Tegucigalpa/Washington – Tras haber marcado la cancha a los tres países del Triángulo Norte de Centroamérica sobre los temas cruciales que definirá su relación en la administración de Joe Biden, Estados Unidos anunció al responsable de aplicar la política de Washington a estas tres naciones que se ha convertido en su dolor de cabeza en política doméstica por el tema sensible de la migración, especialmente de menores.
Igual de importantes en la agenda son los temas de corrupción y combate al narcotráfico y otras formas de crimen organizado que cada vez laceran más al Triángulo Norte, una región donde las pandemias, más allá del coronavirus, parecen ser interminables.
Tras dialogar telefónicamente con sus pares de Guatemala, El Salvador y Honduras, el secretario de Estado norteamericano Antony Blinken informó este lunes en su cuenta de Twitter que designaba al diplomático de carrera Ricardo Zúniga, como el enviado especial de su departamento para el Triángulo Norte centroamericano y “promover una mayor cooperación para implementar la estrategia regional de gestión migratoria de la administración”.
El anuncio se da justo cuando Estados Unidos enfrenta otra oleada de inmigrantes centroamericanos y miles de niños y jóvenes no acompañados, lo que ha provocado que los centros de atención y de albergue de los inmigrantes estén colapsados.
La ola migratoria tomó a Washington por sorpresa y la Casa Blanca intenta que la misma no se escape a su control, así como de sofocar las críticas de los republicanos y del expresidente Donald Trump que culpan al mandatario Biden y a los demócratas de debilidad y de promover la inmigración por desmantelar sus políticas.
De acuerdo al comunicado del Departamento de Estado, Zúniga, además de enviado especial, liderará los esfuerzos diplomáticos, asesorará al secretario Blinken y a la subsecretaria interina de la Oficina para Asuntos del Hemisferio Occidental, como denomina Washington a Latinoamérica.
Igualmente, según el Departamento de Estado, el enviado especial Zúniga coordinará con los funcionarios del poderoso Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca los “exhaustivos esfuerzos del gobierno para frenar la migración irregular” a suelo norteamericano, según la declaración atribuida al portavoz Ned Price.
Otra tarea del enviado especial es “implementar los fondos por US$4 mil millones que el presidente Biden ha dispuesto que se destinen a lo largo de varios años a erradicar las causas de la migración en América Central”.
De manera que Zúniga se integra al equipo de crisis que maneja la prioridad de la Casa Blanca para Latinoamérica y es controlar el flujo de migrantes centroamericanos a territorio estadounidense.
Biden y su equipo, que hicieron del trato humanitario a los migrantes parte de su exitosa campaña presidencial, buscan ahora cómo controlar dichos flujos, tras desmantelar muchas de las duras medidas adoptadas por Trump y que las criticaron por no representar los valores de Estados Unidos.
Zúniga también se integrará al equipo de la diplomática Roberta Jacobson, designada por Biden como enviada especial para la frontera sur, especialmente México, y se sumará a la delegación que se encuentra en territorio mexicano para reunirse con autoridades del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, conocido popularmente como AMLO.
Triángulo Norte
Pero Washington encuentra complejo como trabajar con el Triángulo Norte, ya que los gobiernos de los tres países virtualmente dejaron de reunirse tras la asunción del mandatario salvadoreño Nayib Bukele.
Prácticamente solo el guatemalteco Alejandro Giammattei tiene acceso a los despachos de Bukele y el hondureño Juan Orlando Hernández, como lo ha demostrado en los encuentros bilaterales que ha sostenido.
Pero la comunicación de San Salvador y Tegucigalpa está rota desde la llegada de Bukele que cuestionó el triunfo de Hernández de 2017.
Conocedor de esta situación, Biden únicamente se ha comunicado justamente con Giammattei desde que asumió el cargo.
Temas
Los temas marcados por Washington a los países del Triángulo Norte centroamericano con migración, combate a la corrupción e impunidad, reprimir el narcotráfico y el crimen organizado, transparencia y prosperidad económica, son las principales demandas de la Casa Blanca a las naciones para que tengan una agenda común.
Y esa será la tarea de Zúniga de hacer que los tres países trabajen y la más dura que lo hagan en forma conjunta y no separadamente, ya que las mafias del crimen organizado transnacional operan en coordinadamente en toda la región.
Cuando Biden fue vicepresidente del ex mandatario Barack Obama durante su segundo mandato lanzó la iniciativa Alianza para la Prosperidad, justamente para los tres países del Triángulo Norte, con la finalidad de abordar los mismos problemas que buscan ahora resolver.
Biden y la administración Obama prometieron 1 mil millones para las tres naciones y trabajo conjunta y coordinadamente con los tres gobernantes. Ahora el panorama es distinto.
A menos que Washington apriete fuerte y presione a los gobiernos de los tres países coordinar sus acciones, la tarea parece difícil, para el recién nombrado enviado especial.
Experiencia
Pero Zúniga es descrito por el Departamento de Estado como un “miembro de carrera de nivel jerárquico del Servicio Exterior” estadounidense.
Ya tuvo en el gobierno de Obama realizar trabajos complejos, como las negociaciones secretas por años para el restablecimiento de las relaciones de Estados Unidos con Cuba.
Casi medio siglo de ruptura de relaciones entre Washington y La Habana se restablecieron gracias al trabajo paciente de Zúniga y el entonces consejero adjunto de Seguridad Nacional Ben Rhodes, lo que permitió finalmente que Obama viajara a La Habana y reabriera la embajada estadounidense.
Con la llegada de Trump al poder, toda la aproximación diplomática se vino abajo y el hielo volvió a ser la norma común en los vínculos de los dos países separados por menos de 100 millas.
Ahora la tarea de Zúniga será menos secreta y probablemente más dada a titulares de prensa, ya que deberá exigir más a El Salvador, Guatemala y Honduras, está última la patria que lo vio nacer y educarse hasta la primaria, antes de mudarse a Estados Unidos.