El Aeropuerto “Ramón Villeda Morales” (La Mesa) ha sido el principal acceso aéreo del país por décadas. Es importante asegurar lo continúe siendo en el futuro, garantizando su operatividad permanente. Sin esta garantía de operación continua se volverá mas oneroso e inseguro asegurar las inversiones y alianzas requeridas para garantizar su crecimiento.
Independiente de las demás acciones que se requieren, quiero concentrar mi análisis en el tema de la vulnerabilidad a las inundaciones. Este fenómeno (contrario a las malas experiencias recientes) es algo que no se espera sea tan frecuente, por lo que su importancia puede irse olvidando. Esta contingencia tiene varios efectos, todos dañinos, y estarán en la mente de cualquier posible operador, aerolínea, o aliado de otro tipo.
El primero es el riesgo de daños a las instalaciones, acompañado de la suspensión de las operaciones. El segundo es el incremento en los costos de los seguros y mayor cautela en expansión de operaciones en un lugar de riesgo. El segundo es derivado del primero, y por tanto conviene atacarlo de frente y eliminarlo de raíz.
Existen soluciones de ingeniería civil para evitar que el aeropuerto sea inundable. Existen varias formas de construir un sistema de protección. Se requiere una barrera perimetral de concreto o bordo de contención. Este tendría una longitud aproximada de 6,500 metros, por lo que un muro de concreto reforzado de 2m de altura efectiva (con 50 cm de espesor en base, decreciente) podría costar alrededor de $600,000 directos. Si se le agrega un sistema de bombas y canales de alivio, el mismo podría llegar a costar $2,000,000. Unido parcialmente a un sistema de bordos el costo podría ser menor. Es posible que la incorporación de otros factores incremente otro porcentaje mas, pero sin salirse de la magnitud referida.
Si los costos de reparación después de la inundación suma $8,000,000, ya se pagaría el proyecto de forma anticipada. Pero también están los costos asociado con seguros, perdida de operaciones, e inseguridad en las aerolíneas u otros operadores que puedan invertir (empresas de logística, etc.). El impacto es considerable, aunque esta oculto.
Es importante que esta solución quede estructurada en el marco de la concesión. De no ser así, los costos o riesgos adicionales derivados de la falta de esta serán incluidos (con creces) en la oferta. Conversamente, puede resultar que se obvien y le quede al estado la responsabilidad de suplirlos en caso de ser necesario. Si esto queda en una nebulosa, es muy probable la obligación revierta al estado, ya que conocemos las fuerzas dispares de negociación de ambas partes.
¿Qué debiese incluirse en el proceso? La definición de la solución del problema y el compromiso de ejecutarla. La obligación de certificar y responder materialmente por cualquier falla en la misma, y los daños asociados. Esto resulta en condiciones menos favorables de entrada, pero de gran beneficio a largo plazo, ya que se garantiza la operatividad del aeropuerto con mejores condiciones de competencia y potencial de crecimiento.
