Madrid – El gobierno español se enfrenta a una crisis inminente por la convocatoria para el 1 de Octubre de un referéndum en Cataluña, que conduciría inmediatamente a una declaración de independencia de esa región del noreste del país.
Los convocantes, el gobierno autónomo de Cataluña, se conformarían que hubiera una mayoría simple de votantes que digan sí a la independencia, sin importar el margen de los que acudan a las urnas.
El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, sigue insistiendo que no habrá referéndum, que no está autorizado y, por ahora, sigue basando su estrategia en la contención judicial de los fiscales y tribunales.
Rajoy no quiere utilizar, por ahora, la mejor arma que tiene en sus manos, como es la anulación de la autonomía catalana para que esa región sea controlada desde Madrid, por las funestas consecuencias que eso podría acarrear.
El presidente de le Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, anunció solemnemente este martes la convocatoria del referéndum para el 1 de Octubre y con la siguiente pregunta: “¿Quiere que Cataluña sea un Estado independiente en forma de República, SI o NO?”
Puigdemont justificó esa decisión alegando que hasta el último minuto han tratado de encontrar una solución negociada con el gobierno central de Madrid.
Rajoy siempre ha insistido que ha estado dispuesto a hablar, pero nunca a negociar la soberanía e integridad del país, porque lo prohíbe la constitución.
A Rajoy le critican que ha dejado ir muy lejos el reclamo catalán y que no ha actuado con la firmeza necesaria para atajar a tiempo ese movimiento independentista y ahora lo que le viene encima es un choque de trenes, difícil de evitar.
A Puigdemont, por otro lado, se le critica ser rehén del partido ultra nacionalista y de extrema izquierda CUP, quien parecer ser el que dicta las pautas soberanistas porque con sus votos se sostiene el primero en el “Parlament”.
Al presidente del gobierno catalán lo sostiene, además de la CUP, la coalición del “Junts pel Si”, integrado por su propio partido PDeCAT (antigua Convergencia) y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), izquierda nacionalista.
La oposición en el parlamento catalán la forman Ciudadanos (Centro liberal), el Partido Socialista Catalán (izquierda) y el Partido Popular (derecha), que no han podido frenar la marcha independentista de “Junts pel Si”.
En caso que fracase Puigdemont y no se celebre el referéndum, habrá que convocar a unas nuevas elecciones autónomas y donde lo más seguro es que Esquerra Republicana arrase y se hunda al PDeCAT.
Entonces, es posible que el líder de ERC, Oriol Junqueras, esté dispuesto a una solución negociada con Madrid a cambio de una mayor autonomía y más privilegios económicos, como los que tiene el País Vasco, otra región española del norte que también aspira a ser independiente.
Tanto Cataluña como el País Vasco tienen su propia identidad, su propia lengua (catalán y el vascuence), parlamento y cultura única.
Hasta ahora, Madrid y Barcelona se intercambian amenazas y advertencias, pero las espadas están en alto ante una crisis inminente.
La ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, advirtió que las Fuerzas Armadas tienen el deber de garantizar la integridad de España y proteger los valores de la democracia.
Por su parte la vice presidenta del gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, dijo ante la pretensión de los soberanistas catalanes de aprobar una ley que en 48 horas declare la independencia de Cataluña, que “al gobierno le bastan 24 horas para recurrirla y obtener su paralización”.