La comparecencia se producirá el lunes o el martes, según dijo el titular de la OEA en una sesión ordinaria del Consejo Permanente convocada para informar de las gestiones que efectuó la misión de cancilleres en Honduras.
El depuesto mandatario acudirá a la OEA dos meses después de haber sido derrocado y expulsado de su país el 28 de junio y sin que esté a la vista a corto plazo una solución a la crisis política que atraviesa ese país centroamericano.
Zelaya ha estado en la capital estadounidense en cuatro ocasiones desde que tomó el poder el Gobierno de Roberto Micheletti.
La primera ocasión fue el 30 de junio, cuando la Asamblea General Extraordinaria de la OEA dio un ultimátum de 72 horas al Gobierno de facto de Micheletti para que restituyera al depuesto mandatario.
El día 4 de julio hizo lo mismo en la sesión en la que los cancilleres de la OEA suspendieron la participación de Honduras por no haber restituido a Zelaya ni restaurado el orden democrático y constitucional.
El día 7, después de su fracasado primer intento de regresar a su país, se reunió con la secretaria de Estado de Estado Unidos, Hillary Clinton.
Zelaya volvió por cuarta vez a Washington el fin de semana del 11 y 12 de julio, en esta ocasión para entrevistarse de nuevo por separado con Insulza, el secretario de Estado adjunto para Latinoamérica, Thomas Shannon, y el consejero adjunto de Seguridad Nacional de la Casa Blanca para esta región, Dan Restrepo.
Las relaciones de Zelaya con Washington pueden calificarse de “tormentosas” porque mientras en el reciente pasado se declaró “antiimperialista” ahora acude a los Estados Unidos para pedir el apoyo para lograr su retorno a Honduras.
Su lenguaje en reiteradas ocasiones se ha vuelto hasta agresivo y ha indicado que si el presidente Obama desea, puede reinstalarlo en cinco minutos en la silla presidencial hondureña.
Estas aseveraciones han propiciado que el presidente estadounidense señale de hipócritas a quienes piden en intervensionismo de Washington para devolver a Zelaya a su puesto porque son los mismo que tradicionalmente se han quejado del intervención estadounidense en la región.







