Tegucigalpa, Especial Proceso Digital – Las últimas incautaciones de drogas y destrucción de cultivos de marihuana y de sembradíos de coca, evidencia que el movimiento de estas substancias no para, pese a los golpes, a la pandemia, y al desmantelamiento y enjuiciamiento de cabecillas de carteles en Nueva York.
En las últimas semanas, las fuerzas del orden reportan de incautaciones de plantaciones de marihuana, destrucción de pistas de aterrizaje, narco laboratorios y hasta cultivos de coca, en su mayoría en el litoral atlántico y caribe del país.
En sus reportes, indican que a la fecha han asegurado más de tres mil kilos de cocaína, destruido más de 11 narco laboratorios y la inhabilitación de más de 30 narco pistas, éstas últimas en la región de La Mosquitia, en el caribe. El aterrizaje y detección de narcoavionetas nuevamente se ha intensificado en esa zona.
Para los analistas, estos datos son significativos pues en medio del confinamiento por la pandemia, la suspensión de ciertas garantías constitucionales y el toque de queda, el movimiento del tráfico y microtráfico de drogas siguió tan activo como en épocas normales.
Algunas formas de microtráfico
Su percepción es que el país sigue siendo usado no solo para el transporte de grandes cantidades de droga de sur a Norteamérica, sino que también para el impulso interno del microtráfico, definido por los expertos como el tráfico ilícito de pequeñas cantidades de sustancias de estupefacientes, caracterizado por su forma de ocultamiento y de distribución.
El microtráfico de drogas se encuentra en diversas partes del país, pero en especial en las zonas urbanas, donde las autoridades descubren, entre sus formas de movimiento, el transporte de drogas ocultas en vehículos, en chimbos de gas, camiones cisterna, en baldes plásticos, en carros de frutas u otras adheridas al cuerpo, por citar algunos ejemplos.
Uno de los sectores que más se encargan de mover este tipo de microtráfico en las grandes ciudades como Tegucigalpa y San Pedro Sula, son las llamadas maras o pandillas, ya sea para su comercialización, consumo o transporte. Casi a diario, lo reportes policiales informan de la captura de integrantes de estas bandas delincuenciales en acciones a las que también llaman narcomenudeo.
En paralelo al microtráfico, se desarrolla también el tráfico de drogas a gran escala, siendo las zonas del occidente, norte y el caribe las regiones donde más se reporta ese movimiento a cargo de organizaciones de transportistas de drogas, algunas de ellas, ligadas a lo que fueron los carteles que dominaron esas zonas como Los Cachiros o los Valle Valle, últimos que siguen activos en sus operaciones a cargos de los miembros de la segunda generación.
Las zonas de Colón, Yoro, Copán, Olancho y la Mosquitia siguen siendo regiones de alto tráfico de droga, al grado que hasta pequeños brotes de enfrentamiento entre pobladores misquitos y la autoridad se han reportado cuando se descubre un alijo de droga. Plantaciones de marihuana holandesa, la más cara del mercado, se han incautado en Colón y Copán, pero también el avance de las acciones del narcotráfico se ha detectado en las montañas que rodean a San Pedro Sula, incluso en colonias populares, al detectarse presuntos laboratorios de droga.
Configuran todos los ciclos de droga
A nivel del narcotráfico, Honduras dejó de ser un país de tránsito para volverse uno de comercialización, producción, procesamiento, distribución y hasta consumo de droga, configurando así toda la cadena del delito en el tráfico de drogas.
Presente en el país desde la década de los setenta, el narcotráfico ha alcanzado niveles de penetración inimaginables, siendo su sagacidad en la política y las estructuras del poder, la forma más visible descubierta ante las peticiones de extradición o designación en su lista de mafias, hecha por las autoridades de Estados Unidos.
De un tiempo a acá, el desmantelamiento de carteles de droga ligados a mafias mexicanas y colombianas empezó a azotar el país, y con ello, se ha visto el desfile en las cortes estadounidense de Nueva York y Virginia, de personajes políticos, policiales y de capos que por décadas operaron al amparo de la impunidad, entre ellos prominentes figuras políticas.
Si bien los golpes a la lucha antidroga han sido fuertes, el movimiento de los carteles y del narcomenudeo o microtráfico parece seguir su rumbo, con nuevos actores o nuevas generaciones, de ahí el interés de Estados Unidos en reforzar sus acciones de cooperación y combate con Honduras, en especial con las fuerzas del orden y los operadores de justicia.
Como parte de una nueva estrategia antidroga que parece impulsar en la región los Estados Unidos, se inició en abril la llamada “Operación Dominio” que culminó en octubre y a cuya clausura vino el jefe del comando sur de las fuerzas armadas de Estados Unidos, el almirante, Craig Faller, quien destacó los éxitos de las operaciones conjuntas efectuadas en el marco de esa operación, que entre otras acciones, dejó más de medio millón de dólares incautados producto de la droga y la detención de más de 195 criminales.
Pero la “Operación Dominio”, según los entendidos, es solo la punta de lanza de una estrategia antidroga de más largo aliento que impulsa Washington en los llamados países del Triángulo Norte de Centroamérica: Guatemala, El Salvador y Honduras, dada la recomposición que están haciendo los carteles mexicanos y colombianos con fuerte presencia en la subregión.
De acuerdo con las autoridades de inteligencia policial, en declaraciones a los medios locales, por ahora han destruido unas 15 plantaciones de cocaína, con más de 346 mil plantas, que se presume estaría siendo financiada por algunos de los carteles mexicanos o colombianos; ellos creen que buscan hacer de Honduras un “país ensayo” para determinar la efectividad en la producción de narcóticos que sea una opción viable en el transporte de la droga, a un nivel superior.
De ahí que, en las últimas semanas, las autoridades del orden y del Ministerio Público informen de sus operaciones de rastreo de redes criminales y la captura y comiso de droga como parte de las intensificaciones antidroga. Ese trabajo devela como las estructuras criminales de la droga, a nivel macro y micro, siguen operando, a pesar de los golpes, y a pesar de las acciones que salen de los casos de narcotráfico en Nueva York, las confesiones y condenas a los cabecillas, y las nuevas acciones que, al respecto, estarían por venir. (PD)