Asadabad (Afganistán).- La cifra de muertos en el terremoto de Afganistán registrado el pasado domingo en el este del país alcanzó este jueves las 2.205 personas, convirtiéndose en el seísmo más letal de las últimas décadas en territorio afgano.
Los talibanes elevaron este jueves el número de fallecidos a esa cifra e informaron de que 3.640 personas resultaron heridas en el seísmo.
El Gobierno de facto de Afganistán indicó que las labores de rescate continuaron cuatro días después del terremoto, aunque la esperanza de hallar a personas con vida debajo de los escombros es cada vez más escasa y los esfuerzos se centran ahora en la llegada de ayuda humanitaria a los afectados que, en muchas ocasiones, se han quedado desamparados y sin hogar.
Anteriormente, el Consejo Noruego para los Refugiados (NRC) había advertido que el terremoto ha golpeado a un país «al límite», que arrastra múltiples crisis humanitarias desde hace décadas, con sus recursos locales desbordados y una financiación insuficiente para hacer frente a una emergencia de la escala del seísmo que afectó principalmente a la remota provincia de Kunar y a otras regiones cercanas, en la frontera con Pakistán.
El terremoto del pasado domingo es el más grave que ha sufrido Afganistán en las últimas décadas, superando al ocurrido en octubre de 2023 en la provincia occidental de Herat, donde murieron más de 1.500 personas, según las cifras del Gobierno talibán.
Los equipos médicos desplegados en la zona cero del seísmo se enfrentan desde el domingo a un flujo incesante de fracturas de cráneo, espaldas rotas y miembros aplastados, con recursos mínimos y con accesos prácticamente imposibles a las aldeas donde se encuentran los heridos de mayor gravedad.
Este jueves, un nuevo sismo de magnitud 4,7 afectó a la zona castigada por el primer terremoto sin que por el momento se haya reportado su alcance en términos de pérdidas de vidas humanas.
El terremoto ha puesto al límite la capacidad operativa del régimen talibán, que ha desplegado en la zona a su principal recurso, sus soldados.
En los puntos donde el Estado no ha sido aún capaz de llegar, la sociedad civil ha comenzado a organizarse, con voluntarios caminando durante horas para llegar a la zona cero del terremoto, supliendo al mermado personal técnico y de emergencias, que abandonó el país masivamente en 2021, cuando los fundamentalistas retomaron el poder en Kabul.
Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores afgano, Mawlawi Amir Khan Muttaqi, ha mantenido conversaciones telefónicas con los cancilleres de sus vecinos Turkmenistán e Irán, que trasladaron sus condolencias a Kabul y aseguraron la provisión de ayuda humanitaria a Afganistán. EFE/ir