El mandatario afirmó que la oposición ha puesto en marcha una nueva oleada desestabilizadora, bajo la dirección de «expertos estadounidenses muy cualificados».
«Se trata de desestabilizar el país golpeando a Chávez y explotando las fallas del Gobierno, amplificándolas por medio de sus medios de comunicación», planteó el gobernante.
Además, Chávez dijo que el plan incluye la «penetración en los barrios y pueblos» mediante la creación de comités alternativos a los revolucionarios.
El presidente venezolano insistió en que esas iniciativas opositoras «vienen del exterior y con mucho dinero».
El objetivo final de esta ofensiva opositora sería, según Chávez, «debilitar el Gobierno y hacer ingobernable el país, porque si eso llegase a ocurrir valdría todo».
Pidió a sus ministros y al aparato gubernamental que cumplan con diligencia sus responsabilidades para no dar armas ni argumentos a la oposición.
Citó expresamente la necesidad de que no sean recurrentes los problemas en los hospitales y clínicas del sistema de salud pública y la escasez temporal de algunos alimentos en los mercados populares.
También hizo referencia al combate de la corrupción y a multiplicar los esfuerzos para enfrentar la delincuencia y garantizar la seguridad de los ciudadanos.
Chávez advirtió a sus funcionarios que no deben descansar ni un día y reconoció implícitamente que muchas de las críticas de la oposición tienen una base inocultable.







