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Disminuyen expectativas sobre Propuesta de San José

Tegucigalpa.- Las expectativas para llevar a feliz término el Acuerdo de San José, que busca reinstalar en la Casa de Gobierno al depuesto Manuel Zelaya, mediante un “retorno condicionado”, comienzan a disminuir, por ahora, a medida que se acerca el inicio de la campaña electoral para elegir un nuevo gobierno, presidente de la república, designados presidenciales, alcaldes, diputados y representantes al Parlamento Centroamericano.
 

Al menos, esa fue la percepción que dejó la reciente misión de cancilleres de la OEA, al concluir su visita al país, luego de escuchar a los principales actores políticos, económicos, sociales, religiosos e incluso militares, en el marco de su estrategia de ablandamiento para que adopten la postura de los once puntos que recoge el Acuerdo de San José.

Integrada por el canciller Bruno Stagno de Costa Rica, Patricia Espinosa de México, Peter Kent de Canadá; Jorge Taiana de Argentina; Carlos Morales de República Dominicana, y el canciller panameño, Juan Carlos Varela; la misión vino acompañada también del secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, en calidad de “observador”.

En un esfuerzo por reavivar estos acuerdos, que impulsa el presidente costarricense, Óscar Arias, premio nobel de la paz en 1987, y que avala la comunidad internacional, la misión de la OEA, tropezó en sus sondeos con posturas muy sólidas entre los sectores que avalan el gobierno interino de Roberto Micheletti, para quienes un posible retorno de Zelaya es una especie de “caso cerrado”.

Las reservas encontradas por la Misión

En sus entrevistas con los poderes legislativo, judicial y a último momento con el poder ejecutivo en funciones, la delegación se encontró con que la “mayoría de los actores expresó su inconformidad con los fundamentos del Acuerdo de San José, aunque muchos de ellos manifestaron preocupaciones en torno al mismo”, refiere en la “Declaración” que al término de la visita fue leída por el canciller de Costa Rica, Bruno Stagno.

“Los poderes y órganos del Estado manifestaron reservas sobre dos puntos: el relativo a la amnistía prevista en el artículo 205 punto 16 de la Constitución de Honduras y el que se refiere al retorno de los poderes del Estado a su integración previa al 28 de junio de 2009, lo que implica el retorno de José Manuel Zelaya a la Presidencia de la República hasta el día 27 de enero de 2010. Por su parte, los representantes de la sociedad civil contrarios al gobierno del Zelaya, expresaron sus temores por las consecuencias que su retorno al poder podría tener para la paz y la estabilidad social del país”, indica el documento de los Cancilleres.

La misión se reunió también con los simpatizantes “zelayistas” y “organizaciones de la sociedad civil que lo apoyan, (quienes) expresaron preocupación por la integridad física y la violación de los derechos humanos de sus seguidores”, agrega el documento de dos páginas.

También estuvieron entre sus entrevistados los ex integrantes de parte del gabinete de gobierno del defenestrado ex presidente, algunos de los cuales, incluso, ya se miraban conformando el Gabinete de Integración con representantes de los cinco partidos políticos que estipula en sus once puntos la propuesta de San José.

A su vez, la voz cantante con la misión de la OEA, en representación de Zelaya, la tuvo su esposa, Xiomara Castro, quien aseveró a los funcionarios internacionales que el ex gobernante, ahora, estaba dispuesto a “suscribir todito el acuerdo, en este instante, sin condiciones, y si lo quieren amarrar de pies y manos, no hay problema, él acepta, porque es tolerante”, dijo.

En las casi 24 horas que permaneció en el territorio nacional, la misión de cancilleres, insistió en que el Acuerdo o propuesta de San José, es la base para la reconciliación nacional, “es el camino inmediato, equilibrado y viable para lograr el restablecimiento del orden democrático en Honduras”, insistía el canciller Stagno.

Empresarios denuncian presiones de canciller mexicana

No obstante, los imprevistos surgidos en ese lapso de tiempo no pasaron desapercibidos. Los empresarios denunciaron que la canciller de México, Patricia Espinoza, pretendió “intimidarlos” con sanciones más fuertes para Honduras si no aceptaban la propuesta de San José.

La canciller mexicana, habló incluso en nombre de la Secretaria de Estado, Hillary Rodham Clinton, y “prácticamente nos amenazaron con un bloqueo comercial y que corría riesgo la certificación de Puerto Cortés”, expresó el presidente de los industriales, Adolfo Facussé, quien fue refrendado en los medios locales por dos colegas más del sector empresarial.

Ante la supuesta presión, los empresarios habrían dicho a Espinosa y al resto de la delegación que no iban a cambiar de postura y que “estábamos orgullosos de lo que estamos haciendo, pues consideramos que fue lo correcto, defendimos la democracia y la constitución”, reiteró Facussé.

Apenas trascendió la denuncia, la cancillería de México emitió un comunicado desmintiendo la versión, pero los empresarios no se han retractado.

Quizá esa denuncia, entre otros comentarios, hechos por algunos miembros de la comisión a funcionarios y personeros hondureños, fue lo que llevó al presidente interino, Roberto Micheletti, a lanzar un discurso directo y llano a los cancilleres y el “observador” Insulza, a quienes ratificó que “lo reconozcan o no”, las elecciones en Honduras se darán el 29 de noviembre, como estaba estipulado.

Estoy dispuesto a una “tercería”: Micheletti

Micheletti incluso les dijo que él no había buscado la silla presidencial que ostenta, se dio por las “circunstancias del caso”, pero “reitero, como lo dije hace un tiempo, que no me preocupa dejar el puesto y optar por una tercería, si ello contribuye a la calma del país y ustedes se comprometen a restaurar a Honduras todos sus derechos con la dignidad del caso. Yo espero que ustedes analicen esta opción; nosotros seguimos abiertos al diálogo”, pero en los términos expresados por los sectores consultados por la legación de la OEA, recalcó el presidente interino de Honduras.

Dijo no temer a las amenazas de los embargos que se vienen, y reclamó a Insulza, a quien posteriormente ofreció disculpas, su falta de tacto en su primera visita a Honduras, donde, sostuvo, “usted no vino a escuchar, sino a imponer y a condenar, nos faltó al respeto y el hecho de que seamos una nación chica y pobre, no quita que se nos trate con respeto y dignidad, como nosotros estamos obligados a tratar al resto del mundo”, le recordó Micheletti, mientras Insulza encogía sus hombros y estiraba sus manos, en un gesto que bien pudo interpretarse como un “!lo siento!”.

Con los ojos en las elecciones

A su vez, los candidatos presidenciales de cuatro de los cinco partidos políticos legalmente inscritos, en sus declaraciones reiteraron que en su encuentro con la misión internacional, dejaron entrever que la mejor opción para encontrar una salida viable a la crisis política en Honduras es apostar a las próximas elecciones.

A excepción del candidato de la Unificación Democrática, el resto de los líderes políticos manifiesta que si los acuerdos de San José pueden ser “flexibilizados”, la prioridad en este momento son las elecciones, cuya campaña arranca este fin de semana.

Pero los simpatizantes de Zelaya, no piensan igual. Muchos de ellos, han amenazado con “pintar de violencia” el próximo proceso electoral general que de acuerdo a la ley deberá celebrarse el 29 de noviembre próximo, “si el ex presidente no ocupa de nuevo la silla presidencial”.

Piden reposición de “días caídos” para Zelaya

Muchos de ellos, incluso, han hablado de que el retorno de Zelaya deberá estar sujeto a una “ampliación del período” para reponer el tiempo que sus funciones han sido ocupadas por Micheletti, algo así como una “huelga con días y salarios caídos”

Uno de esos promotores, es Israel Salinas, dirigente de la resistencia de los “zelayistas”, quien aseveró a medios afines al ex gobernante, que si antes del 1 de septiembre, Zelaya no es reinstalado en el poder, “estaríamos adoptando nuevas posiciones políticas; si no ha sido reinstaurado, vamos a pedir una compensación de tiempo y que se corran las elecciones”, apuntó, sin reparar que incurriría en una violación a la ley y a la constitución.

Los dirigentes de la resistencia “zelayista” y el propio ex mandatario, tampoco descartan que si éste retornara, se ponga en práctica una estrategia para instalar la Asamblea Constituyente y darle vida al proyecto político continuista que lo sacó del poder hace casi dos meses.

Gobierno interino dispuesto a “resistir”

Estos altercados de una y otra parte, llevó al canciller Stagno a pedir a todos los actores implicados en la crisis a “abstenerse” de hacer comentarios que no abonen en nada al espíritu de la propuesta de San José, la paz y la búsqueda de la reconciliación que necesita la sociedad hondureña.

Para algunos analistas internacionales, el gobierno interino de Micheletti, sometido a una fuerte presión externa en los últimos diez días, parece estar dispuesto a “resistir” y concentrarse en preparar el camino para los comicios generales, lo que le traerá consigo una disminución paulatina de esa presión ya que, con negociaciones o sin ellas, Honduras obtendría esa salida democrática que tanto necesita.

Estados Unidos, en su afán por dar aliento a la misión de cancilleres de la OEA, anunció la suspensión de visados para todos los hondureños no inmigrantes que soliciten a partir del 26 visas para ingresar a esa nación. El sector privado y político, augura más cosas, pero parece, junto con el resto de poderes del Estado y un amplio sector de la ciudadanía, estar dispuestos a cerrar filas y empujar por realizar elecciones transparentes y confiables.

De acuerdo a estos analistas, si en principio, después de la destitución de Zelaya, Micheletti aparecía como el problema, y Zelaya como la solución, al término medio del juego político, Roberto Micheletti, guste o no, es por lo menos, una parte de la solución.

Al menos, ese parece ser el panorama por ahora, aunque está sujeto a cambios. El desafío está en saber identificar si las partes internas en pugna y la presión internacional, saben diferenciar que la política puede destruir a la política, y cuando la política no tiene formas que la protejan de los individuos, aumenta la capacidad de odio y destrucción. ¿Es esa la apuesta de Zelaya, Micheletti y la cooperación internacional? ¿Es esa la apuesta de las elites y el pueblo hondureño? El clima electoral indicará la pauta.
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