San Antonio de Flores, Choluteca – Las esperanzas de la pequeña agricultura florecen en el sur de Honduras, en especial en la Mancomunidad de los Municipios del Norte de Choluteca (MANORCHO), donde un modelo de gestión financiera está dando resultados alentadores a los pequeños agricultores que no tienen acceso al crédito.
Conformada por los municipios de San Isidro, San José, San Antonio de Flores y Pespire, la mancomunidad de MANORCHO se sumó desde hace más de un año a una iniciativa del Fondo de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) que impulsa un innovador modelo de gestión por medio de un Centro de Desarrollo Financiero (CDF) en el cual los pequeños agricultores obtienen préstamos a tasas blandas de interés.
Este CDF también funciona en otra mancomunidad en el occidente del país denominada MANCOSOL que comprende los municipios del suroeste del departamento de Lempira. Tanto MANCOSOL como MANORCHO se ubican en el llamado corredor seco de Honduras que comprende al menos 12 de los 18 departamentos del país, afectados por los cambios climatológicos a causa del cambio climático.
En MANORCHO, el Centro de Desarrollo Financiero está teniendo una experiencia alentadora en la aldea de Paso Real, en San Antonio de Flores, donde una familia compuesta de 11 hermanos, está labrando su propia historia de éxito a base de esfuerzo y sacrificio.
Se les conoce como “Grupo Ideal”, quienes cansados de tocar las puertas de los bancos para obtener créditos para el cultivo, optaron por apostar al CDF, porque a falta de crédito en la banca, tuvieron que acudir al dinero plástico donde la tasa de interés es del 84 por ciento anual.
“Pero ahora eso está cambiando. Yo colecciono las libretas de los cuatro bancos públicos y privados a los cuales solicitamos créditos, pero nos cerraron las puertas porque ellos no creen en la agricultura, menos en el pequeño agricultor”, dijo a Proceso Digital don Rafael Núñez, padre de tres hijos, y uno de los integrantes del Grupo Ideal.
“Mire los bancos vienen acá, le ven las tierritas que uno tiene y le dicen: esto está valorado en un millón (de lempiras) pero solo le podemos prestar 200 mil lempiras. ¿Cómo va creer usted que se siente uno, cuando le valoran tan barato su esfuerzo de toda una vida? Mire, da rabia, pero un día voy a ir a sus oficinas a tirarles estas libretas que colecciono y decirles: ya no los ocupo”, agrega un indignado Núñez que cuenta cómo a puro esfuerzo y gracias al centro de desarrollo financiero están cambiando la historia en su comunidad.
La tilapia como alternativa
Paso Real es una aldea que queda a pocos metros de la carretera panamericana y sus habitantes viven de la agricultura de subsistencia y el ganado en pequeña escala. Sus calles siguen siendo polvorientas y la brisa refresca según la temporada pues son zonas muy secas propias del sur de Honduras. Paso real está a 75 kilómetros de Tegucigalpa, la capital.
Pero ellos tienen una ventaja: están a pocos metros de la represa hidroeléctrica “José Cecilio del Valle” que todos llaman popularmente como “represa de Nacaome”, aunque geográficamente pertenezca al departamento de Choluteca. Ahí confluyen el río Verdugo y el río Moramulca, ambos dan origen al río Grande o Nacaome. Por eso la gente la llama represa de Nacaome, explican los pobladores, para quienes ese tipo de fronteras no existen.
En las faldas del río Verdugo que abastece a la pequeña hidroeléctrica, el Grupo Ideal está incursionando en el cultivo y comercialización de la tilapia, un pez de agua dulce muy popular en el consumo hondureño.
Es miércoles y es un día peculiar para Paso Real y el Grupo Ideal, pues es el día de compra y venta del producto. El cultivo de tilapia requiere de seis meses y un estricto cuidado. Como en el Grupo Ideal todos son familias, la incursión en este negocio alternativo para levantar un poco la economía en la zona, requiere de mucha dedicación y sacrificio.
Ellos se han distribuido las tareas, su jornada es 24/7 y a las labores se incorporan sus hijos, sobrinos, nietos, pues aparte de cultivar tilapia están también queriendo rescatar otro producto de agua dulce en extinción en el sur del país: el camarón de agua dulce y la langosta. Al camarón de agua dulce se le conoce popularmente en esa zona como “chacalín” y ha sido un plato tradicional en la alimentación sureña.
En el caso de la tilapia, los resultados empiezan a ser satisfactorios. Cuentan con amplias lagunas de cultivo en la cual trabajan habitantes de las otras aldeas que conforman el municipio de San Antonio de Flores y según los integrantes del Grupo Ideal se encuentran en un punto de equilibrio, que les ha permitido pagar sus créditos.
Ellos sueñan con exportar a El Salvador y Nicaragua. “Es nuestro sueño pero nos falta aún hacer muchas cosas y nos estamos preparando para ello. El miércoles es un día de movimiento porque nos vienen a comprar la tilapia y un día alguien se nos acercó y dijo que si le podíamos vender tilapia en grandes cantidades semanales. Nos vimos las caras y dijimos: todavía no, pero pronto le venderemos eso y más. Y ahí están, esperándonos”, cuenta don Rafael.
La idea del CDF
¿Cómo el Centro de Desarrollo Financiero que impulsa la FAO ha servido en este proceso? Marvin Moreno, uno de los técnicos responsables de la FAO, comenta a Proceso Digital que el CDF es una especie de bolsa común donde convergen cajas rurales, pequeñas cooperativas, grupos de patronatos, campesinos y otros que ponen un capital semilla para facilitar préstamos a tasas preferenciales, generalmente de 1.5 mensual, que viene siendo un 15 por ciento anual.
El CDF es una especie de alianza público privada comunitaria, pues participan los gobiernos locales y algunas instancias gubernamentales ligadas al sector productivo. En el caso de los gobiernos locales estos sirven como avales para obtener créditos mayores y las instancias de gobierno que ahí operan ayudan con la canalización de proyectos. Son esfuerzos comunes que trabajan en coordinación con la FAO.
El capital semilla que ponen cada uno de los grupos que conforman el CDF es de cinco mil lempiras, y luego dan una mensualidad de 150 lempiras. El CDF de la MANORCHO está conformado por 33 socios entre cajas rurales, patronatos, pequeños agricultores, cooperativas entre otros.
Los créditos, según explicó Moreno, se prestan en un promedio de 12 a 36 meses y son montos pequeños que van desde dos mil lempiras a 20 mil lempiras, según el rubro o la capacidad de pago. Son créditos solidarios porque todos son avales de quien solicita el préstamo. Si éste no puede pagarlo, los demás asumen la deuda y ello garantiza que el circulante nunca se detenga y que exista compromiso de honrar sus deudas.
“Uno de los grandes desafíos del país son los sistemas formales de crédito que de alguna manera no están diseñados para que los pobres tengan acceso a recursos financieros. Nuestro modelo financiero se centra precisamente en dar oportunidad a esos pequeños sectores, tomando en cuentas sus necesidades desde la territorialidad”, acotó Moreno.
Las esperanzas de MANORCHO
Solo en el CDF de la MANORCHO, unas 30 mil familias han sido beneficiadas y la experiencia de Grupo Ideal de Paso Real, es apenas una historia de otras tantas que están por ser contadas por quienes conforman la MANORCHO, expresó el técnico de la FAO.
Pero es el alcalde de San Antonio de Flores, César Núñez, quien cifra sus esperanzas en la experiencia que el CDF está generando en la MANORCHO, al asegurar que si bien esta es una de las primeras mancomunidades en Honduras, creada a fines del siglo pasado, es ahora como están viendo la importancia del crédito solidario pues “esta experiencia está superando otras iniciativas pasadas”.
“No ponemos trabas al ciudadano para su préstamo y sabemos que el centro financiero es la alternativa para el desarrollo de nuestro municipio y de la mancomunidad”, agregó, al indicar que un componente que tienen con este modelo es apoyar los programas de seguridad alimentaria para hacer de este esfuerzo un proyecto integral de desarrollo.
“Aquí vamos probando con el ensayo y el error, aquí estamos apoyando este proyecto de tilapia, pero también estamos entrando a la siembra de verduras y otras variedades de legumbres adaptables a climas ásperos como los de estas zonas, gracias al apoyo técnico de la FAO y la secretaría de Agricultura”, indicó el edil, reelecto por tercera ocasión por el gobernante Partido Nacional.
De momento con los dos CDF que impulsa la FAO, dos mancomunidades del país conformadas por 10 municipios en conjunto, cuentan ya con historias de éxito por contar, un diagnóstico de competitividad rural y han logrado colocar desde su creación cerca de 300 mil dólares en pequeños créditos para diversas áreas vinculadas a la agricultura familiar y otras áreas productivas propias de la zona en donde se encuentran.
Esta experiencia hondureña ha servido para que pequeños agricultores centroamericanos y del Caribe se desplazaran recientemente a la zona sur a conocer de primera mano el trabajo de estas familias campesinas, en el marco regional de una estrategia de fortalecimiento de la agricultura familiar que impulsa la FAO y el Consejo Agropecuario Centroamericano.









