Tegucigalpa/Managua – Seis días de cruenta represión combinada por la Policía Nacional y los grupos de choque sandinista no han podido doblegar la resistencia ciudadana en Nicaragua y por primera vez en décadas el presidente Daniel Ortega se ha visto rebasado por los acontecimientos.
– Decenas de miles se tomaron las calles la tarde noche del lunes, haciendo imposible cualquier accionar de las “turbas” sandinistas y la Policía Nacional.
Una gigantesca columna de ciudadanos nicaragüenses se tomó este lunes la principal vía pública de la capital Managua, imposibilitando con ello toda opción de represión policial y de los grupos de choque sandinistas, conocidas popularmente como “turbas” orteguistas.
Estudiantes y empresarios convocaron las marchas partiendo de las rotondas Metrocentro y La Virgen y se encontraron en la Universidad Politécnica, bastión del grupo estudiantil que resiste.
Esta vez no ondeaban banderas rojinegras, colores del Frente Sandinistas como en las apoteósicas jornadas del 19 de julio cuando se celebraba el aniversario el triunfo revolucionario y la caída de la dinastía dictatorial de los Somoza.
Una multitudinaria marcha se realizó este lunes en la capital de Nicaragua.
En esta ocasión, las banderas que flameaban eran las azules y blancas, los colores nacionales de Nicaragua.
Las calles pertenecían por primera vez a los ciudadanos y no a los grupos políticos afines al gobierno, así como a los brigadistas internacionales que solidariamente fluían hacia Managua procedentes de Europa, América del Sur y otros confines.
Aunque el domingo Ortega se vio obligado a ceder y anuló las medidas adoptadas en el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), incremento de pago de cotizaciones y reducción de las pensiones, los ciudadanos, especialmente los jóvenes universitarios, reclaman la salida del gobierno que conforman el matrimonio del presidente Daniel Ortega y su esposa y ahora vicepresidenta Rosario Murillo.
El férreo control que el matrimonio Ortega-Murillo ejercía en el país, por medio del exguerrillero Frente Sandinista de Liberación nacional (FSLN), sorprendió a la familia presidencial y a sus demás dirigentes, que nunca vieron llegar a las calles el inconformismo de una población.
Durante los últimos días las manifestaciones han sido violentas en Nicaragua.
Y es que el orteguismo se había encargado de anular a la oposición política y gremial, con lo cual controlaban todas las instancias de poder en Nicaragua, ya que incluso hasta se dieron a la tarea de designar a los dirigentes del “opositor” partido Liberal Independiente y posteriormente destituyeron a los diputados de la bancada opositora en julio del 2016.
Meses después la boleta presidencial de la familia arrasó con el 71 por ciento en la votación presidencial, pero ese triunfó dejó la primera evidencia que algo no marchaba bien, ya que el abstencionismo reportado fue elevado.
Resistencia juvenil a prueba de represión
Pero la estrategia orteguista de anular la represión a base de violencia se vio superada por la ola de la rebeldía juvenil de los estudiantes en la capital, que mantienen el control de una universidad durante casi una semana y no han resistido todo asedio policía, aunque han pagado el precio de la muerte de dos de sus integrantes ante la embestida sandinista.
Además de la manifestación de la juventud estudiantil, en las ciudades del interior los pobladores se sumaron a las protestas, que inició contra las reformas al Seguro Social elevando las cotizaciones, pero que rápidamente la llama antiorteguismo se propago por el resto del país, ya que ahora las reivindicaciones son políticas.
El gobierno de Nicaragua, controlado por Rosario Murillo, tardó en reaccionar a la espera que la llamarada se apagara rápidamente, poro las protestas se intensificaron el fin de semana e incluso crecieron el lunes.
Sectores como la Iglesia Católica se pusieron inmediatamente del lado de los estudiantes e incluso los empresarios, acusados de estar cómodos con el orteguismo, llamaron a marchas.
Los intelectuales también están con los ciudadanos y el lunes cuando el laureado novelista Sergio Ramírez Mercado recibió en España el prestigioso Premio Cervantes 2017 de manos del rey Felipe VI dedicó el mismo a los jóvenes que luchan y en especial a los muertos.
Los jóvenes han sido el motor de la oposición en las protestas en Nicaragua.
Y es que el número de fallecidos por la represión no cesa de aumentar. El diario La Prensa habla de unos 30 muertos, mientras la Cruz Roja de Nicaragua de centenares de heridos.
Los Estados Unidos decidió suspender las atenciones de su misión diplomática en Managua y ordenó a los familiares del personal no esencial abandonar el país por motivos de seguridad.
Los símbolos del sandinismo, los llamados Arboles de la Vida son objetos de incendio, como demostración de su animadversión al gobierno.
Ex altos oficiales del ejército, como el exjefe Joaquían Cuadra, rompieron filas y criticaron el uso de los efectivos militares en la represión de las protestas.
