Tegucigalpa – La economía socialista del siglo XXI de Venezuela sigue la misma ruta que el ya desaparecido socialismo real del siglo XX, encarnado por la Unión Soviética y sus estados satélites del Pacto de Varsovia, la quiebra total, lo que condujo al desplome de la utopía de la sociedad perfecta dirigida por la clase trabajadora y campesina. 
–  El experimento del socialismo del siglo XXI parece llevar la ruta del  fracaso que su antecesor del socialismo del siglo XX en Europa.
– Se prevé que el control de precios de la divisa y de los bienes derrumbará la economía.
Cada día que pasa la Venezuela chavista se hunde en la especulación, el desabastecimiento de bienes básicos, como el papel higiénico y las toallas sanitarias femeninas, y lo que es  peor una inflación incontrolable que sólo en los primeros ocho meses del presente año llega al 45 por ciento.
Mientras tanto, el gobierno chavista encabezado por su sucesor Nicolás Maduro no encuentra la fórmula para resolver la  severa crisis económica y busca, como lo hacía el propio Chávez, pero sin el talento del teniente coronel, crear fachadas internas y externas de enfrentamientos, a fin de desviar la atención de la ciudadanía.
Chávez  era único para improvisar y mantener polémica contra sus adversarios,  pero Maduro ha exhibido falta de talento para igualar al comandante de  la Revolución Bolivariana y sus errores garrafales han sido monumentales  como cuando quiso citar a Jesucristo con la multiplicación de panes, su delirio permanente de persecución para asesinarlo o complots de golpes de Estado.
Hasta  su canciller Elías Jaua mostró la semana pasada su falta de talento  para imitar, cuando quiso utilizar la célebre frase lanzada por Chávez  cuando intervino en la asamblea general y soltó “aquí huele a azufre” en referencia a la presencia del entonces presidente George Bush que lo había antecedido en la palabra.
El mal del dólar
 A  pesar que los dirigentes venezolanos y su alocada revolución socialista  y bolivariana plantean que su meta es ver la caída del imperialismo  encarnado por Estados unidos, el problema toral de su economía es  precisamente la falta de dólares que pueda alimentar su aparato productivo y volverlo reactivar, tras la postración en que se encuentra.
A  pesar que los dirigentes venezolanos y su alocada revolución socialista  y bolivariana plantean que su meta es ver la caída del imperialismo  encarnado por Estados unidos, el problema toral de su economía es  precisamente la falta de dólares que pueda alimentar su aparato productivo y volverlo reactivar, tras la postración en que se encuentra.
Y  es precisamente la falta de dólares, el símbolo del poder  estadounidense, lo que mantiene en jaque a la economía venezolana y con  ello al inoperante gobierno.
Y  a diferencia de su hermana mayor Cuba, Venezuela no puede abrigarse en  la justificación del bloqueo económico, porque justamente Estados Unidos  es uno de sus mayores socios comerciales, especialmente del petróleo  del cual adquiere de 900 mil a un millón de barriles diarios.
Si  no fuera por la compra de Estados Unidos, la economía venezolana se  desplomaría, ya que no tendría los dólares para sostener lo poco que  mueve el aparato económico.
Control de precios
Desde  los tiempos en que Chávez era el amo y señor, Venezuela aplicó primero  un severo control de precios de una variedad de bienes y servicios y  posteriormente lo extendió a las divisas, siendo que el petróleo provee  el 96 por ciento de las exportaciones, el control de cambio fue para el  precio del dólar.
El  control de cambio del dólar, que actualmente se encuentra a 6.30  bolívares por la unidad estadounidense, dio lugar inmediatamente a un  mercado negro, donde acuden las personas y empresas que no acceden al  mercado oficial.
 Actualmente  en el mercado negro se adquiere el dólar hasta siete veces el valor  oficial, de manera que los interesados deben pagar 44 bolívares por el  dólar norteamericano.
Actualmente  en el mercado negro se adquiere el dólar hasta siete veces el valor  oficial, de manera que los interesados deben pagar 44 bolívares por el  dólar norteamericano.
El  control de cambio ha llevado a que las empresas se quejen de no recibir  los dólares para las importaciones de materias primas y equipo a fin de  poner en marcha el aparato productivo, aunque hay denuncias que un  reducido grupo de comerciantes allegados al poder, conocidos como “boliburgueses” (burgueses  bolivarianos), acceden a las divisas sin dificultades, aunque no las  utilizan para importar bienes y servicios, sino que para especular con  ellas en el mercado negro.
Ello  es considerado como el negocio más rentable que se puede tener en  Venezuela hoy en día, mientras las empresas dedicadas a producir o  importar alimentos, productos de hogar, medicinas y otros no acceden a  las divisas, deben esperar meses o ver que la cantidad solicitada a la  entregada es enorme.
Igualmente  ha surgido otro negocio, y es que para acceder a dólares oficiales las  personas deben mostrar que viajarán al exterior con boleto aéreo  comprado.
Por  ello muchas personas compran boletos para viajar al exterior a precios  altos, aunque finalmente no viajan, pero con el ticket de vuelo acuden a  la oficina encargada de expedir los dólares al precio oficial.
Otros  realizan el viaje, pero aprovechan para utilizar las tarjetas de  crédito y con ello acceder en su país a los dólares oficiales para pagar  la misma, teniendo siempre una sobre ganancia en el cambio del dólar  con el bolívar venezolano.
Desabastecimiento
 El  control de la divisa ha llevado a la mayor escasez en Venezuela, ya que  las empresas deben enfrentar otro mal de los regímenes izquierdistas y  es el control de precios.
El  control de la divisa ha llevado a la mayor escasez en Venezuela, ya que  las empresas deben enfrentar otro mal de los regímenes izquierdistas y  es el control de precios.
A  la par de tener dificultades para acceder a los dólares, los  empresarios se enfrentan al control de precios de la mayor parte de la  canasta básica.
Ello  ha destruido la producción interna alimenticia y por ello Venezuela  debe importar casi el 80 por ciento de los alimentos que consume (casi  similar al porcentaje de Cuba), para lo cual se está valiendo de  Petrocaribe, ya que exige a sus socios que le paguen con productos de  consumo, en lugar de dólares.
A lo anterior se sumó la cantidad de empresas nacionalizadas y tierras confiscadas para los campesinos.
Dos socialismos, el mismo mal
Aunque  Hugo Chávez adoptó el socialismo del Siglo XXI como filosofía política,  para desmarcarse del socialismo real del siglo XX que gobernó parte de  Europa, los dos tienen el mismo mal: el control de precios.
Aunque  Karl Marx y Federico Engels, padres del marxismo, proclamaron el  socialismo como la doctrina que llevaría la igualdad y la distribución  económica, los críticos señalaron que los soviéticos que implementaron  la doctrina se equivocaron en el control de precios de la economía.
Igualmente  que Marx, el referente del socialismo del siglo XXI, el también alemán  Heinz Dieterich Steffan, que se escapó al trópico con la esperanza de  encontrar otras realidades tras el fracaso en Europa del socialismo del  siglo XX, parece haber tropezado con la misma piedra: control de precios  que derrumban la economía y un Estado asfixiantemente inoperante.




 
 





