En las últimas dos semanas, Zelaya ha hecho de Sudamérica el quehacer fundamental de sus actividades, realizando visitas a dichas naciones y ordenando las destituciones de los embajadores y el resto del personal diplomático que responde a la realidad política que de Tegucigalpa donde está instalada una nueva administración.
Y mientras más profundiza sus viajes al sur, Zelaya se aleja más de Honduras, ya que parece no contar con mayor respaldo en el centro del continente americano y mucho menos en el norte.
Ecuador, Brasil y Chile fueron sus periplos la semana pasada de Zelaya cuando fue recibido por los mandatarios de estas naciones que le dispensaron tratativas de jefe de Estado.

Esta semana se encuentra en Perú, donde el pragmático presidente Alan García le dispenso un recibimiento menos caluroso y le dio el calificativo diplomático de «visita de trabajo», según palabras del canciller José Antonio García Belaunde y no «visita de Estado» que obliga al protocolo presidencial dar recibimiento por todo lo alto.
Pero indistintamente como se califique la visita de Zelaya, lo práctico es que las mismas se concentran en el sur del continente, que históricamente ha estado alejado de las influencias en el centro del continente y el Caribe, esfera reservada para Washington.
Y lo anterior queda en evidencia, porque mientras el destituido Zelaya se pasea por las capitales sudamericanas, las verdaderas gestiones o negociaciones sobre el futuro de Honduras se realizan en Washington, la capital estadounidense.
Una delegación del gobierno de Micheletti se encuentra en la capital estadounidense negociando con la Organización de Estados Americanos,OEA, la visita de una misión de cancilleres que debe venir a dialogar con las autoridades establecidas sobre la salida a la situación política hondureña.
Asimismo, la delegación se ha reunido con altos funcionarios del departamento de Estado norteamericana, mientras Zelaya no muestra interés en viajar a Washington. Es más el ex presidente se siente cómodo en Sudamérica atacando al presidente Barack Obama por lo que llama su debilidad en tratar a las autoridades de Tegucigalpa.
En Centroamérica solo le queda Managua. Los países del Norte (Guatemala y El Salvador) han optado por el realismo y solo lo recibieron una vez, pero no han vuelto a acordarse de él, mientras al sur Costa Rica sigue esperando la respuesta al Plan Arias para la salida pacífica a la crisis hondureña y Panamá con Ricardo Martinelli en el poder se ha olvidado completamente de Zelaya.
Tras la destitución de Zelaya, la comunidad internacional ha insistido en reconocerle como presidente legítimo de Honduras.
De hecho el ex ministro de Defensa y cercano colaborador de Zelaya, Arístides Mejía, afirmó que Zelaya no quería regresar a Honduras y que su regreso es más un capricho de la comunidad internacional que el del ex mandatario.
No viaja al centro del “albismo”
Tras definir a Sudamérica casi como el «quehacer fundamental» de su «ofensiva diplomática», curiosamente Zelaya no ha viajado ni a Venezuela, Bolivia y otros estados de la Alba, sus socios estratégicos e ideológicos.
Chávez no lo ha recibido en Caracas, igual Evo Morales en Bolivia y su viaje a Ecuador fue más como invitado a asistir al segundo mandato de Rafael Correa, evento al cual invitaron a centenares de personas. Pero como visita de un «presidente» no ha sido recibido por Correa.
Igualmente los estados cuasi “albistas” de Paraguay y Argentina le han dispensado invitación a Zelaya, a pesar que Fernando Lugo y Cristina Fernández se han erigido en defensores del ex mandatario hondureño.
Europa
Igualmente, Zelaya no ha viajado a Europa pero se conoce que su equipo de asesores trabaja por lograr que sea invitado a visitar cualquier capital del viejo continente.
Los esfuerzos se centran en España, pero los socialistas en el poder sólo se concentran en dar declaraciones de apoyo a Zelaya, pero no se han dignado a invitarlo a la Moncloa para que lo reciba José Luis Rodríguez Zapatero.







