«Creo que España es la favorita para ganar este torneo. Tienen el equipo más consistente de los últimos dos o tres años y han ganado los partidos importantes», aseguró el técnico.
Para Löw, la semifinal no será una venganza de la final de la Eurocopa de 2008, cuando España se impuso a Alemania.
«Es una situación diferente. Nosotros hemos mejorado mucho desde entonces y creo que tenemos ocasión de ganar ese partido», señaló el técnico.
El seleccionador germano espera un rival que «comete muy pocos errores, menos que Inglaterra o Argentina», sus víctimas en octavos y cuartos de final, respectivamente, además de un equipo «muy peligroso, que no tiene un único Messi, sino varios jugadores que pueden marcar la diferencia en el campo».
«Están muy bien organizados, tienen un equipo muy sólido desde la defensa hasta el ataque y son muy fuertes. Hacen que el fútbol parezca fácil, como si no gastaran energía», señaló.
El técnico aseguró que es difícil comparar a los goleadores de ambos equipos, Miroslav Klose y David Villa, porque tienen características diferentes.
«Klose es un delantero centro puro y Villa se involucra más en el juego del equipo desde el centro del campo. Ambos tienen una habilidad increíble para marcar y los dos han estado muy bien en el Mundial. Me parece que Villa ha sido más determinante, porque ha logrado el 80 por ciento de los goles de su equipo», dijo.
En cuanto al centro del campo, Löw también estableció diferencias entre la pareja formada por Sami Khedira y Bastian Schweinsteiger y la española de Xavi Hernández y Andrés Iniesta.
«Ellos han jugado juntos durante mucho tiempo en el Barcelona y eso les da cierta ventaja. Nuestro objetivo es centrar nuestro juego sobre ellos, pero también sobre Xabi Alonso y (Sergio) Busquets, tal y como hicimos sobre Messi en el encuentro de Argentina. Será la clave del partido», afirmó.
Para Löw la clave será dominar el partido, lo que no pasa sólo por tener la pelota, sino también por contrarrestar el juego español.
A diferencia de la Italia de hace cuatro años, que se impuso por su organización perfecta, Löw señaló que España y Holanda son dos equipos que se vuelcan más en el ataque, lo que les hace más peligrosos.
El seleccionador reconoció que la baja de Thomas Müller, sancionado por haber visto dos tarjetas amarillas, es «un duro golpe» para su equipo, pero se mostró confiado en poder sustituirlo con garantías con hombres que no han jugado muchos minutos y que están en buena forma, como Piotr Tronchowski o Toni Kroos.
El técnico aseguró que la fortaleza del fútbol de su país se sustenta en el gran desarrollo que ha sufrido la liga alemana, como demuestra que el Bayern de Múnich llegara a la final de la Liga de Campeones, lo que se traduce en que se respete más a Alemania en estas competiciones.
Löw indicó que «nunca» dudó del potencial de su equipo, «que ha demostrado una sed de victoria digna de campeones del mundo».
El seleccionador se negó a hablar de su futuro al frente del equipo después del Mundial y aseguró que lo decidirá cuando termine. Hasta entonces quiere estar al cien por ciento centrado en la competición.
