– Jefes militares de EEUU urgen mantener influencia y recursos en Latinoamérica. “Con menos recursos el flujo de drogas será mayor», lamentó Kelly.
– «La gran demanda de drogas de Estados Unidos supone un riesgo directo para la propia existencia de estos países», explicó Kelly, quien alabó la labor tanto del Gobierno de Guatemala como el de Honduras.
El responsable del Comando Sur de Estados Unidos, el general John Kelly, fue quien más insistió a los senadores del Comité de las Fuerzas Armadas sobre las consecuencias de «un reducido compromiso» con Latinoamérica.
«Mientras otras preocupaciones globales dominan los titulares, no deberíamos perder de vista los desafíos y oportunidades más cerca de casa», indicó el oficial de la Infantería de Marina, responsable de las relaciones militares de Estados Unidos en Suramérica.
Kelly recordó que «ninguna otra parte del mundo tiene un impacto tan grande en la vida diaria de los estadounidenses como América Latina y el Caribe».
Por su parte, el general del Comando Norte, Charles Jacoby, recordó que la cooperación con México en la lucha contra el narcotráfico y en entrenamiento conjunto está en el mejor momento de su historia, al tiempo que recordó que un México «próspero y seguro» es esencial para Washington.
Jacoby aseguró que una muestra de los frutos de esa relación es la caída de jefes de bandas del narcotráfico, como «El Chapo» Guzmán, del cártel de Sinaloa, pero recordó que estas organizaciones criminales son «sólidas y con una gran capacidad de adaptación».
El jefe del Comando Sur expresó el temor a que los recortes presupuestarios, que incluyen el gasto del Pentágono y otras agencias, afecten a la capacidad de Estados Unido de contener el tráfico de drogas y asestar golpes a los cárteles de la droga.
«De las cinco comandancias de combate en el exterior, sin duda la mía es la de menor prioridad, algo que ha sido así durante mucho tiempo por diferentes razones (…) Con menos recursos el flujo de drogas será mayor», lamentó Kelly.
El general también avisó sobre el peligro de que los recortes les lleven a mantener un menor trabajo conjunto con los países aliados de la región. «Y quiero recordar que la mayor parte de los países latinoamericanos son aliados nuestros», dijo.
El Ejército estadounidense, en colaboración con agencias federales y otros países, es incapaz de interceptar el 80% de la droga que sale de Colombia por falta de recursos.
La reducción de recursos destinados a la interceptación y seguimientos de envíos de drogas por mar y aire desde Latinoamérica se ha traducido en una significativa caída en la cantidad de droga incautada.
En 2007, Estados Unidos interceptó 242 toneladas de cocaína procedentes de Latinoamérica; en 2013, con la reducción de las horas de vuelo y de patrullas marítimas se consiguió incautar 132 toneladas.
Kelly dijo que necesita más recursos de inteligencia y reconocimiento, así como navíos que pueden transportar helicópteros para perseguir los envíos de droga en el Caribe y la costa Pacífica.
El general se mostró especialmente agradecido a los esfuerzos en lucha contra el narcotráfico de Perú, Chile y Panamá, pero especialmente de los socios colombianos.
Colombia es, junto a Perú o Bolivia, el origen de cargamentos de cocaína o heroína que eligen varias rutas de camino al norte.
Algunas organizaciones pasan la droga a Venezuela y desde allí fletan vuelos clandestinos hacia Centroamérica, donde se procesa y parte rumbo a Estados Unidos.
Otros grupos eligen la vía marítima con lanchas rápidas que parten de Ecuador o Colombia rumbo a Honduras y otros países centroamericanos.
Kelly explicó que la transformación de países como Honduras o Guatemala en centros logísticos de la droga ha disparado la violencia y ha destruido instituciones públicas tan importantes como la policía o el poder judicial.
«La gran demanda de drogas de Estados Unidos supone un riesgo directo para la propia existencia de estos países», explicó Kelly, quien alabó la labor tanto del Gobierno de Guatemala como el de Honduras.
Ambos generales subrayaron que Estados Unidos no debe descuidar sus relaciones con los vecinos latinoamericanos, que como en el caso de Nicaragua o Venezuela han virado para fortalecer lazos esencialmente económicos con China y militares con Rusia.