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Embajadores prefieren ser separados que actuar en contra de intereses hondureños

Tegucigalpa – El permanente despido de embajadores de carrera, así como otros funcionarios del servicio exterior de parte del destituido presidente Manuel Zelaya, evidencia que los diplomáticos hondureños han apostado al servicio del Estado y no a servir a los intereses de una persona.
 

Zelaya y su «canciller», Patricia Rodas, han desatado una cacería contra el servicio exterior de Honduras y han dejado a más de un millón de hondureños desprotegidos, solamente para cumplir su afán particular de continuar ostentando ante la comunidad internacional la titularidad de un gobierno ambulante, que solo se aplica a los diplomáticos afines y a los gobiernos extranjeros que continúan otorgándole una legitimidad de la que carece internamente.

Vika Martell, una joven dirigente liberal e hija del separado embajador de Honduras en España, Eduardo Martell , explicó durante una comparecencia televisiva que a su padre, como al resto de jefes de misión de Honduras en el exterior, el ex presidente Zelaya y su “canciller” Patricia Rodas, les han enviado un documento para que lo suscriban. El documento es una especie de juramento de lealtad absoluta a Zelaya y no a la nación.

Únicamente los seguidores de Zelaya se mantienen en sus cargos, como los casos de México, y Panamá En ese sentido, los diplomáticos han dado otro ejemplo a los gobiernos donde están acreditados en cuanto a que prefieren los «despidos» de parte de Zelaya que a continuar representando a una persona que ya fue destituida, que debe enfrentar a la justicia por los diversos cargos penales y que no tienen ningún control sobre el verdadero gobierno de Honduras

Pero Zelaya y Rodas prefieren mantener una ilusión de que continúan al frente del país y por ello despiden a los diplomáticos con la complicidad de los gobiernos donde están acreditados que aceptar la realidad y por lo menos permitir que los hondureños en el exterior cuenten con la debida protección consular y la representación diplomática.

Al ritmo con que “Mel” Zelaya y “Patty” Rodas están precisando a los gobiernos receptores a retirarles la acreditación diplomática, la mayoría de las legaciones de Honduras en el exterior estarán cerradas o contarán con personal limitado.

Fuera del servicio

Roberto Flores Bermúdez en Estados Unidos, Eduardo Martell en España, son dos diplomáticos de larga data que prefirieron perder sus cargos a continuar recibiendo instrucciones de Zelaya y Rodas, especialmente porque las mismas estaban destinadas a afectar los intereses de Honduras.

Zelaya y Rodas buscan abiertamente que Honduras sea afectada por la comunidad internacional con la suspensión de créditos, cooperación financiera, embargos comerciales y otros, a lo que los diplomáticos de carrera se oponen, ya que su función es representar lo mejor a Honduras como Estado y no solamente a un gobierno o un grupo de personas.

Lo pedido por Zelaya y Rodas afecta fundamentalmente a las personas pobres de Honduras, ya que es la beneficiaria de los programas de cooperación de los gobiernos y organismos internacionales, lo que hace imposible a cualquier diplomático de formación solicitar bloqueos o acciones contrarias a su nación.

Pero igualmente Carmen Eleonora Ortez Williams en Argentina, Francisco Martínez en Chile han debido abandonar sus cargos a ceder a los intereses anti hondureños de Zelaya.

Los diplomáticos tendrían que afectar a más de un millón de emigrantes y además afectar acuerdos e intereses en los que deben representar al país

En igual situación estuvieron representantes como Ramón Custodio hijo en Europa, que prefirieron dejar su cargo a atentar contra los intereses hondureños.

Otros embajadores mantienen igual línea de conducta, aunque han utilizado otros mecanismos para evitar que Zelaya pida su salida de los países donde sirven.

Seguidores lo respaldan

Paradójicamente los nombramientos políticos, algunos improvisados y sus leales seguidores son los que le otorgan reconocimiento a Zelaya en algunas pequeñas embajadas en el extranjero, mientras que el personal calificado y experimentado apostó por Honduras y no por Zelaya.

La embajadora en México, Rosalinda Bueso y el de Panamá, Juan Alfaro Posadas, han sido los embajadores que todavía mantienen el reconocimiento a Zelaya.

También otros de reciente designación como Enrique Eduardo Reina, que de secretario particular fue designado embajador en Estados Unidos, aunque todavía no ha presentado cartas credenciales en la Casa Blanca y como tal no puede ejercer el cargo, son los que mantienen fidelidad a Zelaya.

Igualmente los representantes Jorge Arturo Reina ante las Naciones Unidas y Carlos Sosa Coello ante la Organización de Estados Americanos (OEA) siguen con Zelaya. Pero Honduras no sigue en la OEA, la misma organización la suspendió, de manera que no tiene a quien representar Sosa Coello.

En medio de este panorama los hondureños emigrantes en diversos lugares del planeta mantienen una situación de indefensión, se encuentran desprotegidos pero el hecho parece estar lejos en la agenda de Zelaya únicamente preocupado por gobernar aunque sea dando ordenes a las misiones internacionales hondureñas desde los aviones venezolanos que lo llevan por el mundo como un dignatario errante.

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