invitación a sacar las guarizamas -o las AK-47- o la advertencia de que los hondureños vivirán la madre de las batallas, las declaraciones incendiarias han sido parte de las campañas políticas en Honduras, donde tanto oficialismo como oposición contribuyen a que la sociedad viva en una polarización que se acentúa conforme se acerca las elecciones generales.
-Padre Melo: “Mofarse, insultar, atacar y denigrar a contrincantes, solo contribuye al deterioro de todo el proceso y violencia”.
-El IUDPAS reporta que 27 hombres y 15 mujeres han sido víctimas de violencia política en el país.
Invitaciones a sacar armas
En 2016, durante la recepción de planillas internas dentro del ahora gobernante partido Libertad y Refundación (Libre), el ex presidente (2006-2009), Manuel Zelaya dijo a periodistas que Libre estaba al frente de la batalla, “y en esto vamos a morir, así que el que tenga una AK-47 prepárela y si el proceso es para eliminarnos estamos listos para eso”.
(Leer) “El que tenga una AK-47prepárela”: Mel Zelaya
Las invitaciones a que los militantes de Libre saquen las armas se repitió ocho años después, cuando el titular de la Comisión Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (Condepor), Mario Moncada, hizo un llamado a los pobladores de su natal Talanga, en Francisco Morazán, para que reciban con guarizama (machete) en mano a los políticos del Partido Liberal que lleguen a hacer proselitismo político.
“Los coordinadores de los colectivos, los habitantes de estas cuatro aldeas, cuando los políticos que representen a esa bandera rojo-blanco-rojo lleguen a sus aldeas a pedir el voto, lo que tienen que tener en mano es un guarizama para pegarles una cachimbeada a cada uno de ellos”, dijo en Moncada, hermano de la candidata a la presidencia del oficialismo, Rixi Moncada, en julio del año pasado.
Mientras el comisionado de Condepor pide “cachimbear” a los militantes liberales, su hermana Rixi invita a sus partidarios a ser parte de la madre de las batallas.
Para la exrectora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Julieta Castellanos, un proceso electoral no tendría que ser un campo de batalla como lo declaró la precandidata oficialista. La socióloga refirió que “una batalla llama a una guerra, a una confrontación”.
“No es una batalla porque nada tendría que ser a la fuerza y nada tendría que imponerse. Es un mal mensaje que una elección se defina como una batalla”, enfatizó.

Ataques personales
Los discursos del oficialismo están marcados por la confrontación y a vez por la burla, como cuando la presidenciable Moncada se burló de su adversario liberal Salvador Nasralla a quien llamó “oportunista y camaleón” y “candidato prestado”.
“Yo creo que está fly”, señaló Moncada sobre Nasralla, haciendo uso una expresión popular hondureña para referirse a las personas que supuestamente están locos y que usa el anglicismo fly para indicar que está en las nubes o que no está conectado a la realidad, siempre utilizando sonrisas que denotaba burla a su competidor.
Por su parte, Nasralla y otros líderes del liberalismo se refieren a la familia presidencial como el “familión”, al coordinador de Libre, Manuel Zelaya como “un indio” y cuestiona su nivel educativo, algo que el oficialismo rechaza y lo toma como ataque.
Otros líderes de la oposición tildan a Nasralla de superficial y aclaran para el caso que ni usan botox ni se pintan el pelo.

Incitación al odio
La diputada y excandidata a la presidencia, Maribel Espinoza, ha venido advirtiendo sobre la violencia política y la incitación al odio utilizada por Libre como herramienta para lograr sus objetivos de la confrontación y la incitación a la profunda polarización de todos los hondureños para justificar lo que considera su fallido proyecto político.
La política refirió que desde el 13, 16 y 17 julio del 2024 hizo la correspondiente denuncia ante el Alto Comisionado de los Derechos Humanos y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sobre esta situación.
De esa forma, Espinoza señaló que dejó constancia de quiénes serían los responsables de cualquier consecuencia lamentable que se suscite producto de dicha apología del odio.
“Es indispensable que todos los partidos de verdadera oposición asumamos una realidad: Para el socialismo de Libre este proceso no se trata de una fiesta cívica sino que será “la madre de las batallas como dijo su coordinador” para quedarse en el poder como sea, todo lo cual significa cualquier tipo de violencia”, advirtió.

División de la sociedad
El sacerdote hondureño Ismael Moreno Coto, conocido popularmente como “Padre Melo”, es de la opinión de que “ningún insulto ni ataques personales contribuirá a que el proceso electoral sea creíble, fiable y pacífico”.
Para el padre Melo, “mofarse, insultar, atacar y denigrar a contrincantes, solo contribuye al deterioro de todo el proceso y violencia. Dejemos de lado todo tipo de discurso ofensivo”, invitó a través de un mensaje posteado en sus redes.
La periodista Thelma Mejía considera que los hondureños están viviendo en medio de la polarización política y este discurso de odio que busca estigmatizar, sembrar desinformación, descalificar y generar división en la sociedad.
“La división que busca este discurso de odio tiene fines populistas, así como fomentar posiciones nacionalistas -no partidarias – que a la larga lo que tratan es de confundir a la población y generar una división en la sociedad donde prevalezca la violencia y el discurso político de odio y ese discurso de odio nos puede llevar a una violencia que puede terminar siendo no sólo verbal sino física”, dijo a Proceso Digital.
En esta guerra, advirtió la periodista, “todos deben tener mucho cuidado con el manejo de la información y todos también debemos crear una coalición ciudadana de medios y ciudadanía para poder enfrentar esas estrategias desinformativas y estigmatizantes que tienen como propósito descalificar actores, a los medios y con ello desmantelar la democracia”, afirmó.
El abogado y doctor en derechos humanos, Joaquín Mejía, lamentó que la clase política “alimenta” entre sus militantes “una concepción del otro (político) como enemigo o rival que hay que eliminar”.
Incluso la Conferencia Episcopal de Honduras (CEH) ha expresado en su reciente comunicado que les preocupa que los conflictos políticos “estén siendo usados y manipulados por grupos que se mueven en los corredores subterráneos del crimen organizado, para confundir y conducirnos hacia la ingobernabilidad”.
Por su parte, el director de Democracia y Transparencia de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), Juan Carlos Aguilar, señaló en entrevista a Proceso Digital que esta práctica de dividir a la sociedad hondureña data desde años anteriores.
“No es nada nuevo, fue algo que se vivió en el 2021 donde inclusive se esperaba mucha más violencia política, se esperaba mucha más conflictividad”, refirió al agregar que en la actualidad la conflictividad ha escalado.
Esta escalada ha llegado a los discursos de odio, lamentó Aguilar donde “la polarización sobre todo, son dos extremos los que existen en el país, ya no hay un centro y en donde el ciudadano hondureño se ve agraviado porque se caldean los ánimos, eso genera que el proceso democrático no avance como tiene que avanzar al menos desde la parte práctica, de la parte doctrinaria que establece que las ideas sean plurales y no que se condicione a que existe un lado u otro”.
Aguilar confía que el país no llegue a extremos como el ocurrido el primer sábado de junio, cuando un menor de edad desenfundó un arma contra la humanidad del senador Miguel Uribe, uno de los aspirantes presidenciales del partido uribista Centro Democrático para las elecciones de 2026 de Colombia.
Este tipo de hecho son situaciones de extrema violencia política y muchas veces producto de discursos de odio, de esos discursos totalmente plegados hacia la izquierda o hacia la derecha.

Víctimas de violencia política
En Honduras, la violencia política ya deja saldos mortales. Un informe del Instituto Universitario en Democracia, Paz y Seguridad (IUDPAS), de la UNAH, que monitorea el ambiente electoral desde la convocatoria a las elecciones el pasado 8 de septiembre, indican que 27 hombres y 15 mujeres han sido víctimas de violencia política en el país, la mayoría del partido Liberal, segunda fuerza de oposición, y del Libertad y Refundación (Libre, en el poder).
Entre los incidentes de violencia política registrados por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras destacan nueve homicidios, ocho agresiones simbólicas, seis atentados, cinco intentos de coacción o intimidación, cinco casos de difamación, tres agresiones físicas, dos amenazas de muerte, y dos incidentes de daño a la propiedad y de discriminación o exclusión.
Por su parte, el Centro de Estudios para la Democracia (Cespad), reporta que entre septiembre de 2024 y febrero de 2025 se registraron cuatro homicidios y cinco atentados, y amenazas contra Ana Paola Hall, una de los tres consejeros del Consejo Nacional Electoral (CNE).

Entre las víctimas mortales en lo que va del proceso electoral figura el empresario Iván Zambrano, que fue precandidato a alcalde del movimiento «Avanza», del opositor Partido Nacional, liderado por Ana García, esposa de Juan Orlando Hernández, para las pasadas elecciones primarias de marzo pasado.
También fue asesinado, a balazos, Ebernor Santos Paredes, precandidato a la Alcaldía de Lamaní, departamento de Comayagua (centro), por el Partido Libertad y Refundación (Libre, en el poder), en noviembre pasado.
En un reciente análisis sobre el proceso electoral, el Cespad advirtió sobre el riesgo de la violencia electoral, tomando en cuenta que Honduras enfrenta una grave crisis de violencia vinculada a grupos armados y que las estrategias para contrarrestarla son insuficientes.
“Es importante reconocer que la lucha por el control territorial y la influencia política en beneficio de estos grupos puede derivar en ataques contra de candidatos y candidatas con agendas contrarias, buscando mantener o ampliar su dominio en distintas regiones del país”, cita el reporte. VC