«Lo que estoy buscando es un voto que no sea divisivo», explicó Insulza. «No es divisivo si dos países votan en contra, pero si 10 u 11 votan en contra, las cosas son muy diferentes, y eso no me parecería aceptable».
El principal obstáculo para que Honduras vuelva a ocupar su asiento en la OEA es, según el secretario general, la «normalización» de la situación del ex presidente Manuel Zelaya, que se encuentra exiliado en República Dominicana.
«Creo que no puede haber una solución mayoritaria mientras muchos países sigan creyendo que Zelaya no cuenta con las condiciones apropiadas para volver a Honduras«, subrayó Insulza.
El secretario general opinó que el ex presidente está siendo tratado «de un modo completamente injusto» y confió en que Lobo «está haciendo los esfuerzos necesarios para asegurar su regreso al país».
Los problemas de derechos humanos y la escalada de crimen que vive Honduras, también forman parte de las preocupaciones de los miembros ante un posible regreso de Honduras al organismo, aunque Insulza cree que el país «podrá resolver mejor estos temas si le devolvemos su asiento en la OEA».
«Lobo ha hecho grandes esfuerzos, pero no podemos pedirle los mismos avances que pedimos a un país democrático normal», aseguró Insulza.
En ese sentido, consideró que Honduras debe medirse con la misma vara que se aplicó «a tantos Gobiernos que aún no eran completamente democráticos» en los procesos de democratización vividos en muchos países de Latinoamérica tras una dictadura.
«La mayoría de quienes controlan hoy el país están probablemente más a favor de una solución política, pero aún representan a la gente que estaba detrás del golpe», aseguró.