Un análisis de Alberto García Marrder – Especial para Proceso Digital –
Se llama Hugo Carvajal, más conocido como el “Pollo Carvajal” y fue el jefe de Inteligencia militar venezolana durante el gobierno de Hugo Chávez y el de Nicolás Maduro.
En el momento de escribir esta crónica, el exgeneral bolivariano está detenido (por segunda vez en dos años) en una prisión de Madrid, pendiente que los jueces españoles den el beneplácito a su extradición a Estados Unidos.
El gobierno socialista-comunista de España dio en el 2019, a regañadientes, su consentimiento a la extradición. Y poco después se fugó, con las facilidades que le dieron.
Al partido Unidas Podemos (UP), de extrema izquierda que cogobierna en España con el Partido Socialista (PSOE), no le interesa que Carvajal revele todas sus vinculaciones con el gobierno bolivariano, ni mucho menos las subvenciones millonarias que ha recibido.
Y en Caracas, quieren callarlo para siempre. Ya lo ven como un peligroso enemigo político. Y presiona a Madrid para que no sea extraditado a Estados Unidos.
En Washington, quieren meterle mano y desde hace días hay un avión de la DEA (Agencia Antidroga de Estados Unidos) en el aeropuerto de Barajas en Madrid para llevarlo inmediatamente ante un juez en Florida, acusado de narcotráfico.
Lo que realmente quieren los americanos es que hable. Porque Carvajal sabe mucho. Y si es inteligente, y lo es, que llegue a un acuerdo para darle precio a lo que pueda revelar. Menos años de cárcel a cambio de hablar.
A todo esto, en La Habana también siguen con interés lo que le pase al “Pollo” Carvajal, porque también les puede salpicar. Algunas de las supuestas rutas clandestinas para inundar a Estados Unidos de cocaína pasaban por Cuba y otras por Centroamérica-México.
La publicación española “Periodista Digital”, citando “fuentes diplomáticas”, escribe que las mafias podrían buscar “suicidar” al “Pollo Carvajal” en la prisión, para evitar que siga declarando y llevando pruebas ante la Audiencia Nacional de España o de llegar a ser extraditado, a Estados Unidos.
El exgeneral está acusado en un tribunal del Distrito Sur de Florida de haber colaborado con el Cartel colombiano del Norte del Valle y la guerrilla colombiana FARC, para inundar de cocaína colombiana a Estados Unidos, desde Venezuela y vía México.
También está acusado de blanqueo de dinero, secuestro, tortura y asesinatos de sus rivales.
El ex general Hugo Carvajal y en la segunda, con Hugo Chávez.
El periódico digital español “OKdiario” dice que cuando hace dos años llegó Carvajal a Madrid, una furgoneta del “Centro Nacional de Inteligencia” (CNI) lo esperaba en la pista de aterrizaje para llevarlo a un piso en Baldebebas, cerca de la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas.
Posteriormente fue detenido cuando Estados Unidos pidió su extradición. Una juez lo dejó en libertad provisional y se fugó.
Hace dos años, tres jueces de la Audiencia Nacional denegaron la extradición alegando una “inconcreción” de los cargos y al considerar que tras la petición de Estados Unidos había una “motivación política”.
No obstante, el pleno de la Sala encargada de estos casos, consideró que estaba acreditada una conducta continuada de Carvajal vinculada al narcotráfico durante 20 años.
Por casi dos años estuvo escondido hasta que la DEA le dijo a la policía española, para vergüenza propia local, el lugar exacto donde se escondía: En un edificio de apartamentos en la calle Torrelaguna, en el barrio de Ciudad Lineal de Madrid.
“OKdiario” afirma que Carvajal seguía “bajo la protección” del CNI cuando huyó.
Esta segunda vez, los jueces españoles no se fían y no le han dado la libertad provisional por temer a otra fuga.
La táctica ahora de Carvajal es ofrecer a la justicia española información y datos comprometedores sobre las supuestas subvenciones del chavismo al partido “Unidas Podemos”, para evitar o retrasar una extradición a Florida.
Pero Carvajal no ve en el gobierno español, según el periódico digital “El Español”, “ningún interés” por negociar un acuerdo que evite su extradición a Estados Unidos.
Y yo añado: pero si tiene interés en evitar que siga revelando las inquietantes vinculaciones bolivarianas de “Unidas Podemos”, de la que depende su estabilidad parlamentaria para mantenerse en el poder.