Tegucigalpa – Los menores y jóvenes en la actualidad se enfrentan a una serie de retos que generan los avances tecnológicos y tendencias juveniles. Los retos suicidas que aparecen en un abrir y cerrar de ojos, se suman al acoso escolar y la vorágine que representan los modelos innovadores de dispositivos móviles.
– Padres desentendidos del entorno de sus hijos y una galopante exposición a la tecnología, aumenta la vulnerabilidad de los niños hoy en día, coinciden expertos.
De esta realidad no se escapa un país relativamente en vías de desarrollo como Honduras, donde las historias se cuentan por montones en torno a casos que retratan la forma en que se ha socavado la figura de familia.
Más de 75 suicidios se registran en lo que va de este 2019 -más de uno diario-, y en su mayoría se trata de menores de 18 años, es decir niños.
La era tecnológica significa un riesgo para nuestros niños, muchos de los cuales se exponen a retos y modas que pueden ser atentatorios contra sus vidas e incluso para los demás.
Recientemente estuvo en la palestra el juego denominado “La Ballena Azul” y en Honduras se reportaron varios suicidios relacionados a esta tendencia de muerta. En la actualidad ha cogido impulso el “Momo Challenge”, muy parecido al primero, que ya cuenta desenlaces fatales en otros países del continente.
Sumados a los anteriores, recientemente se informó de un suicidio de una jovencita que se ligó al juego de la Güija. Amigos de la fallecida dijeron que la menor alardeaba sobre esta peligrosa práctica.
Los centros de enseñanza suelen ser escenarios de acoso escolar, no importa si son públicos o privados. Aquí muchos de los menores alardean sus aparatos móviles y otros dispositivos electrónicos que contribuyen a que se propaguen tendencias contradictorias a la formación de los párvulos.
Papel de la familia
Para la directora del Observatorio de la Violencia de la UNAH, Migdonia Ayestas, muchos de estos problemas se manifiestan en nuestras sociedades es por la débil relación que existe entre padres e hijos.
“La confianza es un papel fundamental para que nuestros hijos se formen con valores. Eso ayudará a que los niños cuenten sus problemas o algunas situaciones extrañas a sus progenitores”, citó.
La detección temprana de comportamientos extraños permitirá a los padres tomar decisiones sobre sus hijos, dijo Ayestas, que agregó: “las atenciones tempranas ayudan mucho para evitar historias tristes de nuestros menores”.
Remarcó que las iglesias juegan un papel importante en la formación de los ciudadanos, en el sentido que una persona con valores sólidos difícilmente caerá en este tipo de conductas suicidas o agresivas.
En torno a los suicidios, mencionó que de los 403 casos que se registraron en 2018, el rango mayoritario de muertes en hombres oscila entre 20 y 29 años, mientras en las mujeres fue de 15 y 29.
Reflexionó que las niñas suelen ser más vulnerables con las tendencias suicidas.
Menores expuestos a la tecnología
A criterio del sociólogo Armando Orellana, los menores no están sicológicamente preparados para controlar la tecnología por lo que tienen acceso a juegos cibernéticos que derivan muchas veces en acoso y otras tendencias perjudiciales para la salud.
“A nivel cibernético, existe inseguridad para el ser humano, en especial en los menores que no tienen una preparación sicológica para enfrentar cualquier tipo de atentado que dañen su personalidad o algún trauma tipo sicológico a la que puedan estar expuestos”, dijo Orellana en plática con Proceso Digital.
El sociólogo atribuyó que en temas digitales se necesita no solo una educación en programas, también es oportuno el buen manejo de la tecnología.
Indicó que más allá de una regularización de los contenidos cibernéticos o una penalización contra los autores de acoso cibernético, la sociedad debe analizar los riesgos del acceso a la tecnología.
Orellana pidió que el Estado, padres de familias, menores, medios de comunicación, organizaciones de derechos humanos y sociales se involucren en una regularización del contenido cibernético.
Sugirió que los padres de familias aprendan y se involucren en el tema de la tecnología para medir los riesgos del consumo cibernético debido a que los menores no tienen un control de lo que consumen en el infinito ciberespacio.
“Las asociaciones de padres de familias en los centros educativos están obligadas a trabajar estos temas para que los padres tengan información y puedan ayudar corregir o detectar posibles problemas”, puntualizó.
Definió que los retos cibernéticos son producciones que en algunos casos son gratuitos que se incorporan en la vida de los jóvenes y llevarlos a un nivel de adición o atenten contra su propia vida.
“No solamente es cuestión de inseguridad traumática sino que puede atentar contra su vida o manipular para cometer un homicidio”, advirtió.
El sociólogo añadió que estos retos cibernéticos irán aumentando, a medida que sea un acceso libre a los menores, que provoca un daño al ser humano.
Reconoció que hay un rezago generacional entre padres e hijos en el consumo de la tecnología, redes sociales, juegos en línea debido a que los primeros pueden llegar cansados o no están involucrados en la vida de los menores.
“Tenemos una sociedad que muchos padres no están involucrados en la supervisión de sus hijos”, admitió.
El sociólogo concluyó que se ocupa que los padres de familias se involucren para que midan los riesgos, una regularización por parte de las autoridades, penalización a los autores en delitos cibernéticos y una preparación en el manejo del acceso tecnológico y digital.
Familias débiles y pérdida de valores
Para la siquiatra Ninoska Ordóñez, estamos ante una sociedad bastante vulnerable y frente a mentes criminales que han encontrado en el ciberespacio un negocio que cada vez más está penetrando más intimidad de los hogares hondureños.
Además existe un desentendimiento entre padre, madre e hijos, ya que hoy en día tenemos padres de familias cansados, que han encontrado en la tecnología, la herramienta para entretener a sus hijos, sin darse cuenta cuales son los contenidos a los que está accediendo por medio de un teléfono.
Remarcó que otra de las problemáticas es la pérdida de valores espirituales y familiares, ya que no se están atendiendo las flaquezas sentimentales o mentales en los adolescentes, y los llamados son, en primera instancia sus padres, quienes no se están preocupando por el consumismo multimedia.
Los medios de comunicación juegan un papel predominante -prosiguió-, así como su amplia cobertura permite llegar a adolescentes, donde todos sabemos que es una etapa en la que los seres humanos tendemos a flaquear. Y no hay psicoeducación de parte de los padres de familia.
Apoyo emocional
La sicoeducación hace referencia a la educación o información que se ofrece a las personas que sufren de un trastorno sicológico, aunque este tipo de intervenciones sicológicas también incluyen el apoyo emocional, la resolución de problemas y otras técnicas.
La siquiatra externó que “es una lástima porque cada vez aumentan las victimas que navegan bajo las amenazas de la criminalidad, el problemas es que son los padres de familia quienes están brindado las herramientas tecnológicas y en muchas ocasiones por solucionar un problema de conducta, se genera un problema mucho más grande que termina hasta con la muerte de un hijo”.
“Los padres de familia estamos minimizando la capacidad cognoscitiva del niño, pues a veces manejan conceptos que ni nosotros mismos manejamos, sin embargo tienen amplia cobertura de información, y eso los convierte en niños extorsionadores y manipuladores, que siempre suelen lograr sus objetivos pese al reclamo de un adulto”, lamentó.
Falta de amor y educación
Hoy en día se quiere recompensar el poco amor que se les da a los hijos, con el facilitamiento de objetos tecnológicos, eso es lo que implica la pérdida de la autoridad sobre los hijos. Sin embargo una mente criminal de alto grado de convencimiento pasa a tomar control de las decisiones de los niños y adolescentes.
Ordóñez citó que la estructura familiar debilitada, en la sociedad es el objetivo perfecto para atacar a un joven que hasta cierto punto es inocente, debido a carencia de valores morales y espirituales; esto concluye en la baja autoestima, donde se cae en el juego entre el valor y la cobardía, entonces nadie se quiere ver cobarde, ni siquiera ante los desconocidos.
Puntualizó que lo que se necesita es reestructurar la familia y fortalecer su papel en la sociedad para enfrentar estas mentes enfermas; que siguen ganando con solo un clic en sus sitios webs. El caso es que las redes sociales no tienen fronteras ni limites, llegan y logran adicción y por ende problemas.
“Para evitar este tipo actividad criminal en la familia, se necesita mayor control sobre los hijos, además despojarlos de ese tipo de herramientas que los hace esclavos de los enemigos de la humanidad y de las familias; porque entre más educación tiene una persona mejores decisiones tomará frente a cualquier propuesta indecente que se les pueda presentar”, finalizó.