El Instituto Nacional de Migración (INM) indicó en un comunicado que en una carretera de la costa del estado de Chiapas, fronteriza con Guatemala, sus agentes descubrieron a 196 personas que se ocultaban entre cajas de legumbres de un tráiler.
Precisó que el grupo de inmigrantes estaba compuesto por 42 mujeres y 154 hombres, de ellos 30 brasileños, cuatro hondureños, 39 salvadoreños y 123 guatemaltecos.
El INM explicó que el tráiler estaba acondicionado con un doble fondo y sus tripulantes habían colocado la mercancía frente a las puertas, las cuales tenían sellos fiscales para fingir que la mercancía ya había sido verificada por las autoridades.
El organismo precisó que la detención ocurrió esta mañana en el tramo carretero Pijijíapan-Tonalá en un retén del INM implementado en la zona para detectar el tráfico de indocumentados.
Las autoridades migratorias entregaron a la fiscalía al conductor para que enfrente cargos por el delito de tráfico de personas, mientras que los inmigrantes fueron enviados a la estación migratoria para ser deportados a sus respectivos países de origen.
Por otra parte, en el estado de Puebla, centro de México, las autoridades policiales descubrieron, en un operativo de rutina en el municipio de Acatzingo, a 90 inmigrantes indocumentados centroamericanos ocultos en el doble fondo de un tráiler, que conducían dos hombres, los cuales fueron detenidos.
Las autoridades, que no detallaron la nacionalidad de los detenidos, recordaron en un comunicado que la zona de Acatzingo es conocida como paso de ilegales centroamericanos que viajan hacia Estados Unidos, por lo que con frecuencia la Policía Judicial del estado instala operativos de revisión.
La policía entregó los conductores a la fiscalía federal por su presunta responsabilidad en el delito de tráfico de personas, mientras que los inmigrantes, de los que sólo se sabe que son centroamericanos, fueron entregados a la autoridad migratoria que se encargará de su deportación.
El director de la Policía Judicial, Hugo Isaac Arzola, dijo que los inmigrantes pagan hasta cinco mil dólares a los traficantes, denominados «polleros», para que los trasladen a Estados Unidos.
Durante su periplo a EE.UU. los indocumentados viajan generalmente en espacios muy pequeños, casi sin salir en días y comen solo lo indispensable.