– La lenta depuración en la Policía hondureña le ha dado al cuerpo castrense grandes espacios, específicamente en el campo de seguridad pública.
– Esta misma semana las FFAA pasan a la egida del Tribunal Supremo Electoral, de cara a los comicios generales del 24 de noviembre entrante.
En medio de escenarios que matizan el ambiente preelectoral con la inseguridad, los soldados hondureños han pasado, cada vez más, a ser actores protagónicos del diario vivir de los hondureños.
Su presencia es notaria en los sitios públicos y su protagonismo es objeto de discusiones, coincidencias y desencuentros en los ámbitos de opinión e información.
La llamada “Operación Libertad”, una de tantas diseñadas para proteger a la ciudadanía de la delincuencia hace ver a los uniformados por barrios, colonias y espacios públicos de diferentes ciudades hondureñas.
También llevan a cabo operaciones especiales como “Xatruch III” en la conflictiva región del Aguán. Son fuerzas instaladas entre los departamentos de Colón y Olancho, allí un comando permanente justifica su presencia con el fin, justifican, de mermar los conflictos que lindan entre el agro, la delincuencia organizada y común.
Pero esas tareas, puestas en práctica esporádicamente en diferentes gobiernos, no son las únicas que ejercen los militares de este país centroamericano, donde además brindan seguridad en los principales presidios mediante la instauración de “anillos”, como una medida para bajar las fugas y las muertes al interior de las cárceles, centros donde hay tráfico de drogas, armas, se realizan extorsiones a personas y negocios de todo el territorio nacional entre otras habilidades propias de verdaderos laboratorios del crimen.
A las anteriores tareas, la semana que recién terminó entró en funcionamiento la Policía Militar del Orden Público (PMOP), básicamente en las ciudades de Tegucigalpa y San Pedro Sula.
Este nuevo cuerpo élite del Ejército opera en barrios, colonias y sectores, ocupados por la delincuencia común y organizada.
Pero el radio de acción del Ejército no se circunscribe en lo anteriormente planteado, sus efectivos son parte de las operaciones conjuntas antidrogas que realizan fuerzas multinacionales, en un país donde estas mismas fuerzas de combate regional estiman pasa por lo menos el 90 por ciento de la droga que desde el sur del continente es enviada a los Estados Unidos.
Al par, sus tareas constitucionales como salvaguardar la soberanía territorial ha requerido en los últimos días de su atención especial debido a las amenazas que entorno a la posesión Isla Conejo ha lanzado el presidente Salvadoreño, Mauricio Funes.
En el transcurso de esta semana, los militares pasarán a disposición del Tribunal Supremo Electoral (TSE), en su calidad de custodios y garantes de los comicios generales de noviembre próximo.
“Han perdido el norte”
Esa interminable lista de funciones militares es objeto de pensamientos encontrados en Honduras.
A criterio de la socióloga Mirna Flores, las Fuerzas Armadas “han entrado a un protagonismo sin precedentes, precisamente por ser un contexto de campaña política”.
La experta en temas de seguridad vinculó la salida de los militares a las calles como la búsqueda de beneficio político a costa de la seguridad de la ciudadanía, en consecuencia, Flores calificó que con la diversidad de funciones en las que las Fuerzas Armadas se involucraran deja ver que la entidad castrense “ha perdido el norte”.
Al mismo tiempo añadió que el problema de seguridad, requiere de fuerzas integrales.
“Gozan de credibilidad institucional”
Por su parte, el analista Ernesto Gálvez, manifestó que con la diversidad de funciones que desempeñan, las Fuerzas Armadas han alcanzado “un alto protagonismo”, lo cual calificó como “bueno para la sociedad”.
Acotó que las Fuerzas Armadas, ha venido adquiriendo niveles de “credibilidad institucional”.
Gálvez es del criterio que las Fuerzas Armadas “deben usarse de la mejor manera en cualquier ámbito que la sociedad los requiera”, mientras el país no demande el cumplimiento de sus roles establecidos, dijo.
Además manifestó que “ante el desprestigio muy pronunciado de la Policía Nacional, la sociedad tiene que recurrir a las instituciones que tienen más prestigio”, en este caso el instituto castrense.
Rectora de la UNAH: Rol histórico
La rectora de la estatal Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Julieta Castellanos, relató momentos históricos que han marcado la preeminencia de la institución militar hondureña. “Si hay precedentes de protagonismo de las Fuerzas Armadas: dieron golpes de Estado y fueron gobierno. En este momento las Fuerzas Armadas tuvieron un proceso de reforma que comenzó con la separación de la Policía de lo que era la Fusep,” recordó.
Luego se refirió a las líneas marcadas en ese proceso de reforma y destacó “una de ellas es que las Fuerzas Armadas habían perdido mucha credibilidad por la violación de derechos humanos, otro punto es que eran vulnerable a la corrupción cuando administraban empresas públicas y cuando fueron gobierno y el tercer elemento es la administración de empresas de gobiernos que eran de orden civil y que ellas bajo el calificativo que eran de seguridad nacional continuaron administrándolas”.
Prosiguió recordando, su visión histórica en torno a la evolución militar, al decir que todo cambió en los 90 y en los primeros años del actual siglo, sin embargo, el tema de seguridad es lo que ha traído de nuevo a las Fuerzas Armadas al protagonismo, “esto comenzó con el ciudadano Ricardo Maduro cuando su política de cero tolerancia y las Fuerzas Armadas en patrullajes conjuntos. El presidente (Manuel) Zelaya siguió con la política del presidente Maduro, pero retrocedió en algunas cosas que habíamos logrado. Primero cuando le prolongó el período de jefe del Estado Mayor Conjunto don Romeo Vásquez Velásquez, sin que él tuviera el derecho, violentando el derecho de otras promociones. En segundo lugar cuando los militares volvieron a administrar empresas públicas”.
Asimismo recordó el momento en que militares fueron actores de la salida del ex presidente Manuel Zelaya del poder a finales de junio de 2009, pero aclaró que esta acción no fue una iniciativa de las Fuerzas Armadas en sentido estricto, sino que había una crisis política, donde, a su juicio, principalmente el Partido Liberal no pudo tener una cohesión interna importante, al no poder superar las propuestas de Manuel Zelaya de una consulta, de una cuarta urna y de una constituyente, a lo que se suma la incapacidad de toda la gente política de ponerse de acuerdo. Todo esto es lo provoca esta irrupción de nuevo en las Fuerzas Armadas, acotó la rectora.
Temor a una fuerza más con impunidad
Para Castellanos “en este gobierno las Fuerzas Armadas se van fortaleciendo en su papel de la seguridad pública, un hecho que obviamente no tiene la aceptación de la mayoría de la población con una formación más crítica y más democrática y que entiende que el rol de la seguridad pertenece a la Policía y el rol de la defensa nacional corresponde a las Fuerzas Armadas”.
Castellanos apunta que todavía hay otro escenario y es cómo se va a salir de este nuevo episodio si los militares logran llevar seguridad a los barrios más conflictivos y si logran capturas de bandas criminales en el Caribe hondureño y si se ve un aporte claro y significativo. Estos hechos, a su criterio, van a potenciar más a la las Fuerzas Armadas.
Agregó que “el riesgo en este tema obviamente es la relación de derechos humanos y fundamentalmente que sus oficiales se vean involucrados en actos criminales como ya lo hemos visto, el joven Eved Yánez que fue asesinado por oficiales de las Fuerzas Armadas y luego la joven que la semana pasada fue raptada o buscaron servicios personales de ella, esta acción terminó en rapto, fue llevada al sur y pidió auxilio a la Policía. Aquí lo preocupante es que los tres oficiales involucrados los va a ver un fuero militar y no corresponde porque tiene que ser un fuero civil porque lo que ellos han cometido si se verifica la denuncia es un delito común y no un delito de guerra”, apuntó.