Tegucigalpa.– La reciente elección de la Corte Suprema de Justicia en un ejercicio que llevó a los legisladores a estrenar el voto secreto ante el fracaso en primera instancia de una nómina consensuada entre una comisión especial del legislativo, deja muchas lecciones a las elites políticas, en particular a la llamada oposición legislativa que no ha dado el paso del tumulto a la incidencia.
A excepción del Partido Liberal—que siendo tercera fuerza política logró jugar al mejor estilo del bipartidismo—los partidos Libertad y Refundación (Libre), junto al Partido Anticorrupción (PAC), no solo no pudieron incidir en el proceso para cambiar el rumbo de las cosas como querían, sino que terminaron a lo interno con profundas fracturas a lo interno.
En el caso de Libre, muy tarde se dieron cuenta que pudieron incidir en la conformación de la nueva Corte Suprema de Justicia con más de algún magistrado en la etapa de selección y elección que comenzó con la Junta Nominadora. Libre desde un principio descalificó el proceso pero al ver que en la lista de 45 fue el bipartidismo político el que predominó, buscó mecanismos para intentar cambiar las reglas del juego.
El coordinador del Libre, el ex presidente Manuel Zelaya Rosales, anunció que no votarían por ninguno de la nómina de 45 y llamó a cerrar filas a su bancada para seguir la línea del partido, misma que se cumplió a excepción de los diputados Esdras Amado López y Dennis Sánchez, que votaron por la nómina oficial indicando que lo hacían por la democracia y la gobernabilidad del país.
Pero Manuel Zelaya nunca dejó de estar abierto a las negociaciones en el tema de la elección de la Corte Suprema de Justicia al condicionar su voto a cambio de reformas políticas, electorales y la participación de su partido en el Tribunal Supremo Electoral.
Se acercaron…pero nada
Así Zelaya se reunió con el presidente Juan Orlando Hernández y el titular del legislativo, Mauricio Oliva. Una de las citas fue en la residencia de Oliva y el ex presidente Zelaya llevó como testigo al empresario Mauricio Ramos. Zelaya presentó un pliego de 12 condiciones para negociar la elección de la Corte Suprema pero no llegaron a acuerdos concretos.
“Yo me reuní con el presidente Hernández, le entregué un pliego de peticiones, pero él no me dio nada, ni yo tampoco”, dijo el ex presidente Zelaya en varias ocasiones, aunque siempre dejó abierta la puerta para la negociación que nunca fructificó.
En tanto, el Partido Anticorrupción (PAC) se convirtió durante los 18 días que duró el proceso de votaciones secretas y públicas de los nominados al poder judicial, en el fiel de la balanza que bloqueó hasta donde pudo la elección.
Su líder, Salvador Nasralla, se mantuvo en contacto permanente con sus diputados y presentó una nómina de candidatos a la suprema corte de justicia—liberales y nacionalistas—que a su juicio tenían mejores criterios e independencia para integrar la nueva corte, pese a que la mayoría de ellos no aprobaron las pruebas de confianza.
Nasralla y los diputados del PAC estuvieron también en pláticas con el partido Nacional y el Liberal.
Según protagonistas, la madrugada del martes 9 habían llegado a un acuerdo con el Partido Anticorrupción para integrar dos de su lista de aspirantes a la nómina de 15 magistrados.
El Partido Nacional iba a retirar a uno de sus candidatos y el Partido Liberal haría lo mismo. Siempre los magistrados iban a ser liberales y nacionalistas, solo que de la lista que había presentado el PAC.
Un errático Partido Anticorrupción.
Pero a último momento, Nasralla se echó para atrás, cambió de impresión y botó la negociación. Ahí liberales y nacionalistas entendieron que no sería posible seguir dialogando porque la postura del PAC fue siempre errática, relataron a Proceso Digital los negociadores.
El quiebre para el PAC se produjo ante fricciones internas entre Nasralla y algunos de sus parlamentarios, en especial mujeres, al grado que una de ellas, Marlene Alvarenga, denunció ser objeto de humillaciones por la forma en el trato que el coordinador del PAC daba a quienes no compartían su forma de pensar.
Esas fricciones llevaron al PAC a que la unidad interna de oposición a la nómina se rompiera y se destrabara la elección de los magistrados.
El PAC perdió así no solo la oportunidad de haber incidido también en la elección de la nueva Corte Suprema de Justicia, sino que salió también con fracturas internas, que les obliga a aprender la lección y replantear sus acciones estratégicas.
La oposición que no es: así los ven En una encuesta de percepción de opinión sobre la situación hondureña, realizada antes de la elección de la Corte Suprema de Justicia, hecha por el Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC) de la Compañía de Jesús en Honduras, los encuestados indicaron que los partidos que hacen oposición en el Congreso Nacional son Libertad y Refundación (43.35); el PAC (26.2%) y el Partido Liberal (15.6%), el PINU con 6.2% y la gran mayoría no sabe o no respondió, entre otras aristas. Pero si bien los consultados identificaron a estos partidos como los que hacen la oposición en el parlamento, a la pregunta ¿qué tan de acuerdo está con la actuación del partido….en el Congreso Nacional? En el caso de Libre un 55% dijo estar en desacuerdo con su actuación en el parlamento, solo un 14% dijo estar muy de acuerdo y un 25% algo de acuerdo. La actuación del PAC en el Congreso, por su parte, es desaprobada en un 47.7% por los consultados, en tanto un 16.7% dijo estar muy de acuerdo con sus actuaciones y un 30.9% algo de acuerdo. En el caso del Partido Liberal, un 47.6% dijo no estar de acuerdo con la forma que hace oposición en el Congreso, pero un 18.5% dijo estar muy de acuerdo y un 31.3% algo de acuerdo. Los datos arrojados por la encuesta del ERIC de los jesuitas y las últimas acciones que marcaron la elección de la Corte Suprema de Justicia, deja tanto al PAC como a Libre, en escandalosa, lejano a la incidencia política efectiva para alcanzar los cambios. |
Mientras el Partido Liberal mantiene el desafío de articular alianzas constructivas.
Del lado de la bancada independiente, conformada por disidentes de Libre y ahora de PAC, así como los solitarios diputados del Pinu y Unificación Democrática, tienen la opción de consolidar un bloque que permita el balance en cualquier votación que requiera de mayoría calificada.