Tegucigalpa (Especial Proceso Digital) – Decenas de expolicías hondureños -incluidos exjefes de la institución- han sido vinculados por su estrecha colaboración con el crimen organizado y el narcotráfico en el presente siglo y por lo tanto éstos enfrentan cargos ante la justicia de Estados Unidos.
– Tres exmiembros de la carrera policial fueron extraditados (Wilmer Carranza, Ludwin Criss Zelaya y Juan Carlos Bonilla), los restantes se entregaron por su cuenta a las autoridades norteamericanas.
– El cartel de Wilter Blanco tenía en su nómina una larga lista de oficiales de policías, algunos de ellos luego enfrentaron la justicia nacional y la internacional.
Pero fue una nota periodística del influyente diario norteamericano The New York Times la que reveló los escalofriantes elementos sobre las mafias que funcionan al interior de la Policía hondureña e incluso mencionaron el nombre de altos cargos policiales que participaron en asesinatos emblemáticos en colusión del Cartel del Atlántico.
La nota informativa del NYT citó nombres de exdirectores generales y la forma en que se planificaron asesinatos de los zares antidrogas: Alfredo Landaverde y Julián Arístides González.
Asimismo, citó los vínculos de los altos cargos policiales con un narcotraficante del Cartel del Atlántico. Aquella publicación de abril de 2016 reforzó lo que la voz popular repetía en cada esquina y que era un secreto a voces: la Policía no solo estaba coludida con el narco y crimen organizado sino también con una cadena de delitos. Una gran parte de la institución estaba podrida.
Fue en octubre de 2011 con los asesinatos de dos universitarios, incluido el hijo de la entonces rectora Julieta Castellanos, que la corrupción policial en el país se volvió evidente. La publicación del NYT cinco años después, la que reforzó ese conocimiento.
Wilter mandaba en la Policía
Aunque casi todos los carteles que operaban en Honduras se valían de sus relaciones con la institución policial, fue el que comandaba Wilter Blanco (Atlántico) el que concitó a una enorme red de oficiales que posteriormente se develaron sus nombres en informes de inteligencia de la propia Inspectoría de la Policía.
Esos informes revelados por el influyente NYT, que señaló -entre otros- a los exjefes policiales Ricardo Ramírez del Cid, Salomón Escoto Salinas y José Luis Muñoz Licona como responsables de ordenar la muerte de los zares antidrogas: Arístides Gonzáles y Alfredo Landaverde. Ese informe de 2016 provocó el inicio de una depuración que apartó a más de seis mil miembros de la carrera policial incluidos a todos los mencionados en la red de “narcopolicías”.
Un cargamento de cocaína de Héctor Emilio Fernández Rosa, alias Don H, le fue arrebatado por policías a solicitud de Wilter Blanco. Días después el zar Julián Arístides González comandó la operación que derivó en la captura de los policías y la droga. Como represalia, González terminó siendo asesinado el 7 de diciembre de 2009.
Así se tejían las operaciones de la narcoactividad que contaban con el apoyo institucional del cuerpo policial a inicios del presente siglo. Los nombres iban y venían, muchos a modo de rumor, otros referidos en informes investigativos de entes nacionales e internacionales.
Así fue el caso de José David Aguilar Morán, nombrado como director de la Policía en enero de 2018 por el entonces presidente Juan Orlando Hernández, a quien un informe periodístico de la agencia AP lo retrató como colaborador en 2013 con el líder de un cartel de las drogas para concretar la entrega de un importante cargamento de cocaína.
El cargamento de 780 kilos (1700 libras) de cocaína estaba escondido en un camión cisterna que, según el informe, era escoltado por agentes corruptos hasta la casa de Wilter Blanco, un narcotraficante condenado en Florida a 20 años de prisión y de quien se dice mandaba en el cuerpo del orden público.
Aguilar era en aquel momento el jefe de inteligencia de la Policía Nacional e intervino luego de que uno de los agentes que custodiaban el cargamento fue detenido por un policía de rango menor, señala el informe. El agente, detenido y esposado, llamó a Aguilar, quien dio la orden de liberar al agente y al camión, de acuerdo con el informe. El oficial se ha defendido en varias oportunidades diciendo que nunca ha llevado dinero manchado de sangre a su casa.
A este eslabón de malos policías se suman otra decena que luego fueron procesados en cortes de justicia norteamericana.
En los juicios en la Corte de Nueva York también salió a relucir el nombre de Leonel Sauceda (CC-9) en el juicio contra el capo Geovanny Fuentes Ramírez. El oficial recién libró un proceso por lavado de activos de Honduras.
En el expediente 15-CR-179 se imputa a expolicías por sus vínculos con el narcotráfico, en los que se da cuenta cómo las “contribuciones” de los agentes hondureños, algunos de mediano rango y otros de las altas esferas se mezclaron en estos negocios y ahora pagan en Estados Unidos sus condenas o enfrentan procesos.
Las declaraciones del actual jefe policial
Hace apenas unas semanas, el jefe de la Policía Nacional Juan Manuel Aguilar Godoy dijo en una entrevista televisiva que él fue ayudante de campo del ahora extraditado jefe policial, Juan Carlos “El Tigre” Bonilla, y que durante cumplió su función vio a su superior como un nombre correcto y cumplidor de la ley. Hace escasos días “El Tigre” Bonilla se declaró culpable de colaborar para traficar cocaína de los EE. UU. Con su testimonio el juez Kevin Castel suspendió el juicio y determinó dictar sentencia en junio de este año.
Apenas la semana anterior, Juan Manuel Aguilar Godoy volvió a declarar y en esta oportunidad dijo que la institución policial ha sufrido ocho depuraciones y que no solo agentes se involucraron con actividades del narcotráfico, aludiendo a otros sectores coludidos con el crimen organizado.
“Nosotros no vamos a permitir eso (depuración) tenemos procesos de autodepuración, llevamos ocho depuraciones, es la única institución del Estado de Honduras que se ha depurado tantas veces. Nosotros tenemos procesos precisos de autodepuración y no necesitamos que nos vengan a decir los que ya no están en la institución”, expresó visiblemente molesto luego de los señalamientos por la declaración de culpabilidad en EE. UU. del exjefe policial Juan Carlos Bonilla.
Acentuó afirmando que “entonces, no nos vengan a implicar a nosotros, si ellos cometieron acciones delictivas son hechos personalísimos, que cada uno responda por sus actos, yo voy a responder por los míos”.
El alto oficial dijo no temer por las personas que pueda involucrar el exjefe policial Bonilla Valladares. “Si el señor Juan Carlos Bonilla va a dar nombres dará nombres de toda la hondureñidad porque no sólo los policías han andado metidos en esto”, sentenció.
1. Wilmer Carranza Bonilla
El expolicía ligado al cártel de Los Valle fue capturado en una instalación policial el 11 de junio de 2015 y luego entregado a EE. UU. el 15 de octubre del mismo año. Se conoció que era informante del poderoso cartel afincado en el occidente de Honduras.
El exoficial de la Dirección Nacional de Servicios Especiales de Investigación (DNSEI), estaba asignado a la unidad especial de investigación de delitos contra el lavado de activos y privación de bienes.
Es oriundo de San Lorenzo, departamento de Valle, fue solicitado por el Distrito Este de Virginia, que lo condenó a 11 años de prisión en noviembre de 2016. En 2020 pidió reducción de condena, pero la misma le fue denegada. Fue el primer agente del cuerpo policial extraditado a EEUU.
2. Ludwig Criss Zelaya Romero
De profesión subcomisario de la Policía Nacional, Ludwig Criss Zelaya Romero, se entregó a las autoridades hondureñas el 13 de julio de 2016. Fue extraditado el 13 de diciembre del 2016 hacia los Estados Unidos. Era uno de los siete narcopolicías del expediente elaborado por la Fiscalía de New York.
En sus últimos tres años en la Policía hondureña Zelaya Romero desempeñó cargos administrativos en la UMEP 2 del barrio Belén de Comayagüela y el museo de la Policía Nacional. Además, acreditó mediante constancia médica padecimiento en su columna.
El exoficial es oriundo de Danlí, El Paraíso, y EE. UU. lo condenó a 12 años de cárcel por conspirar para traficar drogas y armas hacia ese país. En los últimos meses ha pedido clemencia a la justicia norteamericana para que le reduzcan la pena.
3. Mario Guillermo Mejía Vargas
El exoficial Mario Guillermo Mejía Vargas guarda prisión en EEUU acusado por delitos de narcotráfico. Se declaró culpable de los cargos ante un juez norteamericano.
Además, fue implicado en el asesinato del Fiscal de Oro, Orlan Chávez. Se le considera el autor intelectual del asesinato de Chávez, es por ello por lo que la Fiscalía mantiene vigente una orden de captura contra el exoficial en Honduras cuando retorne de EEUU.
4. Carlos José Zavala Velásquez
Fue conocido por sus vínculos con el capo alias Don H de 2009 a 2012, a quien le pasaba información sobre las investigaciones y operaciones policiales en curso. Se declaró culpable y condenado por conspiración para traficar drogas a 12 años de prisión en la Corte del Distrito Sur de New York.
Según EE. UU., Zavala Velásquez ayudó a facilitar enormes envíos de cocaína con destino a los Estados Unidos y otros lugares, y fue un facilitador clave para una importante red hondureña de tráfico de drogas y delincuencia.
En el proceso judicial se conoció que desde aproximadamente 1991 hasta 2016, sirvió como miembro de la Policía Nacional de Honduras, ocupando cargos que incluyen, entre otros, el segundo al mando del Jefe de Policía de la ciudad de San Pedro Sula; Jefe de la Policía de la ciudad de Villanueva; Jefe de Servicios Especiales Regionales, un puesto responsable de las investigaciones sobre el crimen organizado; y el oficial a cargo de los “Cobra” en San Pedro Sula, una unidad estilo comando dedicada a combatir el crimen organizado.
5. Víctor Oswaldo López Flores
El 7 de febrero de 2018, López Flores, fue condenado a cinco años de prisión en EEUU por delitos de narcotráfico, pena que ya cumplió e incluso retornó en 2021 a Honduras. “Estoy dando la cara, no soy ningún delincuente, no vengo de hacer cosas indebidas y retorno al país a trabajar honradamente”, dijo al arribar al país.
En el juicio admitió que en 2014 se reunió con dos traficantes de droga mexicanos a los que les enseñó un mapa con posibles puestos de control policiales para poder introducir la cocaína.
La Fiscalía de EEUU reveló que los traficantes habían prometido a López Flores una recompensa de 100 mil dólares y que éstos, en realidad, eran dos informantes de las autoridades estadounidenses que estaban trabajando de forma encubierta en la causa contra Fabio Lobo.
6. Jorge Alberto Cruz Chávez
Es quizás el caso sui géneris de todos los que involucran a expolicías con el narcotráfico. Fue imputado en la corte neoyorquina, pero luego se desistieron los cargos y terminó siendo deportado en 2019 a Honduras.
Jorge Cruz Chávez, licenciado en ciencias policiales, originario de Trujillo, Colón y residente en la colonia Kennedy de Tegucigalpa llegó deportado después de tres años de permanecer en Estados Unidos.
La Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York acusó a Cruz Chávez junto a otros seis uniformados por conspirar para introducir drogas a Estados Unidos proveniente de Colombia y Venezuela entre 2004 y 2014.
7. Juan Manuel Ávila Meza
El exoficial Juan Manuel Ávila Meza fue una especie de comodín de Los Cachiros. Él ingresó en 1994 a la Policía y fue suspendido en 1999 luego que su esposa fuera condenada por fraude fiscal.
Sin embargo, Ávila Meza fue reincorporado a la institución policial en 2011 luego de interponer varias demandas. En todo ese tiempo aprovechó para graduarse a abogado, lo que permitió acercarse a Los Cachiros.
Hizo varios trámites a la familia Rivera Maradiaga, gracias a los contactos, de un primo de Devis Leonel, de nombre Rubén Santos, pastor de una iglesia y también expolicía, quien lo recomendó allá por 2004, indican informes desclasificados.
Movimientos en el sur hondureño, en la norteña ciudad de La Lima, y facilitación de vehículos son parte del accionar en el que respaldaron a los hermanos Rivera Maradiaga, jefes del cartel de los Cachiros. Fue condenado a 12 años de prisión.
8. Carlos Alberto Valladares Zúniga
En el caso de Carlos Alberto Valladares Zúniga, la Fiscalía de Nueva York lo considera “el más culpable” y de hecho recibió la pena más alta (14 años) dictada hasta ahora para los expolicías hondureños.
A Valladares Zúniga se le vincula con Los Cachiros, a quienes sirvió desde los altos cargos que desempeñó en la Policía e incluso llegó a ser sicario de esta organización criminal.
Se le señala de haber participado en la masacre del aeropuerto Ramón Villeda Morales, donde fallecieron seis personas. En esa oportunidad -octubre de 2011-
condujo a Devis Leonel Rivera a la terminal sampedrana para que presenciara el ataque a narcos rivales.
9. Mauricio Hernández Pineda
El exoficial de la policía Mauricio Hernández, vinculado según los fiscales, con altas esferas del poder, al conocer su designación por parte de la Fiscalía de Nueva York, se entregó a las autoridades de la agencia antidroga, la DEA, de Estados Unidos, en febrero de 2020. La entrega se produjo en el aeropuerto La Aurora de Guatemala.
Desde su designación por la fiscalía de Nueva York hasta su entrega voluntaria en el 2020, se movilizó sin restricción alguna por el territorio hondureño, en especial en la región del occidente del país, según el relato de los lugareños. Era conocido como un oficial de buen trato, pero el historial de la fiscalía de Nueva York es otro: Hernández es considerado un actor clave en las redes criminales del narcotráfico que mientras estuvo en la institución, usó y abusó de su cargo para trasegar droga junto a sus colegas en el inframundo.
Una vez que se entregó a las autoridades de la DEA, el exalto oficial de la Policía Nacional había sido depurado por “reestructuración” de sus filas en el 2018. Inicialmente se declaró no culpable y por ende se ordenó que debía ir a juicio con El Tigre Bonilla y expresidente Hernández. A días del juicio se declaró culpable y conocerá sentencia el 2 de mayo de 2024.
10. Juan Carlos “El Tigre” Bonilla Valladares
El exjefe de la Policía hondureña fue detenido el 9 de marzo de 2022 en la caseta de peaje en Zambrano, periferia de la capital, tras varios meses de seguimiento por parte de la autoridad que él mismo rectoró de 2012 a 2013. Fue depurado por una comisión en 2016.
En plena pandemia, el 30 de abril de 2020, la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York, acusó al Bonilla por tres cargos de conspiración para importar drogas y delito de armas.
Procesado en varias oportunidades por violar derechos humanos, forzó su propia leyenda como un tipo duro. En documentos oficiales se le sindica de ser gatillero de grupos criminales y de proteger cargas de droga cuando fungió en altos cargos de la Policía. Fue extraditado el 10 de mayo de 2022 y se declaró culpable, por lo que recibirá sentencia en junio de este 2024.
Tan sólo las anteriores son algunas historias que retratan la colusión de la autoridad policial con los jefes del hampa, mientras desde lo interno de este cuerpo del orden reclaman que otros altos cargos de cuerpos de seguridad y defensa tuvieron ligues con la narcoactividad. PD