Tegucigalpa – En un giro significativo para la política hondureña, Nasry Asfura fue declarado presidente electo tras las elecciones generales celebradas el 30 de noviembre de 2025, ahora Honduras sueña con tener una buena “racha” por los próximos cuatros años (2026-2030)
– Nasry Asfura decidió realizar el traspaso de gobierno en una sesión legislativo solemne, evitar la ostentación y tener un acto modesto, pero digno.
– El primer día de su gobierno renovará el tratado de extradición con Estados Unidos.
Restablecer relaciones con China Taiwán es otra de las promesas de campaña.
– Asfura adelantó que pondrá fin al prolongado estado de excepción y su gobierno se enfocará en crear empleos como mecanismo para combatir la inseguridad.
Esta victoria marca el regreso del Partido Nacional al poder, después de cuatro años de gobierno de la izquierda bajo el mandato de Xiomara Castro en representación del Partido Libre que en la reciente elección obtuvo menos del 20 % de los votos.
El hombre de los burros (zapatos rústicos de trabajo de construcción), sus tradicionales pantalones de mezclilla que suele usar sin cinturón y camisas azul celeste remangadas, Papi -como le llaman- se ha granjeado un espacio en el corazón del electorado que esta vez lo favoreció con el voto. Hombre muy a la antigua, de pocas palabras, que extrañamente usa todavía los teléfonos Motorola V-30, le encanta romper el protocolo y comerse una tortilla en cualquier mercado popular.
Asfura, conocido popularmente como «Tito», obtuvo una estrecha ventaja sobre su principal rival, Salvador Nasralla, en un proceso electoral marcado por tensiones, retrasos y los intentos por judicializar a las consejeras electorales a fin de dañar la institucionalidad.
La elección de Asfura representa no sólo un cambio de rumbo ideológico, sino también una prueba de resiliencia para la democracia en Honduras. A pesar de las acusaciones del oficialismo de irregularidades y de las intervenciones externas, el Consejo Nacional Electoral (CNE), hizo la declaratoria electoral el 24 de diciembre de 2025, con un 99.8 % de las actas escrutadas destacando la participación ciudadana y el respeto al proceso democrático, versión que es avalada por las distintas misiones de observación electoral.
Para analistas, este resultado simboliza una esperanza renovada en la alternancia del poder, un pilar fundamental de cualquier sistema democrático saludable. Honduras, un país que ha enfrentado desafíos como la corrupción, la violencia y la migración, ve en Asfura una figura pragmática capaz de unir a la nación.
El respaldo de figuras internacionales, como el presidente estadounidense Donald Trump, ha añadido un matiz global a esta elección, subrayando las alianzas conservadoras en la región. Su triunfo fue reconocido por la mayoría de los gobiernos del continente, de Europa y otras latitudes.

Símbolo conservador
Las elecciones de 2025 en Honduras se desarrollaron en un ambiente de alta polarización. El gobierno saliente de Xiomara Castro, del Partido Libre, recibió el rechazo de la ciudadanía por sus desaciertos en economía, seguridad y empleo. Además de las prolongadas redes familiares que ostentaron los más cargos en el poder público, lo que abrió la puerta a candidatos opositores.
Nasry Asfura, representando al Partido Nacional, emergió como un símbolo disruptivo, haciendo converger a los votantes tradicionales, sectores empresariales, academia, jóvenes y hasta religiosos. Algo complejo tras el último gobierno nacionalista marcado por actos de corrupción, prácticas antidemocráticas y hasta escándalos vinculados con narcotráfico y crimen organizado.
Pero la decepción popular ante el deterioro de la realidad fue más poderoso que ese recuerdo.
El proceso electoral incluyó la elección no sólo del presidente, sino también de 128 diputados al Congreso Nacional y 20 representantes al Parlamento Centroamericano, así como 298 corporaciones municipales.
La campaña estuvo marcada por la polarización intensa en temas como la migración, el crimen organizado y las relaciones con Estados Unidos.
A pesar de las tensiones, la participación electoral fue alta, reflejando el compromiso de los hondureños con su democracia.
El 24 de diciembre de 2025, el CNE declaró, ante los ojos del mundo, a Nasry Asfura como presidente electo con una ventaja de menos de un punto porcentual sobre Salvador Nasralla.
La victoria de Asfura sigue sumando reconocimientos internacionales y fortaleciendo su legitimidad.

¿Quién es Nasry Asfura?
Nasry Juan Asfura Zablah, nació el 8 de junio de 1958 en Tegucigalpa, es un empresario y político hondureño. Está casado con Lissette del Cid, originaria de Intibucá, con quien tiene tres hijas: Monique, Stephanie y Alexandra.

Tito Asfura, proviene de una familia de inmigrantes que se establecieron en Honduras, donde construyó un imperio en la industria de la construcción. Creció en Tegucigalpa y realizó sus estudios de educación media en el instituto San Francisco de Tegucigalpa. Rápidamente se dio cuenta de que la construcción era lo suyo y antes de la política ya había constituido su consorcio en esa rama.
Su carrera política comenzó con un enfoque pragmático y orientado al servicio público. En el periodo de alcalde de Ricardo Álvarez fue regidor municipal.

En las elecciones de noviembre de 2009, fue electo diputado al Congreso Nacional, pero luego nombrado por el presidente Porfirio Lobo como ministro del FHIS.
De 2014 – 2022, sirvió como alcalde de Tegucigalpa, implementando proyectos de infraestructura que mejoraron la capital. Transformó la ciudad en ocho años y nunca inauguró alguna de sus grandes obras porque para él lo importante era echarlas a andar lo más pronto posible.
En 2021, fue candidato presidencial, perdiendo ante Xiomara Castro, pero ganando experiencia valiosa para su campaña de 2025. Hace cuatro años fue el primero en reconocer la derrota y fue a la residencia de Castro para felicitarla por el triunfo.
Asfura es visto como un líder accesible, con el lema «¡A la orden!» que resuena entre los votantes.
A lo largo de su trayectoria, ha enfatizado la honestidad y el trabajo duro, valores que lo definen.

Campaña
La campaña de Asfura en 2025 se centró en temas como la seguridad nacional y el crecimiento económico.
Prometió poner fin a los estados de excepción permanentes, argumentando que Honduras necesita normalidad para prosperar.
En materia de gobernanza, Asfura se comprometió a gobernar «con el pueblo», evitando el aislamiento presidencial.
Su alianza con Trump sugiere un enfoque pro-estadounidense en comercio y migración. Asfura también enfatizó la reconciliación nacional, buscando unir a un país dividido por ideologías.

Esperanza
La elección de Asfura infunde esperanza en la democracia hondureña al demostrar la capacidad de alternancia pacífica del poder.
A pesar de las disputas, el proceso electoral refuerza las instituciones, mostrando que las voces ciudadanas prevalecen.
Para muchos, esta victoria significa un rechazo al autoritarismo percibido en el gobierno de Castro, abriendo puertas a reformas democráticas.
Asfura ha prometido transparencia, un elemento clave para restaurar la confianza en las instituciones públicas.
La participación internacional, aunque controvertida, destaca el rol de Honduras en la geopolítica regional, fomentando diálogos democráticos. Esta elección podría inspirar a otros países latinoamericanos a fortalecer sus procesos electorales.

Desafíos y perspectivas
Asfura enfrentará desafíos como la violencia y la pobreza, pero su experiencia como alcalde ofrece herramientas prácticas.
La reconciliación con opositores será crucial para una gobernanza efectiva. En el horizonte, reformas electorales podrían prevenir futuras disputas, como él mismo anunció.
El nuevo presidente planea un traspaso de mando sin ostentación, reflejando su estilo.
Con el apoyo de aliados internacionales, Asfura podría impulsar el desarrollo económico.
Esta victoria no sólo cambia el liderazgo, sino que renueva la fe en la democracia hondureña.
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