Tegucigalpa (Especial Proceso Digital) – El ex presidente de Honduras Juan Orlando Hernández ha pasado a formar parte de los “Expedientes X” de Estados Unidos que poco a poco empiezan a ser develados por sus presuntos vínculos con el narcotráfico y la corrupción.
La solicitud de extradición del exmandatario Juan Orlando Hernández y todo lo que ha conllevado su detención e inicio del proceso judicial previo, ha tenido en los últimos días en buida, en la agenda mediática, a la población hondureña que paralelamente afronta las multicrisis de un país vulnerable e inequitativo como pocos.
El exmandatario se encuentra recluido en la sede de una fuerza especial de la Policía Nacional, ya que hasta marzo próximo el juez comenzará a conocer los alegatos del pedido de extradición hecho por Estados Unidos.
Luego su equipo legal tendrá la oportunidad de hacer su defensa y los argumentos porque no debe ser extraditado.
Hernández Alvarado camina a convertirse en la primera figura de esa índole en ser pedido en extradición por sus presuntos vínculos con la narcoactividad, en este país centroamericano. Washington parece no estar dispuesto a dar tregua a quienes considera son personajes que lesionan la democracia y la lucha contra la corrupción y criminalidad organizada.
El lunes 7, el secretario de estado del Departamento de Estado de Estados Unidos, Anthony Blinken, anunció que al expresidente Juan Orlando Hernández, le había sido revocado el visado para ingresar a ese país como parte de las medidas de promoción de la transparencia y la rendición de cuentas que su país promovía en Centroamérica, al hacer públicas las restricciones de visa a Hernández por sus acciones corruptas en la región.
El anuncio vino acompañado de una publicación del Departamento de Estado en el cual informaba que estaba desclasificando información en la cual se indicaba que el expresidente Juan Orlando Hernández había sido incluido en la lista Engel desde el 1 de julio de 2021.
“Juan Orlando se ha involucrado en una corrupción significativa al cometer o facilitar actos de corrupción y narcotráfico, y al utilizar las ganancias de actividades ilícitas para facilitar campañas políticas. Además, Hernández fue identificado por su nombre en el testimonio de un testigo bajo juramento en un proceso federal de los Estados Unidos por haber recibido ganancias del narcotráfico, como parte de la financiación de su campaña”, señala el documento del Departamento de Estado.
El mismo también agrega que: “El Departamento incluyó a Hernández en la lista de Actores Corruptos y Antidemocráticos el 1 de julio de 2021 y ahora está publicitando este estado”, tras hacer referencia que está dispuesto a seguir trabajando con las autoridades hondureñas en el combate a la lucha contra la corrupción.
La revocatoria de visa y la inclusión del exgobernante en la llamada Lista Engel, desde julio de 2021, fueron inesperadas para el expresidente Hernández, quien por sus redes sociales se había dedicado a dar sendas respuestas al senador Bob Menéndez y a la representante Norma Torres, por pedir a las autoridades políticas en Washington y del Departamento de Justicia, actuar contra Hernández por sus señalamientos ligados a la narcoactividad. Sus peticiones fueron hechas días antes del anuncio realizado por el secretario Blinken.
Pero esas aclaraciones no han valido a Hernández, quien dijo estar sorprendido por las acciones anunciadas por Washington, tras recalcar que las respeta por ser acciones soberanas de cada Estado. El exgobernante no se esperaba esas acciones seguidas en tan corto tiempo. Hernández reafirmaba ser un aliado de Washington, pero esa posición decayó cuando su hermano, Juan Antonio “Tony” Hernández, fue capturado, procesado y sentenciado por narcotraficante en un tribunal de Nueva York que le dio cadena perpetua.
La congresista Norma Torres, una de las legisladoras estadounidenses que más ha cuestionado al exmandatario, reaccionó ante el anuncio de la Casa Blanca, indicando que éste era apenas un primer paso, que faltaba el otro: la petición de su extradición, un pasó que llegó el día de la asunción de la nueva presidenta y que fue trasladado por la Cancillería a la Corte Suprema de Justicia el lunes 14 de febrero.
Así, Washington parece dejar claro y haber delineado la ruta que transitará el expresidente Hernández quien es objeto de un alto interés en ese país, y no es el primer expresidente hondureño incorporado en su lista Engel y también desvisado.
Otro expresidente incluido en la temida lista es Porfirio Lobo Sosa, el antecesor de Hernández en el poder, y quien ha recalcado estar dispuesto a dar la cara en los temas judiciales que le involucren.
Los capos de la droga también han mencionado en sus testimonios a otras figuras públicas relevantes, por sus presuntos ligues con la criminalidad organizada y el narcotráfico.
Analistas señalan que tras la potencial extradición de Hernández el efecto dominó y la ampliación de acciones activadas desde los Estados Unidos serán reiterativas; sorprendentes algunas y esperadas otras.
La lista de los Expedientes X de Estados Unidos para altos funcionarios y ex altos cargos en Honduras empezó a abrirse en el 2019, el mensaje de cero tolerancias a la corrupción y la criminalidad organizada han sido bastante claros, pero la clase política nunca se sintió avergonzada ni arrepentida, hasta ahora, que Washington ha manifestado su disposición de entablar un proceso contra un exdignatario por presuntos ilícitos que sofocan al país y el Estado de Honduras.
“Estados Unidos continúa utilizando las herramientas a su disposición para promover la rendición de cuentas por corrupción y otros ataques a la seguridad, la estabilidad y las aspiraciones democráticas del pueblo de Honduras, Centroamérica y el mundo”, afirma el documento difundido por el Departamento de Estado.
La breve desclasificación del expediente de Hernández, efectuada por Estados Unidos, es apenas el asomo de un archivo que no termina de desempolvarse, pero que todo indica hay voluntad política al más alto nivel para hacerlo y evidenciar a una clase política hondureña que deberá prepararse para más sustos de niveles insospechados. (PD)