Negacionistas y antivacunas, la lucha por el control del COVID-19

Tegucigalpa – Mientras millones de personas en el mundo se enfrentan a las siguientes oleadas del coronavirus, que incluso han sido más mortíferas que la primera, buena parte del globo asiste incrédulo a la intensificación de las corrientes de los negacionistas de la pandemia, así como la obstrucción de los libertarios que se enfrentan a las gobiernos por las medidas de restricción impuestas a la circulación.

La combinación de los negacionistas del COVID-19, los libertarios que proclaman los derechos constitucionales a la libertad de circulación y al no uso de mascarillas, así como las antiguas corrientes de los opositores a las vacunas, está provocando que la lucha contra el nuevo coronavirus siga cuesta arriba en el mundo.

Los jóvenes rechazan voluntaria o involuntariamente las medidas como el confinamiento en el mundo entero.

Aunque Estados Unidos, Europa y otros países desarrollados llevan a cabo campañas de vacunación masiva, esto no ha impedido que las nuevas oleadas provoquen alarma en los ciudadanos y la presión en los hospitales, obliga a los gobiernos a tomar nuevas medidas, pero estas acciones se encuentran con la oposición de un sector de la población.

La india vive situaciones dramática con la pandemia del COVID.

La irrupción de las nuevas cepas del virus SARS CoV-2 de Sudáfrica, Inglaterra, Brasil y la última de La India han provocado una nueva oleada de casos de COVID-19 que causan la saturación de los sistemas de salud de los países y que obligaron a los gobiernos a adoptar nuevas medidas de restricción y confinamiento en Europa, Asia, Oceanía y Latinoamérica.

La India es el caso más dramático de la irrupción de la nueva oleada, ya que millones son afectados y se observan imágenes de fotografías y televisión de personas que caen en las calles.

Las piras han vuelto a aparecer masivamente, ya que las cremaciones son masivas ahora, no hay tiempo para los funerales privados.

Negacionistas

El presidente de Brasil Jair Bolsonaro.

La principal corriente que impide un avance de las fuerzas de la salud y de la ciencia contra la propagación del COVID-19 son las corrientes negacionistas, la que propala que el virus no existe y que es una creación de los gobiernos para controlar a los ciudadanos.

Dentro de este movimiento hay una subcorriente que sí admite la existencia del virus SARS Cov-2 pero que señala que fue fabricado en laboratorios y soltado a fin de dar a los gobiernos herramientas que controlen a la población.

El gobierno estadounidense, durante la administración del ahora expresidente Donald Trump, fue uno de los insinuadores que el virus fue creación de China en uno de sus laboratorios, algo que rechazó enfáticamente Pekín.

El expresidente de Estados Unidos Donald Trump.

Pero hubo otras personalidades e incluso jefes de Estado que rechazaron la importancia del COVID-19 e indicaron que el mundo no podía parar, por lo que rechazaron imponer medidas de restricción o confinamiento, ya que negaban su peligro.

Uno de ellos es el presidente de Brasil Jair Bolsonaro, que llegó a afirmar en la parte dura de la primera ola a mediados del 2020 que el COVID-19 era una “simple gripecita”.

Bolsonaro, seguía las mismas líneas de Trump que rechazó desde el inicio medidas de restricción, de manera que hoy Brasil es el segundo país que tiene más muertos en el mundo por coronavirus al superar los 400 mil fallecidos, solo abajo únicamente por Estados Unidos que lleva más de 500 mil muertes.

Otro fue el presidente de Tanzania, John Magufuli, que negó la existencia del virus en su país, aunque admitió que estaba presente en el resto del mundo, tras varios días de oración declaró libre a su país de la pandemia. Ordenó al sistema de salud suspender las pruebas de COVID y que no se informará de más muertes por dicha enfermedad.

Los incrédulos de la pandemia representan una amenaza para la salud de las personas según la OMS.

El presidente Magufuli falleció el pasado 17 de marzo, oficialmente el gobierno dijo que fue a causa de problemas cardíacos.

Pero las corrientes negacionistas se mantienen en todos los países y son los propaladores que la enfermedad no existe o fue inventada por grupos especiales o gobiernos para intensificar el control sobre la ciudadanía.

Libertarios

En algunos países, como en Honduras el proceso de vacunación es lento.

También las sociedades y gobiernos deben hacer frente a los movimientos de los libertarios, que se oponen a las políticas de restricción de circulación, confinamientos y leyes que imponen el uso obligatorio de las mascarillas o cubre bocas de las personas en los espacios públicos.

En Europa, Estados Unidos y algunos latinoamericanos se han observado protestas de estos grupos de personas que se oponen a que se impongan medidas de control gubernamental sobre los ciudadanos señalando que se están violando sus derechos de libertad individual establecidos en sus constituciones nacionales.

Al movimiento libertario se han unido grupos de pequeños empresarios, especialmente del sector turismo, restaurantes, bares y otros, que señalan que no pueden mantener cerrados sus establecimientos debido a que los han llevado a casi el cierre total de operaciones.

Los negacionistas y antivacunas, son grupos que están tomando fuerza en Europa, Estados Unidos y otros países.

Igualmente se adhirieron a esta causa grupos de jóvenes que tras un año de restricciones y confinamientos reclaman más espacios libres para el esparcimiento, ello equivale a la libre circulación, acceso a cines, bares, discotecas, playas y otros lugares de esparcimiento.

Antivacunas

Luego que el mundo ya tiene acceso a las vacunas, en forma desigual ya que los países ricos y desarrollados controlan más del 90% de las dosis aplicadas y existentes, desde hace más de cuatro meses, el movimiento antivacunas ha surgido poderosamente en el mundo.

Mientras el mundo entero busca contrarrestar la pandemia, hay quienes siguen creyendo que el COVID no existe.

Dicho movimiento siempre ha existido, ya que negaban que se tuvieran que aplicar vacunas a los infantes y adultos, ya sea por razones religiosas, culturales u otras.

Pero ahora el mismo ha resurgido poderosamente contra la vacuna del COVID-19, argumentando que la misma sirve de control social y biológico de parte de los gobiernos, ya que aducen obtienen información genética y de otras variables de salud de los individuos.

Hay otros grupos que señalan que con la vacuna se inocula a las personas de elementos biológicos que en el futuro puedan servir de control para instituciones o gobiernos.

El 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) consideró al movimiento antivacunas como una de las amenazas a la salud mundial y la vinculó al incremento de casos de sarampión en Europa.

Honduras

Honduras apenas a vacunado un poco más de 56 mil trabajadores de la salud con vacunas donadas.

En el país, el movimiento antivacunas es fuerte y recientemente las autoridades de salud señalaron que el 2020 no se cumplió con las metas de vacunación anual tradicional en infantes contra el sarampión, tosferina y otras, la conocida como pentavalente.

Igualmente la vacuna contra la gripe estacional que se aplica a las personas mayores de 60 años se pudo cumplir con las expectativas que se tuvieron en años anteriores.

Los expertos hondureños en salud han destacado la preocupante cifra de hasta el 30% de ciudadanos del país han señalado que no se aplicarán la vacuna contra el COVID-19. JP

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