Unas 3.200 familias en 11 provincias del extremo septentrional del archipiélago se han visto afectadas por la tormenta y más de 800 se hallan en centros de refugiados.
Además, casi 6.000 viviendas han quedado destruidas y las pérdidas económicas superarán los 400 millones de dólares, según los cálculos del NDCC.
La mayoría de las víctimas perdió la vida en riadas o aludes asociados al tifón, el segundo en llegar este año a Filipinas después de «Kajira», que hace una semana causó 27 muertes y casi 340.000 damnificados a su paso por la región oriental de Bicol.
Cada año, decenas de personas perecen en el país en inundaciones y corrimientos de tierras durante la estación lluviosa, que comienza en mayo o junio y termina en noviembre o diciembre.
En el 2006, cuatro tifones de inusual intensidad anegaron varias zonas de la isla de Luzón y dejaron más de 1.300 muertos, casi tres millones de afectados y medio millón de casas destruidas.