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Modernización o dependencia

José S. Azcona

¿El atraso de nuestros países es producto de nuestras carencias propias o nos es impuesto por un régimen internacional desigual?  La importancia relativa de cada una de las causas motiva el surgimiento de las dos teorías de desarrollo que mayor impacto tuvieron en la segunda mitad del siglo XX.  Mucho escuchábamos de ellas anteriormente, pero desde la caída del bloque soviético y la universalización de la economía de mercado, el debate entre ambas ha pasado a un segundo plano.

La teoría de la modernización y la teoría de la dependencia son dos enfoques contrastantes que intentan explicar las causas del desarrollo y subdesarrollo en el mundo, especialmente en las naciones periféricas o en vías de desarrollo. Como modelos mentales que son, tienden a simplificar la realidad, por la que siempre deben de ser vistas en todo su contexto.

La teoría de la modernización emergió en los años 1950 y 1960, y su auge coincide con la Guerra Fría en un contexto en el que las potencias occidentales buscaban ofrecer un modelo de desarrollo capitalista a las naciones descolonizadas para contrarrestar el comunismo.  Este modelo tiene implícita una igualdad en las condiciones de competencia entre los países. Sólo se trata de copiar lo que ha funcionado para los más avanzados y se logra el desarrollo. Según esta perspectiva, factores internos como la adopción de tecnología, el incremento en la especialización económica y la adopción de valores modernos (secularización, racionalismo, individualismo) son clave para el desarrollo.

Por su parte, la teoría de la dependencia surgió en América Latina en las décadas de 1960 y 1970, en un contexto de descontento con los resultados limitados de las políticas de desarrollo que se habían inspirado en la modernización. Según esta teoría, los países menos desarrollados lo son por el rol periférico y subordinado que ya les ha asignado la organización de la economía mundial.  El progreso que se da en gran medida refuerza las desigualdades estructurales, y el desarrollo de los países del centro ocurre a expensas del subdesarrollo de la periferia. El comercio internacional perpetúa esta dinámica mediante el intercambio desigual (productos de alto valor agregado contra primarios).

Como modelos creemos que ambos son válidos.  Los dos tienen algo que aportarnos en el camino de construir un futuro de más prosperidad y bienestar. De la modernización aprovechamos el énfasis que hay que darse a la educación, desarrollo sociocultural, gobierno democrático, y a la opción de los avances en la tecnología y diferentes elementos del progreso humano.

De la dependencia obtenemos la vigilancia que hay que tener en cuidar y defender los intereses nacionales contra los de los extranjeros. A no confiar de forma ciega en lo que nos indiquen los organismos de crédito o de cooperación internacionales, ya que tienen sus propias agendas, y desde el punto de vista de ellos somos una entidad dependiente y subordinada.  Y a que los extranjeros (¡ninguno!) no vienen a entregarnos cosas de gratis, ni debemos de tener una esperanza de que así sea, ya que ellos velan primariamente por su propio interés (como debemos hacer nosotros).

Por tanto, ya sea que creamos que el atraso es culpa de una subordinación impuesta o producto de nuestras limitadas capacidades, las soluciones tienden a ser las mismas. Trabajar, buscar la excelencia, aspirar a un buen manejo de las cosas públicas, maximizar la inversión, priorizar la educación, y tratar de construir una sociedad más igualitaria.  Acompañado esto de cuidar el interés nacional y tenerlo en cuenta siempre para tomar decisiones, luchando por abrir espacios y oportunidades a nivel internacional. Las soluciones deben ser guiadas localmente, pero aprovechando todos los recursos y experiencias globales.

Para leer:

Un acuerpamiento muy completo de la teoría de la dependencia es Las Venas Abiertas de América Latina, de Eduardo Galeanohttps://www.corteidh.or.cr/tablas/r31206.pdf

Para la teoría de la modernización, este es un clásico de Samuel Huntington: El orden político de las sociedades en cambio

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