Marcovia (Choluteca)(Por Verónica Castro) – Una pila de desperdicios de cemento se observa a lo lejos en la playa de El Venado, una comunidad del sur de Honduras, en el Golfo de Fonseca, donde el mar sigue ganando terreno.
– El mar se ha tragado 12 cuadras de la comunidad de Cedeño y unas 20 hectáreas en la playa El Venado.
– Más de mil familias de la costa sur han sido afectadas en los últimos meses por el avance del mar.
“Esos son restos de una casa de dos pisos que estaba cerca de la orilla del mar, no es que fueron a botar esos pedazos de cemento, el mar se la tragó”, relató Jorge Hernández, presidente de la Asociación de Comités de Tortuga de Marcovia, municipio costeño de Choluteca.
Hernández dijo que el mar también se llevó el único predio de la zona apto para la agricultura y ganadería, un estimado de 20 hectáreas. “Vivimos en un lugar bonito, pero muy vulnerable”, señaló el pescador.
Esta semana se reportaron fuertes marejadas en la playa de Cedeño, tal como ocurre en varias ocasiones todos los años, sin embargo los lugareños informaron que esta vez las sintieron con mayor fuerza.
Esta marejada lleva ya unos cuatro días impidiendo que los pescadores laboren por miedo a que la fuerza del mar les de vuelta y corren el riesgo de morir ahogados, relataron afectados.
A pocos kilómetros de allí está la playa de Cedeño, donde según el titular de la Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente (Serna), Lucky Medina, son 12 cuadras de pueblo las que se han perdido.
“En Cedeño se han perdido infraestructura, hoteles, viviendas, centros educativos, el mar ha ido invadiendo, ha ido tomando control de las partes donde antes se circulaba o eran áreas de vivienda”, indicó por su parte, Miguel Ángel González, residente de la aldea de Monjaras.
El hombre estima que, en el área de playa El Venado, Guapinol, Cedeño, Boca de Río Viejo y Punta de Ratón más de mil familias han sido afectadas en los últimos meses por el avance del mar.
En esa zona, desde 2017 la alcaldía municipal prohibió construir negocios usando material de cemento, ya que el avance del mar es inevitable.
Aumento del nivel del mar
La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés), reseña que la comunidad científica ha descubierto que el nivel promedio mundial del mar ha subido 10.1 centímetros desde 1992.
En los últimos 140 años, los satélites y los mareógrafos, juntos, muestran que el nivel global del mar ha subido entre 21 y 24 centímetros.
“Con 30 años de datos, finalmente podemos ver el enorme impacto que tenemos sobre el clima de la Tierra”, dijo Josh Willis, oceanógrafo del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL, por sus siglas en inglés) y científico de proyectos de la NASA para el satélite Sentinel 6 Michael Freilich.
“La subida del nivel del mar, causada por la interferencia humana en el clima, ahora empequeñece los ciclos naturales. Y está sucediendo cada vez más y más rápido con cada década”.
Aunque unos pocos milímetros de aumento del nivel del mar por año pueden parecer poco, los científicos estiman que cada 2.5 centímetros que sube el nivel del mar, se traducen en 2.5 metros de línea de playa perdidos a lo largo de una costa promedio.
También significa que las mareas altas y las marejadas ciclónicas pueden subir aún más, trayendo más inundaciones costeras, incluso en días soleados.
Días más calientes
En Honduras se prevé que para el año 2050, en el lado caribeño, el nivel del mar aumente entre 20-25 cm (estimado bajo) y 40-45 cm (estimado alto).
También se espera que en todo Honduras la temperatura media anual aumente entre 1.0-1.5 °C (estimado bajo) y 2.0-3.0 °C (estimado alto), con valores más altos en las zonas del interior.
Los datos forman parte de las investigaciones desarrolladas en el marco del proyecto Costas Listas, una iniciativa de siete años de duración que se ejecutó desde 2018 hasta 2023 y que buscaba incorporar los principios del cambio climático en la gestión de las áreas marinas protegidas y las políticas de desarrollo costero en los países colindantes con el Arrecife Mesoamericano.
El objetivo del proyecto Costas Listas es integrar principios de cambio climático en el manejo de áreas protegidas y en las políticas de desarrollo costero de los países en los que se ubica el Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM) con el fin de mejorar la capacidad adaptativa de las comunidades costeras de la región.
En el portal Climate Central, un mapa interactivo que muestra las áreas amenazadas por el aumento del nivel del mar y las inundaciones costeras, donde el panorama para Honduras es alarmante ya que muchas comunidades quedarán bajo agua.
Del lado del Pacífico, comunidades como Cedeño, Playa Punta Ratón, San Lorenzo, Campamento, El Cubulero, estarán cubiertas de agua para 2050.
En el lado del Atlántico, Cuyamel, en la Bahía de Omoa, Puerto Cortés, Tela, más de la mitad de la isla de Utila, y varias regiones de la Mosquitia serán afectadas.
Desplazamiento forzoso
Estimaciones del Banco Mundial apuntan a que, en Honduras, como consecuencia de los desastres naturales, unas 56,000 personas podrían verse obligadas a desplazarse de las zonas rurales a las urbanas.
Los pobladores de Cedeño son un ejemplo de esa migración forzada.
El ministro Medina indicó que el aumento del nivel del mar se traduce en tener menos espacio, en tener condiciones más duras para salir adelante y que los obligados a resolver, “esas trágicas condiciones que obligan a la familia a migrar y a separarse”, son los pobladores, así como el gobierno y los proyectos de la cooperación internacional.
Los registros del Banco Central de Honduras (BCH) reflejan que los departamentos de Cortés, Atlántida, Colón y Choluteca, donde están las comunidades costeras más afectadas por el aumento del nivel del mar, han sido las mayores receptoras de remesas familiares.
El informe de remesas familiares entre el periodo 2017 y 2022, indica que Honduras recibió 36,584 millones de dólares en concepto de remesas; el 24.33 % de las transacciones fue realizado en Cortés; el 6 % en Atlántida: el 3 % en Colón; el 4 % en Yoro y el 2% en Choluteca.
Reforzando la barrera protectora
En el Golfo de Fonseca, la barrera protectora ante el oleaje se ha ido perdiendo con el transcurso de los años. Sonia Zepeda, pobladora El Venado, afirmó que desde que las comunidades costeras perdieron bosque manglar, el mar ha invadido más.
“En la actualidad solo tenemos el 37 % y el 63 % dentro de la camaricultura, entonces ahora tenemos impactos más grandes hacia las estructuras de personas que pierden sus viviendas cuando vienen estos vientos huracanados”, aseveró.
Un reporte del Banco Mundial señala que los manglares son los únicos bosques del mundo que representan una suerte de muro natural que hace frente a las tormentas. Si los manglares desaparecieran, las comunidades también se quedarían sin una de las barreras de protección para mitigar la erosión del suelo.
Los especialistas también indican que un kilómetro de ancho de bosque de manglar rebajaría los niveles máximos de agua entre 5 y 50 centímetros, lo que en momentos de inundación puede significar una gran diferencia en cuanto a daños a la propiedad y pérdidas de vida.
En el informe Gerenciando las costas con soluciones basadas en la naturaleza, expertos del Banco Mundial y de la organización The Nature Conservancy señalan que los manglares pueden atenuar tanto la energía de onda corta como la de onda larga, por ejemplo, de marejadas ciclónicas.
“Ninguno de ustedes tiene la culpa de que el mar les esté comiendo la playa en este y en los municipios cercanos. Son 12 cuadras de pueblo se han perdido ya en Cedeño, por eso le dicen el cambio climático, el calentamiento global”, indicó el ministro Medina.
“Las comunidades en el nivel micro, tienen que convertirse en espacios en armonía con la naturaleza”, apuntó el funcionario al inaugurar un proyecto de reforestación de 80 hectáreas de bosque de manglar en la zona de Las Iguanas en Punta Condega.
Las acciones contarán con el apoyo técnico del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y GEF, a través de su programa de Pequeñas Donaciones (PPD).
El representante de PNUD en Honduras, Richard Barathe, señaló que este programa de recuperación de manglares está orientado a ayudar a las comunidades a proteger su entorno y con la captura del dióxido de carbono, que es causante del calentamiento global y el cambio climático.
Desde el 2009, por medio de iniciativas gestionadas en conjunto con SERNA, GEF y el PNUD, y las comunidades, autoridades locales ya han reforestado al menos 360 hectáreas de manglares en el Golfo de Fonseca.
Sonia reconoció que a los sureños no les queda más que adaptarse al cambio climático y los desafíos que se les presentan.
“Con este proyecto no hablamos de reforestar, hablamos de restaurar manglares”, dijo al detallar las ventajas de esta acción que preservar la diversidad marina y de aves y en especial la comunidad que la vio nacer y crecer. VC