Miami, (EEUU) – El presidente de Estados Unidos, Barak Obama, se ha dejado robar por el líder ruso Vladimir Putin la iniciativa en política exterior, especialmente en el conflicto sirio en Oriente Medio.
En Estados Unidos se conoce como un “lame duck” (pato cojo) a un presidente que está a punto de terminar su mandato y Obama lo está demostrando serlo, no solo en política interior, sino también en la exterior.
Una imagen lo dice todo. En su reciente y frio encuentro en la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, Obama le tiende la mano a Putin sin verlo a los ojos, este no le responde el saludo y lo ve desafiante a los ojos, a pesar de su pequeña estatura.
Al día siguiente, Putin ordenó bombardeos aéreos en Siria contra posiciones de los rebeldes, que apoyados por Washington, tratan de derrocar al presidente sirio, Bashar al-Assad, con el pretexto que lo hace también contra el Estado Islámico.

Y para mayor humillación a Washington, le informa a Estados Unidos que sus aviones bombardeos no pueden sobrevolar la zona donde operan sus aviones.
En su discurso ante la Asamblea General, Putin, encima, se adelanta a Obama y propone una coalición internacional para sacar a los extremistas del Estado Islámico de Irak y Siria, “como cuando los aliados lo hicieron contra Hitler en los años cuarenta.
La lucha contra el Estados Islámico es lo único que une a Moscú y Washington en Oriente Medio, pero cada uno lo hace a su manera. Y en Siria, difieren. Putin quiere mantener en el poder al dictador Assad, mientras Washington quiere que deje el poder.
Irak, que hasta hace poco era un aliado de Estados Unidos, se ha unido a Rusia, Irán y Siria para compartir información de inteligencia en la lucha contra el Estados Islámico.
Para la columnista Rosa Townsend, del diario “El Nuevo Herald” de Miami, “parece tarde para que Washington recupere terreno en Oriente Medio, sobre todo la reputación perdida”.
“Solo hace falta ver los titulares internacionales para constatar que a Obama se le percibe como bien intencionado, pero sin demasiadas agallas”, agrega la columnista española.

Putin, que quiere recuperar para Rusia, el prestigio que tenía la desaparecida Unión Soviética como una gran potencia, ya le tomó a Obama la iniciativa con su intervención en Ucrania, y la invasión a Crimea.
Sin embargo, a Obama, quien dejará de ser presidente en 15 meses, se le nota como titubeante e indeciso ante los desplantes de Putin. De nada han valido las sanciones que Estados Unidos y la Unión Europea han aprobado contra Rusia por su intervención en Ucrania.
Aunque está haciendo un daño enorme a la economía rusa, Putin sigue igual de provocador y desafiando a Washington, sin tener miedo a las consecuencias.
Analistas norteamericanos piensan que la estrategia de Putin es la de convertirse en imprescindible para eliminar al Estados Islámico y en apaciguar, tanto a Siria como a Irán, para que Occidente elimine las sanciones contra Rusia.

Por ahora, la lucha rusa contra el Estados Islámico, parece ser más efectiva que la que viene realizando Estados Unidos y sus aliados europeos. Rusia acaba de hacer lo que Estados Unidos nunca ha hecho antes: lanzar misiles Crucero desde sus buques de guerra, esta vez desde el Mar Caspio contra posiciones del Estado Islámico en el norte de Siria.