Tegucigalpa – Menos de cuatro meses faltan para que el país se aboque a las urnas y el último domingo del próximo noviembre elija a un nuevo presidente de la nación, así como a sus autoridades legislativas y edilicias. Pero la certidumbre respecto al contexto electoral y cómo se realizarán estos comicios, no es regular ni cierta.
La incertidumbre ronda el proceso plagado de conjeturas, acuerdos bajo la mesa y otros visibles; una agenda política de presuntos desencuentros, especialmente entre las elites de los tres partidos considerados mayoritarios por los resultados obtenidos en las urnas.
Así, liberales, libres y nacionalistas parecen no encontrar del todo el balance que los lleve a aprobar el complemento del presupuesto solicitado por el Consejo Nacional Electoral (CNE), de cara a instar un sistema de trasmisión de resultados bajo el rigor que certifique la transparencia de las elecciones.
Asimismo, las interrupciones y altibajos en el proceso de documentación de la población, a cargo del Registro Nacional de las Personas (RNP), parece ser otro detonante que se cocina a juego lento y que podría alterar la transparencia electoral.
Los distractores desconcentran el cronograma democrático
En tanto el país discurre en un ambiente de zozobra contante donde los temas polémicos y que generan crispación social, no cesan o distraen la atención respecto a la mora del cronograma democrático, tal y como acurre con la puesta en agenda de las zonas de empleo y desarrollo conocidas como ZEDEs; el retorno a clases semipresenciales condicionada por la frontal oposición de los dirigentes magisteriales; la incertidumbre por la falta de la segunda dosis de la vacuna rusa Sputnik V que tienen en el limbo de la inoculación a más de 40 mil hondureños.
De otro lado, las preocupaciones legítimas marcadas por la presencia de la pandemia del coronavirus en su cresta más elevada desde que se instaló en Honduras y que tiene a los hospitales al límite de su capacidad mientras pacientes siguen muriendo en los triajes. Igualmente, la violencia generalizada que afecta a la ciudadanía y que, además, marca profundamente a las mujeres y los actos ligados a la corrupción ocurridos durante la pandemia o la impunidad que blinda a sectores específicos.
Cuenta regresiva
A falta de 118 días para las elecciones generales en Honduras, el país se debate entre la inconclusa entrega de las tarjetas de identidad, la falta de presupuesto aprobado para la instalación del TREP, la carencia de una norma de justicia partidaria, los desacuerdos en la interpretación de la composición de los delegados que compondrán las juntas receptoras, los disque intentos de coartar la libertad de expresión en los órganos electorales, la dualidad en la interpretación de las normas y los ya anunciados cambios o reformas en la recién aprobada Ley Electoral.
Ese cóctel de hechos conlleva a la ciudadanía a una creciente incertidumbre que le trasladan a pensar en comicios desacreditados, fraudulentos, corruptos y hasta violentos. Los hondureños se sumergen así en una zozobra permanente, especialmente porque en los últimos años han vivido crisis inéditas, marcadas por el golpe que sacó del poder a Manuel Zelaya en 2009, medio año antes de concluir su periodo constitucional y luego momentos electorales complejos como el vivido en noviembre de 2017, tras los comicios generales y que conllevaron a un ambiente hostil y violento.
Desmenuzando los hechos
La falta de acuerdos para aprobar un complemento de 900 millones de lempiras al Consejo Nacional Electoral (CNE) y que se garantice el sistema de Transmisión de Resultados Electorales (TREP) el 28 de noviembre, es uno de los principales problemas que ya caducó su fecha estipulada el pasado 27 de julio en el cronograma electoral.
Las pugnas en el órgano electoral y la falta de consenso para lograr decisiones unánimes, así como pretendidas reformas que atentan contra las libertades, son otras aristas que solo auguran lo turbulento del proceso eleccionario de fin de año.
Las otras reformas
En las últimas horas los diputados del círculo de decisión en los tres partidos políticos mayoritarios legislativamente anunciaron que en el contexto de las conversaciones interpartidarias, han llegado a acuerdos para aprobar más modificaciones a la Ley Electoral recién aprobada y aseguraron que son cambios de “forma” que generan mayor trasparencia al proceso.
Proceso Digital conoció que, entre las modificaciones a la Ley, aparte de las ya anunciadas, los parlamentarios se aprestan a uniformar la hora en que los miembros de las juntas receptoras deberán estar en las mesas y ese mismo horario deberá también corresponder a los delegados observadores.
En ese mismo orden contemplan reformas para regular el número de los miembros que representarán a las alianzas políticas, en el caso que las mismas sean parciales y, a las que pretenden asignarles un solo delegado.
Entre las reformas también buscan que los miembros de los órganos electorales locales sean del lugar que representan, no así los que componen las juntas receptoras que, de acuerdo con la potencial reforma, pueden ser de cualquier lugar del país, para sortear las amenazas que llegan de las bandas criminales, dijo la alta fuente.
“Buscamos aclarar situaciones que pueden verse como contradicciones en la ley” dijo un parlamentario que está en el centro de las pláticas.
De llegar al punto de coincidencia, la Cámara Legislativa será convocada los primeros días de esta semana, para aprobar las decisiones políticas.
Otros componentes que causan ruido
En tanto, la parsimoniosa entrega del nuevo Documento Nacional de Identificación (DNI) y los cuestionados traslados electorales, completan la lista de imponderables que generan desconfianza en la población.
Igualmente, el sorteo para definir la ubicación en la papeleta electoral se ha postergado por casi un mes. Los partidos no conocen en qué posición irán y el órgano electoral justifica que hay recursos pendientes que deben ser dilucidados antes de dar este paso primordial.
Expertos y actores políticos consultados por Proceso Digital concuerdan que se teje de forma planificada agrega incertidumbre a los comicios generales de noviembre, aunque los argumentos que ellos esgrimen son diversos.
Vacío electoral
En conversación con Proceso Digital el expresidente del desaparecido Tribunal Supremo Electoral (TSE), Augusto Aguilar, afirmó que en Honduras existe un vacío democrático, refiriéndose a la ausencia de la segunda vuelta electoral al tiempo de prever que esa ausencia, provocará un panorama convulso el día de las elecciones y después de las mismas.
“El no haber aprobado la segunda vuelta ha dejado un vacío enorme en el sistema electoral hondureño, algo que ya fue superado en casi todos los países de América Latina”, reiteró el experto en el tema electoral.
La responsabilidad de la no aprobación de la segunda vuelta electoral que daría a Honduras un presidente con el 50 % más uno de aprobación de la población, así como el retraso de la Ley Electoral y ampliación del presupuesto, son condiciones que dañan desde ya el proceso externó.
“Toda esa tardanza reduce el tiempo y espacios para los organismos como el Consejo Nacional Electoral y el Registro Nacional de las Personas puedan desarrollar su labor de forma normal”, acentuó Aguilar.
Resumió que sí existirán elecciones este año, pero, con un panorama convulso por “la falta de legitimidad de un presidente que no tendrá el 50 % de aprobación”, predijo.
Al respecto, advirtió que es muy probable que existan irregularidades el 28 de noviembre a causa de que no se ha resuelto totalmente el tema de traslado de personas y de la identificación.
Acudir a las urnas es la clave: Valladares
De su parte, el analista político Olban Valladares dijo a Proceso Digital tiene que haber elecciones y todos los ciudadanos aptos para ejercer el sufragio deben exigir este derecho.
“Que van a haber elecciones, tienen que haber elecciones y todos los ciudadanos aptos para ejercer el voto tienen que dormir, soñar, alegar y discutir que las elecciones son el último domingo de noviembre”, expresó el analista.
Para el excandidato presidencial por el Pinu-SD, es impensable creer que no habrá elecciones, lo contrario es pensar en favorecer la convulsión del pueblo hondureño.
Aceptó que existe un conflicto político en este momento, pero ello no debe asustar a la población.
Al respecto, recordó que Honduras no cuenta con una elección política en los últimos 40 años que no haya pasado por un momento de incertidumbre.
“En las próximas elecciones el electorado no se puede equivocar, tiene que escoger a las personas que cuenten con los mejores atributos para conducir al país económica y socialmente”, zanjó el también expresidenciable.
Elecciones pueden derivar en una crisis
La desesperanza y la incertidumbre sin duda alguna son sentimientos que prevalecen en la sociedad, con respecto al panorama político y el proceso electoral, mientras sorprende el cinismo de los políticos, dijo a Proceso Digital el analista Filadelfo Martínez.
Para Martínez, los problemas son los de nunca acabar porque hoy están enfrascados en lo que es la Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP), pero en pocos días, si se llega a un acuerdo en este tema, la controversia seguirá en la mesa de debates, y posiblemente sea el tema de la entrega del documento de identificación, o quizá otro.
“Es decir ya es un proceso muy difícil de corregir, en términos de credibilidad y de calidad que le permita a la ciudadanía hondureña confiar en los resultados de noviembre”, adicionó.
Para el politólogo “sorprende el cinismo con que los políticos de todos los partidos pretenden explicarnos el debate, el conflicto y el zipi-zape” que mantienen.
Martínez, es del criterio que, es obvio que, como sociedad, los hondureños cometen el error de ponerse en manos de políticos que son del “criterio que para ganar hay que utilizar la maña, hay que utilizar la trampa”.
“Ellos (políticos), piensan que su gran estrategia es impedir que las trampas del otro, que las mañas del otro le puedan derrotar”, expresó.
De manera que no es la aceptación del electorado, ni una propuesta electoral lo que prevalece sino “cuál es la maña más efectiva y eso no se puede corregir, ya el sistema está corrupto está deteriorado”, fustigó.
En tono receloso anotó, “y así vamos a ir a elecciones; yo espero que tengamos elecciones”.
“Son elecciones que pueden derivar en una crisis, si los políticos están interesados en convertirlo en una crisis de mayor envergadura; es una pena que el país esté atrapado por gente tan irresponsable”, cerró.
Peor escenario que 2009
El padre Florentino González, párroco del El Triunfo, Choluteca, comparó la actual situación de país como cuando el expresidente Manuel Zelaya se oponía a aprobar el presupuesto general allá por 2009.
“Está pasando lo mismo, quieren dar una dilatoria, pero qué hay detrás de eso, pues de repente como ellos mismo los políticos dicen que quieren continuismo y quieren quedarse un tiempo más…”, expresó, al tiempo de relacionar la situación con la evidente penetración de otros actores oscuros a la institucionalidad.
“Hay una presión fuerte, nacional e internacional, para que se practiquen elecciones en Honduras, posiblemente se vayan a realizar, pero lo que sucede es que el pueblo vota y allá arriba se cambian los votos, entonces creo que ahí está el peligro. Seguimos en este camino peligroso y en quien menos piensan es en el pueblo hondureño”, indicó.
El padre Florentino lamentó que el país siga con indicadores de décadas de retraso, en tanto la clase política solo vela por sus propios intereses.
Vaticinó escenarios similares o peores que los de 2009. “Honduras no es un país violento, pero al final se rebasa la copa de tanta injusticia y atropello a la Constitución”, externó para luego avizorar que una situación electoral irregular podría degenerar en “pleitos, enfrentamientos y el pueblo se va a levantar”, puntualizó.
Saber elegir y no votar por los señalados en tribunales: Díaz Arrivillaga
Para el analista político, Efraín Díaz Arrivillaga, en el camino que está llevando a las elecciones hay mucha incertidumbre.
Dijo que “no es seguro que sean elecciones creíbles, confiables, transparentes y limpias, como la ciudadanía en general espera que sean”.
Lo anterior porque nuevamente se va a un proceso electoral con las mismas reglas del juego que en que se celebraron las elecciones del 2009, 2013 y 2017, en las que atribuyó “enormes irregularidades y que a más de una década ha tenido como resultado el debilitamiento de la democracia y el debilitamiento del Estado de derecho y la crisis general del Estado y de los partidos políticos”.
Resaltó que se espera que el voto del hondureño, particularmente de los independientes, marque la diferencia y se produzca un cambio en noviembre.
El experto, remarcó que el voto de los hondureños es muy importante para seleccionar a los diputados y que todos aquellos que han sido señalados en actos irregulares contrarios al marco legal, “esos no deben volver al Congreso”.
Finalmente, insistió en que la gente tiene que saber elegir, votar en libertad y con conciencia, “porque el voto es poder y no convirtamos el voto en un instrumento inútil, sino que sea realmente un instrumento para cambiar Honduras”, concluyó.
Sin garantías de transparencia
Para Luis León, director del Instituto Holandés para la Democracia Multipartidaria, la situación en Honduras es compleja debido a la inestabilidad política en la que tienen al país centroamericano la falta de acuerdos y consensos de parte de la clase política tradicional.
“El problema es el irrespeto a los acuerdos entre ellos mismos, y eso es una intimidación para las elecciones, es lamentable que, a cuatro meses de los comicios, el cronograma está paralizado, las identidades no están listas, entre otras variables”, precisó León.
Asimismo, aseguró que quienes deberían dar soluciones, son los que están generando incertidumbre, dudas y falta de confianza, porque la negociación solo les ha heredado más errores, el único consenso logrado es la aprobación de la Ley Electoral y la misma fue a la carrera, cuestionó.
“Yo sí creo que habrá elecciones, improvisadas como siempre y eso denota que no serían las que todos esperamos, porque la falta de claridad y la inestabilidad creada por los mimos políticos, se nos avecina la continuidad de la crisis”, comentó León a Proceso Digital.
La desidia en el Congreso Nacional, las inconsistencias en el Registro Nacional de las Personas, la falta de presupuesto al CNE y la ausencia de reglas claras, podría encaminar a Honduras, a ambientes políticos difíciles no al grado de lo ocurrido al 2017, pero tampoco alejado de esa realidad, avizoró.
Complicidad de las instituciones
Según el padre Germán Cálix, las elecciones están cargadas de mucha incertidumbre y abuso institucional, en esto la población tiene su responsabilidad, por otra parte, el CNE no se decide en temas elementales como la transmisión de resultados, mesas electorales y la digitalización de actas.
Para el coordinador de la Pastoral Social Caritas, el CNE viene a ser cómplice de la situación, ya que no ha definido la posición que llevarán los candidatos a cargos de elección popular en las papeletas electorales y «sabemos que son temas que no dependen de un presupuesto”.
Señaló que es preocupante que a menos de cuatro meses de las elecciones la población no sepa con cual documento de identidad irá a las urnas, incluso se maneja que se podrá elegir con el nuevo y viejo documento, este representa un problema en aras de desarrollar un proceso limpio.
“Lo anterior, es un inminente peligro ya que generaría desesperación en las personas de manera que digan que hay que votar con lo que se tenga, ese es un grave problema porque si no se logran las expectativas, podríamos llegar a escenarios peores a los del 2017”, alertó el religioso.
Cálix sostiene que pareciera que -sin sanar las heridas del pasado- se está convocando a una nueva convulsión social, ya que el hecho de no aprobar el presupuesto al CNE representa una amenaza sin justificación para la democracia, esto no es más un insulto para la población, insistió.
Concluyó diciendo que “los políticos no son tan tontos para cancelar las elecciones, tampoco hay condiciones para que lo hagan, sin embargo, este proceso nos podría heredar situaciones más complicadas que las del 2017, donde se generó una crisis de la cual no se ha podido salir”, concluyó el líder religioso.
(PD)