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Una cárcel en Islas del Cisne es incompatible con ecosistemas y clima, aseguran biólogos

Tegucigalpa – La construcción de un centro penal en Islas del Cisne tendrá un impacto significativo en la existencia de un ecosistema terrestre único en todo el territorio nacional, destaca el Colegio de Biólogos de Honduras (CBH) mediante un pronunciamiento donde externó su “gran preocupación” ante la propuesta gubernamental.

“Este archipiélago alberga ecosistemas marinos y costeros con características biológicas y ecológicas muy especiales, los cuales se han regenerado lentamente debido a la reducida intervención humana desde que Honduras recuperó su soberanía en 1972”, recuerda el gremio.

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En ese sentido, y cumpliendo su rol de salvaguarda ambiental ante situaciones que vulneran la estabilidad del ambiente, de los recursos naturales, el desarrollo sostenible y la biodiversidad de la República de Honduras, el CBH concluye que un centro penal es incompatible con los ecosistemas, las especies, la belleza escénica y las condiciones climáticas del archipiélago.

“Un centro penal en las Islas del Cisne no es ambientalmente sostenible y representa más amenazas a corto y mediano plazo que soluciones a largo plazo”, estiman los biólogos hondureños que alientan a la población hondureña y manifestarse en contra del desarrollo de este proyecto en Islas del Cisne.

El colegio de biólogos hace un llamado a la comunidad internacional para que continúe brindando su apoyo en favor de la preservación del marco normativo e institucional destinado a proteger los recursos naturales, la biodiversidad y el medio ambiente de Honduras.

El CBH destaca que, como gremio profesional, no se opone a las estrategias relacionadas con la seguridad y defensa, pero considera que existen otros lugares en tierra firme que ofrecen un mejor acceso logístico, ecosistemas impactados y disponen de capacidad tecnológica para albergar a una población de privados de libertad de manera aislada.

Un ecosistema único

La especificidad del ecosistema en estas islas es tan notable que, debido a las características de su flora, «se considera una eco-región aparte.

En otras palabras, explica el CBH, “los ecosistemas del Caribe, incluyendo Guanaja, Roatán, Utila y los Cayos Cochinos, no presentan las mismas formaciones florísticas que se encuentran en las Islas del Cisne”, explica el colegio dirigido por Iliam Suyapa Rivera García.

En ese sentido, en cumplimiento a las leyes vinculadas a la protección de áreas protegidas, “ningún proyecto debe aprobarse sin antes haber pasado por los procesos correspondientes de licenciamiento ambiental y de revisión por parte de la autoridad a cargo de las áreas protegidas, así como de cualquier otra autoridad con potestades en el ámbito ambiental”.

El CBH recuerda que Honduras es signatario de tratados, convenios y acuerdos internacionales relacionados con la protección, conservación y uso sostenible de los recursos naturales y la biodiversidad.

Entre estos destaca el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), Convenio de Basilea sobre el control de los movimientos transfronterizos de los desechos peligrosos y su eliminación, el Convenio para la protección y el desarrollo del medio marino en la región del Gran Caribe (Convenio de Cartagena) y la Convención sobre los Humedales (RAMSAR).

“Al haber sido ratificados por el Estado de Honduras, estos acuerdos adquieren carácter jurídicamente vinculante y se incorporan al derecho nacional para asegurar su cumplimiento”, señala el colegio de biólogos.

Estudio ambiental previo

Los biólogos hondureños resaltan que la construcción, instalación y operación de un centro penal, implica impactos ambientales y socioeconómicos negativos significativos, por lo que se requiere la realización previa de un estudio de impacto ambiental.

Este estudio indica los impactos en temas como la contaminación ambiental por aguas residuales (negras y grises) y desechos sólidos; el transporte de residuos sólidos hacia tierra firme y la acumulación de basura marina en el medio ambiente marino y costero.

Asimismo, el estudio de impacto ambiental evalúa el impacto causado por el transporte de insumos desde tierra firme; el consumo y contaminación de recursos hídricos, tomando en consideración que las fuentes de agua en el archipiélago son muy reducidas.

Otro de los factores que arroja este estudio es la modificación del uso del suelo; la introducción de especies no nativas y la fragmentación y destrucción de los hábitats locales, lo cual a su vez perjudica directamente a la biodiversidad.

También mide la incompatibilidad con otros usos que se le puedan dar a la zona, el impacto tras el transporte de material de construcción desde tierra firme y la acumulación de sobrantes de material de construcción en las islas; los altos costos de mantenimiento y debido a la singularidad geográfica y ecológica de la isla, a los impactos mencionados se suma el desarrollo de infraestructura marino costera en un área compleja y vulnerable.

“Esto conlleva a un riesgo significativamente mayor en comparación con la situación actual, tanto en términos de contaminación como de daños físicos causados por el tráfico de embarcaciones”, destaca el pronunciamiento.

El CBH hace referencia a estudios realizados en años anteriores, donde indica que el archipiélago de Islas del Cisne alberga ecosistemas, hábitats y especies raras y valiosas tanto para Honduras como para la región.

“Entre ellos se encuentran lagunas invernales con manglares, agregados de arrecifes coralinos en buen estado de salud y peces de importancia comercial que utilizan estos ecosistemas como refugios y áreas de reproducción”, cita el comunicado.

Hace mención a que las costas acantiladas de coral emergido, sirven como lugar de anidación para diversas especies de aves marinas, en tanto, la amplia cobertura de verdolaga de playa (Sesuvium portulacastrum) también se convierte en sitios de anidamiento para tortugas marinas en peligro de extinción y aves marinas.

Un ejemplar de tortuga marinas en un parque ecoturístico de Xcaret, en Playa del Carmen (México). EFE

Por otro lado, los arbustales de las islas son el hogar de una especie de lagartija endémica llamada Anolis nelsoni y áreas de descanso para especies de aves migratorias.

“Destacamos que el archipiélago de Islas del Cisne ya ha sufrido impactos ambientales en el pasado, lo cual resultó en la completa extinción de especies únicas como el roedor (Geocapromys thoracatus), una especie similar a la guatusa. Esto fue consecuencia de un uso inadecuado y descontrolado del área para actividades geopolíticas”, recuerda.

Un proyecto de alto costo

El CBH resalta la vulnerabilidad natural permanente de las Islas del Cisne frente a eventos meteorológicos extremos, como huracanes y tormentas.

“Estos fenómenos representan un alto costo económico para el país, ya que se requiere infraestructura especializada para resistir el embate de dichos eventos climáticos”, señala.

Asimismo, apunta que este aspecto debe ser considerado de manera fundamental en cualquier propuesta en la zona, especialmente en relación con el alojamiento de personas para los fines planteados.

Por otro lado, dado la ubicación geográfica del archipiélago, se prevé un impacto financiero significativo en las arcas del Estado debido a la construcción, operación y traslado de personas privadas de libertad desde tierra firme hacia las Islas del Cisne. VC

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