Tegucigalpa (Proceso Digital) – Todo está listo en la sala número 26 de la Corte del Distrito Sur de Nueva York para el inicio del juicio contra el expresidente hondureño Juan Orlando Hernández, acusado de narcotráfico y delitos conexos.
En un ambiente que fácilmente compite con una zaga cinematográfica, el país entero y gran parte de actores en la región siguen el proceso que genera expectativas en algunos y temores en otros. Tanto líderes opositores como oficialistas están expectantes y mientras todos buscan desmarcarse también guardan mesura.
Hondureños de La Florida y de otros estados que han migrado a los Estados Unidos están en las afueras de la Corte buscando un asiento en la sala donde inicialmente se elegirá el jurado.
Esta mañana al menos medio centenar de personas se han conglomerado en las cercanías del tribunal.
Tanto la Fiscalía como la defensa del caso estarán presentes en la selección del jurado. Ellos podrán hacer entre cuatro y seis preguntas a cada miembro para aceptarlo o rechazarlo.
Es un proceso que puede durar hasta dos días y se prevé que el jueves ya estén seleccionados 12 titulares de los 60 candidatos a jurados y al menos 2 suplentes.
Se prevé que el juicio comience el mismo jueves o viernes, luego de tres aplazamientos.
El juicio es inédito, al menos una decena de testigos comparecerán al mismo de parte de la Fiscalía, la mayoría de ellos son capos de la droga que han sido extraditados o se han entregado a las autoridades estadounidenses, mientras que la defensa se ha reservado detalles y aunque sí han adelantado que algunos de sus testigos podrían ser hondureños que carecen de visado para estar presentes en el juicio, lo que les obligará a comparecer mediante alguna plataforma digital.
Tampoco está claro si el propio Juan Orlando Hernández comparezca al estrado en su propia defensa.
En partido Nacional, del cual Hernández fue su máximo líder y el que le permitió gobernar el país por dos períodos consecutivos, se ha desmarcado de las imputaciones contra el otrora su máximo dirigente y aunque dicen ser solidarios con su causa, indican que se le juzga a él y no a la institución política por lo que, apuntan, no tienen que ver con el caso.
La familia de Hernández sigue asegurando que él es inocente y su campaña mediática sigue pregonando el estribillo de que “volverá”.
Mientras que la población contempla el panorama sumergida en una multicrisis que se agrava con el desempleo, el alto costo de la canasta básica y la creciente inseguridad. (PD)