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Honduras vive momento esperanzador tras caminata y calma en CNE

Tegucigalpa  – En un país marcado por tensiones políticas y desafíos electorales, dos gestos simbólicos han encendido una chispa de esperanza. La caminata por la paz y la democracia organizadas por las iglesias católica y evangélica y la reconciliación de los  consejeros del Consejo Nacional Electoral (CNE).

Sin lugar a duda la caminata de oración por la paz y la democracia, convocada por la Conferencia Episcopal y la Confraternidad Evangélica, se convirtió en un acontecimiento que marcó profundamente el sentir de miles de hondureños. De principio a fin generó debate, opiniones y reflexiones, pero lo que realmente prevalece es lo positivo: la entusiasta y masiva participación de ciudadanos en todo el país.

Más allá de diferencias religiosas, ideológicas o políticas, la caminata unió a miles de voces en un solo clamor: paz, democracia y esperanza para Honduras. En un contexto de incertidumbre, la movilización mostró que el pueblo hondureño desea con fuerza un futuro distinto, basado en la unidad y el respeto mutuo.

Analistas coinciden en que este mensaje debe ser leído con profundidad por la clase política, tanto oficialista como opositora. No se trata de capitalizar la movilización en discursos partidarios, sino de entender que el pueblo ha hablado y que lo ha hecho desde la fe, la esperanza y el deseo de transformar la realidad del país.

La caminata no fue solo un acto religioso, sino un símbolo. Un recordatorio de que cuando los hondureños se unen, es posible enviar señales claras de lo que se quiere para el presente y el futuro: un país en paz, con democracia fortalecida y con una ciudadanía dispuesta a no perder la esperanza.

De la crisis a la calma

El padre Leopoldo Serrano, un sacerdote franciscano conocido por su compromiso con la paz, culminó su segunda caminata desde el departamento de Copán hasta la capital, logrando una reunión histórica con el pleno del CNE, este encuentro, sellado con abrazos y promesas de unidad, representa un momento crucial para la democracia hondureña a solo meses de las elecciones generales del 30 de noviembre.

 “Mi sacrificio valió la pena, se cumplió el objetivo que me puse”, declaró ante periodistas, el padre refiriéndose a la caminata que realizó para fomentar la paz entre los consejeros del CNE, donde incluso logró un abrazo entre los consejeros Marlon Ochoa y Cossette López.

Desde el inicio de sus segunda caminata el sacerdote señaló que no iba dirigida contra ningún partido político en particular, sino en favor de un diálogo sereno en la clase política hondureña, está también se dio en el marco de la gran caminata general de las iglesias.

La motivación detrás de esta peregrinación radica en las recientes crisis que han azotado al CNE. En julio, el organismo electoral enfrentó tomas por parte del Partido Libertad y Refundación (Libre), lo que generó preocupaciones sobre la adjudicación del sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP).

Expertos como el exconsejero German Lobo advirtieron que tales acciones no impedirían el avance del proceso electoral, pero sí destacaban la necesidad de unidad para garantizar transparencia.

Además, figuras como Edmundo Orellana criticaron la acción del Ministerio Público en el conflicto del CNE, prediciendo efectos funestos si no se resolvía la crisis legal e institucional.

La presidenta del CNE, Cossette López, recibió personalmente al sacerdote, marcando el inicio de un diálogo que muchos anhelaban.

La culminación de este esfuerzo fue la reunión con el pleno del CNE. En ella, los consejeros se pidieron perdón mutuamente, se abrazaron y se comprometieron a resguardar la democracia hondureña.

Serrano relató que el ambiente fue de alegría, jovialidad y hasta humor, un contraste refrescante con las tensiones previas que habían paralizado al organismo electoral.

Los consejeros también prometieron elecciones limpias y transparentes para el 30 de noviembre, un compromiso que inyecta optimismo en un proceso que ha sido cuestionado por irregularidades pasadas.

Analistas coinciden que esta calma es lo mejor para el país en el marco de los pocos meses para las elecciones generales, no obstante, el optimismo no es total, porque se teme que cualquier fisura pueda desencadenar nuevos conflictos, pero igual se espera que los mismos puedan sortearse y llegar a un proceso electoral transparente donde se respete el voto de todos los electores.

Caminata de iglesias

En cuanto a la caminata de oración por la paz y la democracia, realizada el pasado sábado 16 de agosto, brindó un mensaje claro y contundente, ¡Honduras quiere paz y democracia!

El director de Macrodato, Carlos Cálix, explicó que más allá del plano espiritual, la marcha también tiene un componente político que no debe pasarse por alto. “Lo primero es que algunos van a tratar de desmeritar y deslegitimar la caminata, como ya ocurrió con algunos datos sobre la cantidad de participantes.

Han circulado cifras muy dispares, pero lo cierto es que, sean 15 mil o 300 mil, el movimiento es simbólico, y ese simbolismo puede ser catapultado estratégicamente”, señaló.

Cálix apuntó que tanto la oposición como el oficialismo podrían utilizar la caminata como herramienta política, aunque consideró que, en este momento, es el oficialismo el que ya piensa en generar una estrategia en torno al evento, más que la oposición.

Personas agitan banderas de Honduras durante una marcha por la paz este sábado, en Tegucigalpa (Honduras). EFE/ Gustavo Amador

Impacto positivo

Por su parte, Juan Diego Lacayo, vocero del movimiento Por Nuestros Hijos, destacó el impacto positivo de la caminata, que incluso trascendió las fronteras del país.

“Algunos perciben que esta caminata fue a favor o en contra de alguien, pero no: esto es a favor de la fraternidad, de la gran familia hondureña, creyentes y no creyentes. Lo que buscamos es tocar corazones para que de ahora en adelante haya un antes y un después”, expresó.

En ese sentido, los analistas coinciden en que la caminata ha logrado instalarse en la conversación pública como un acontecimiento que trasciende lo religioso y que podría influir en la agenda social y política nacional en las próximas semanas.

Lejos de los datos de los participantes que son masificados o minorizados, según el sector políticos que los analice, la caminata de la iglesias brindó un mensaje positivo que resonó no solo en el territorio nacional, sino también extra fronteras, lo que le permite a Honduras tener un momento esperanzador en medio de tanta convulsión política.

Un hombre sostiene una bandera durante una marcha por la paz este sábado, en Tegucigalpa (Honduras). EFE/ Gustavo Amador

Momento esperanzador

Reportes internacionales, como el de Estados Unidos sobre derechos humanos en Honduras, señalan impunidad y restricciones a la libertad de expresión, pero eventos como este podrían mitigar tales percepciones.

Este momento esperanzador llega en un año electoral crucial, donde la unidad del CNE es clave para evitar controversias como las vistas en elecciones pasadas. Con el compromiso de elecciones transparentes, los ciudadanos pueden mirar al futuro con optimismo, sabiendo que gestos simples como un abrazo pueden transformar la realidad política.

Sin embargo, el camino adelante no está exento de desafíos. El CNE debe ahora concretar acciones, como la recepción de ofertas para el TREP, programada para días recientes.

En resumen, la caminata organizada por las iglesias y la reconciliación entre los consejeros del CNE marcan un capítulo de esperanza en la historia de Honduras, recordándonos a todos que la paz se construye con pasos firmes y corazones abiertos. (RO)

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