Los Ángeles – El ingeniero mecánico de JPL-NASA Luis Velasco trabaja en el diseño digital de robots para visualizarlos en tercera dimensión antes de su construcción, experiencia que aplicará en el próximo vehículo autómata «Marte 2020».
«Ésta misión es como una dúplica del que enviamos antes, le llamamos MSL que es un Laboratorio Científico sobre llantas, es un rover», explicó a Efe Luis Velasco en referencia al robot «Curiosity» que alcanzó el planeta rojo en agosto de 2012.
El ingeniero mecánico aseguró que para el nuevo robot, que entre sus objetivos está el de «hacer preparativos para la exploración humana», habrá varios cambios respecto a la anterior misión.
«Hay algunos cambios, y uno de esos me corresponde a mí trabajar, en particular uno que tiene que ver en donde se recogerán partículas que en un momento dado se piensa podamos recuperar después», detalló.
Velasco, originario de Chiapas, México, quien por sus altas calificaciones en la Preparatoria Estatal Uno de Tuxtla Gutiérrez ganó una beca para estudiar ingeniería mecánica en la Universidad Brigham Young (BYU), en Provo, Utah, en 1996.
Adquirió experiencia laboral en las empresas Goodrich y Siemens, entre otras, y en 2004 fue contratado para formar parte del equipo de ingenieros diseñadores en programas de tercera dimensión para el Laboratorio de Propulsión de la Agencia Nacional Aeroespacial (JPL-NASA).
«Somos un grupo de expertos en tecnologías de programas de computación que se usan para diseño, simulación y diferentes tipos de análisis, todo esto es de manera digital», contó Velasco en Pasadena, California.
«Nosotros diseñamos y construimos aparatos (digitalmente) que antes de que podamos empezar a construir una pieza se tiene que crear de manera digital en 3D», indicó el especialista de 43 años.
Acerca de sus aportes en diseño, Velasco recordó que el robot «Curiosity», a diferencia de rovers previos que fueron amortizados dentro de globos que rebotaron hasta desinflarse sobre la superficie de marte, por ser más grande y pesado el sistema de descenso fue planificado con retropropulsión de cohetes.
«Sin embargo después de hacer un estudio en el programa de computación en tercera dimensión resultó que los campos de calor del fuego de los cohetes en la plataforma de descenso, en Marte, afectaría el rover, lo quemarían», detalló el ingeniero.
«Así que con otro colega sugerimos al equipo de ingenieros diseñadores modificar la estructura de la plataforma de descenso para mover los cohetes para que el calor no afecte al rover y los instrumentos científicos», agregó.
En su nuevo proyecto, el diseño del «Marte 2020» está en fase preliminar y en este momento, adelantó Velasco, los ingenieros debaten sobre la novedad de incluir dentro del robot un helicóptero diminuto para lanzarlo al aire a explorar el camino con el fin de evitar obstáculos en el desplazamiento del vehículo sobre el terreno marciano.
Velasco reconoció que él aprendió en su familia a apreciar la ciencia estudiando la cultura Maya precolombina en la región mesoamericana.
«(Los mayas) Crearon calendarios, matemáticas, ciencias y nos serviría mucho a la humanidad entender mejor todo lo que nos dejaron escrito», argumentó el especialista, quien instó a los jóvenes hispanos a ser dedicados en ciencias y matemáticas «como los mayas», para graduarse de universidades y después buscar empleo en NASA.
«A lo largo de mi crecimiento en NASA he aprendido a ver bien claro que teníamos astrónomos increíbles con mucha capacidad para estudiar y analizar el cosmos», expresó el ingeniero de robots marcianos.
Velasco destacó que la motivación para estudiar en Estados Unidos provino de conversar en Chiapas con misioneros estadounidenses de la Iglesia de Jesucristo de Los Santos de los Últimos Días, graduados de BYU, patrocinada por la organización religiosa.
«Amigos que conocí en Tuxtla me albergaron en Flagstaff, Arizona, en donde en 1988-89 estudié inglés, después regresé a México desde donde llené la solicitud de beca para estudiar en Brigham Young y por buenas calificaciones gané», indicó.
«En la escuela preparatoria Coconino en Flagstaff el profesor me preguntó: ¿qué quieres ser cuando seas grande? A mis 17 años medio balbuceaba inglés, me paré y le dije que ingeniero de NASA. Todos mis compañeros se mataban de la risa. Y unos años después aquí estamos», concluyó sonriente.