Tegucigalpa – Su primera aparición pública fue en febrero de 2018, cuando asumió la vocería interina de la MACCIH, tras la abrupta salida del titular, Juan Jiménez Mayor. “Me llamo Ana María Calderón Boy, vocera interina de la Misión”, dijo, en su primera rueda de prensa para presentar el caso “Caja chica de la dama”, el segundo caso de alto impacto presentado por el MP- Ufecic apoyado por la MACCIH, sobre redes de corrupción que salpicaba a la clase política hondureña. El primero fue la Red de Diputados.
De nacionalidad peruana, la doctora Ana María Calderón Boy, tiene trayectoria en su país como fiscal de carrera por más de tres décadas, desempeñándose como fiscal anticorrupción y fiscal antidrogas, logrando desarticular así importantes redes criminales de corrupción y criminalidad organizada en ese país sudamericano.
Fue parte del equipo que logró construir los casos en contra del todopoderoso ex presidente peruano, Alberto Fujimori, quien hoy se encuentra en la cárcel por delitos de corrupción, entre otros. La fiscal Ana María Calderón Boy, no es una improvisada en su carrera, sabe lo que hace y durante su estadía en Honduras ha sido clave en el asesoramiento a los casos de impacto que en materia de corrupción y lucha contra la impunidad, han incomodado a elites en el país.
Cuando presentó el caso “Caja chica de la dama”, por el cual se encarceló y ahora condenó a la ex primera dama, Rosa Elena Bonilla, ante las preguntas de la prensa Calderón dijo: “no venimos aquí a hacer pasarela, ni a tomar té, venimos a trabajar para ayudar al pueblo hondureño a combatir la gran corrupción”. Y siguió presentando detalles de ese caso en el que, por primera vez en la historia de este país, una ex primera dama, del primer anillo de poder de un gobierno y un gobernante, es condenada.
parecía desmoronarse con la salida de Jiménez Mayor, de quien fue una pieza fundamental dada su experiencia técnica y profesional. Asumió así una vocería interina que permitió continuar un trabajo propuesto desde los inicios de la MACCIH en apego al convenio suscrito con Honduras: construir un nuevo modelo anticorrupción acorde a la dinámica de los tiempos, pues la legislación hondureña estaba desfasada, preparada para atacar la micro corrupción, la de bagatela, pero no la híper corrupción que hoy envuelve a los países de América Latina y el resto del mundo. De perfil bajo, discreta pero firme en su carácter, la vocera interina de la MACCIH, tuvo a su cargo sostener una Misión que
Atrás quedó la corrupción de un sobre
“La corrupción de hoy no es solo dinero en un sobre, involucra redes de actores corruptos poderosos y con alcance internacional, que escriben las reglas de la administración política y económica”, dijo la vocera interina de la MACCIH en un diplomado sobre transparencia a miembros de sociedad civil a fines de 2019.
“La corrupción es una amenaza transnacional, el pacto de elites que penetra las estructuras del Estado”, aseveró, Calderón, la primera mujer al frente de una Misión internacional de combate contra la impunidad y la corrupción designada por la OEA.
La vocera interina de la MACCIH, quien presentó su renuncia irrevocable a partir del 1 de febrero, y que fuera aceptada por el Secretario General de la OEA, Luis Almagro tuvo bajo su responsabilidad en el interinato apoyar dos casos de corrupción de alto impacto: Pandora, presentado el 13 de junio de 2018, y el caso Corrupción sobre Ruedas, el 24 de septiembre de 2019. Ambos casos salpican a importantes figuras de la política, diputados, exdiputados, funcionarios, ex funcionarios públicos, personas naturales y jurídicas.
¿Quiénes son, no los conozco?
Cuando se presentó el caso Pandora, no faltó quien le dijera: ¿usted sabe lo que está haciendo, sabe quiénes son esas personas? ¿Sabe que son gente poderosa, intocables aquí en Honduras? Y ella, con su paciencia y sus frases cortas, respondió: ¡No sé quiénes son, no los conozco, solo hago y viene a hacer mi trabajo!
Y en más de una oportunidad no perdía espacio en las ruedas de prensa para dejar claro que la MACCIH no llegó al país “a pasear”, “a tomar té” o a participar en un evento “de vedettes o de pasarela”.
En su segunda etapa como vocera interina, tras la salida también del segundo vocero de la MACCIH, el brasileño, Luis Guimarães Marrey, Ana María Calderón ocupó nuevamente la titularidad de la Misión, en otro interinato que vence el 1 de febrero, al interponer también su renuncia.
En cada caso presentado al frente de la MACCIH, la fiscal anticorrupción que vino al país para presidir la División de Prevención y Combate a la Corrupción, donde apoyó a los fiscales del Ministerio Público, con énfasis en la UFECIC- uno de sus partos junto a Jiménez Mayor y el Fiscal General, Óscar Chinchilla—mostró su profesionalismo, recalcando el apoyo de la Misión a las instituciones.
Un binomio estratégico
En todo este proceso, Calderón destacó el apoyo irrestricto que a su labor le otorgó el Ministerio Público, en especial el fiscal general, Óscar Fernando Chinchilla, a quien consideró un aliado estratégico de la MACCIH. El MP también le dio un sencillo pero significativo reconocimiento por el trabajo realizado.
Su participación en la creación de la UFECIC y el circuito integrado anticorrupción fue parte de sus aportes.
Ana María Calderón es del criterio que los niveles de corrupción que se han desarrollado representan una amenaza transnacional para las democracias, para los intereses económicos de un país pues estas redes tienen grandes capacidades para penetrar en las estructuras estatales.
Asimismo, considera, entre las estrategias de combate a la corrupción, la necesidad de reconocer este fenómeno como un delito transnacional, un problema estructural y sistémico, y en tal sentido es preciso fortalecer las instituciones del sistema de justicia penal hondureño.
Calderón parte de Honduras en momentos que se negocia la continuidad o no de la MACCIH, con el mismo o un nuevo convenio, en medio de las presiones de toda índole y la expectativa de una ciudadanía que no sabe a ciencia cierta qué pasará con la Misión, misma que ve como un hilo esperanzador que logró en Honduras develar un modus operandi de la corrupción y la impunidad.
Con la partida de Ana María Calderón, podría decirse que se cierra un ciclo de la MACCIH, que llegó a levantar los cimientos de un sistema anticorrupción que puede caer en una pausa prolongada. En el caso de Calderón, cumplió su palabra: su estadía no fue para las pasarelas; ella fue parte de los constructores de un tejido anticorrupción.